lunes, 16 de septiembre de 2013

El drama de Emily: perdió a su bebé por brutal golpiza


lunes 16 de septiembre de 2013 06:17 AM
José Querales / A. Bastidas / Carora
Nicolle creció ocho meses en el vientre de su madre Emily Rodríguez, de 18 años, y desde entonces plenaba de alegría los corazones de su familia materna, quienes esperaban con ansias su llegada.

Pero la vida de la bebé se truncó abrupta e inesperadamente, el pasado 20 de agosto, cuando su propio padre, un sargento activo de la Guardia Nacional, adscrito al Destacamento 47 de Lara, Carlos Jiménez Brito (26) golpeó con fuerza a Emily, en complicidad con su esposa María Gregoria Mogollón, de 21, haciéndola perder a la bebé que llevaba con ilusión en su vientre.

Para sorpresa de todos, aunque Jiménez y su esposa creían haber consumado el asesinato de Emily y de la bebé, la mujer sobrevivió por más de 20 horas, atada, con una bolsa plástica en la cabeza, con heridas punzopenetrantes en el cuello y en un paraje solitario, cerca de un camposanto, en la vía Aregue, en Carora, estado Lara.

La joven, estudiante de 4° año de bachillerato en el Liceo Andrés Bello, aún se recupera de las heridas. Ella contó a PANORAMA el horror que vivió:
“Conocí a Carlos en Carora a través de unas compañeras de clases que me lo presentaron, él me pidió el número y comenzamos a enviarnos mensajes de textos. Luego nos empatamos y duramos un año y seis meses.
Cuando sentí los síntomas de embarazo le dije a Carlos y él me acompañó a realizarme los exámenes de rutina, inclusive hablamos con mi papá y él se comprometió que velaría por nosotros.
Un día recibí un mensaje de texto de la esposa de Carlos, yo no sabía de su existencia. Cuando lo enfrenté, él admitió estar casado y desde ese momento no volvimos a salir.
Un día, él me llamó y me dijo que necesitaba hablar conmigo. Se presentó en un vehículo Spark y me recogió cerca de mi casa. Me extrañó mucho que tomó la vía del caserío de Quebrada Grande. Allí comencé a asustarme.

Le dije por aquí no quiero andar y de una vez envié un mensaje de texto a una prima indicándole la ruta que estaba tomando, luego recibí una llamada de mi papá , quien me preguntó por las llaves y le dije: No las tengo y le grité me quieren matar.

Luego, desde la parte trasera del auto salió la mujer de Carlos y, de pronto, entre los dos empezaron a golpearme.
Por los golpes que me propinaron perdí el conocimiento, no sé por cuánto tiempo estuve desmayada.
Al despertar, con la poca fuerza que me quedaba, comencé a buscar la manera de quitarme las amarras y solo logré desatar una mano, porque yo estaba muy débil.

No podía levantarme y permanecí tirada en el piso, un perro estuvo todo el tiempo a mi lado, solamente escuchaba el ruido de los carros y los ladridos del animal. Comencé a orar, a pedirle a Dios mientras las horas pasaban y nunca perdí la fe.
Al siguiente día, casi al mediodía, aparecieron unas 40 personas al paraje solitario, entre ellos mi papá Teodoro Rodríguez, vecinos y mi prima. Ellos me auxiliaron”, contó.
El vehículo que el sargento y su mujer tripulaban el día del ataque a Emily lo habían robado a un taxista. El dueño del auto denunció.
La mujer ahora tiene fractura del tabique nasal, el brazo derecho dislocado, herida en la garganta del lado izquierdo con 19 puntos, hematomas en los brazos, raspones, herida en la ceja derecha y una herida en la parte posterior de la cabeza con 26 puntos.

A pesar de todo, Emily afirma no sentir odio hacia el sargento y su esposa, pues cree en “la justicia divina”.
“Quiero estudiar y dejar atrás todo lo vivido”, insiste.
Sentada en una silla de rueda, seca las lágrimas que corren por su rostro, para afirmar: “Estaba muy entusiasmada con la llegada de mi hija Nicolle. Cuando me la sacaron del vientre ella pesaba ya 2 kilos 700 gramos y medía 52 centímetros”.

Sobre el militar se sabe que el hombre, el día del hecho, tenía guardia en su comando y pidió permiso para ir a “hacer una vuelta”.

Las autoridades han declarado que el efectivo tomó un taxi para buscar a su esposa, con quien había planeado matar a la mujer y al bebé. El Juzgado 11 de Control de Carora a cargo de Edgardo Sánchez ordenó la reclusión del militar y su esposa en la cárcel de Tocuyito.

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