Por Cándido Quintana
Jueves, 22 de septiembre de 2016
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Nada escapa - escribe CÁNDIDO QUINTANA, miembro de la
Plataforma por el Derribo del Mamotreto y contra la Corrupción de Sta.
Cruz de Tenerife- a la corrupción político empresarial en esta
desafortunada ciudad, por culpa de una manada de sinvergüenzas (...).
Y ahora el Recinto Ferial, y así, sucesivamente, nada escapa a la corrupción político – empresarial
en esta desafortunada ciudad, por culpa de una manada de sinvergüenzas.
No es de recibo tener que hacer lo contrario a lo normal, que sería
constatar que las actuaciones y obras públicas son ejecutadas por los
políticos y gobernantes de forma diáfana y sin que se originen desvíos
improcedentes o injustificados. Todo lo contrario, hay que hacer
verdaderos esfuerzos para comprobar que alguna sale adelante sin que las
habituales y clásicas rapiñas hagan acto de presencia.
Mucho se ha hablado y se seguirá hablando de la Trama de Las Teresitas,
es como si se hubiera situado a Santa Cruz en el Libro Guinness, a la
cabeza en indecencia, y aun así, este deleznable affaire ha conseguido
eclipsar a otros muchos que han nacido a su vera, eso sí, con una
increíble coincidencia de actores. Visto lo visto, no me fío ni de Las Teresitas, ni del Mamotreto, ni del Parque Marítimo de Anaga, ni de la Marina Privada de Valleseco, ni del Parque Marítimo César Manrique, ni del García Cabrera, ni de la Casa Siliuto, ni de la Vía del Barranco Santos, ni del Parque Municipal, ni de la Plaza de España, ni del Auditorio de Tenerife, ni de etc., etc., etc., y ahora ni del Recinto Ferial. ¿Nos podemos fiar de alguna actuación pública aquí?
No se
es elegido como representante público, en ningún lugar, para actuar de
estas asquerosas maneras, sino todo lo contrario. Se es elegido para
administrar los Recursos Públicos con honestidad y congruencia, mirando,
“SIEMPRE”, por conseguir la máxima calidad al menor
coste posible, algo por lo visto impensable por aquí. Dos claros
ejemplos, compra del frente de playa de Las Teresitas, que por cierto ya
era nuestro, pagando el triple de lo tasado por la propia Gerencia de Urbanismo, o el Auditorio, cuadruplicando el coste del proyecto inicial. ¿Qué se puede hacer para atajar estas tan habituales y deleznables formas que nos desbordan?
No hay otra, hay que catalogar como Sagrados los Recursos Públicos
y actuar en consecuencia, pues ni el miedo a duros fallos judiciales,
como el mamotreto, hacen mella en estos políticos y gobernantes de
vergüenza y algo más. Algo sagrado, como si de prácticamente un crimen
se tratara, dado los grandes esfuerzos que a muchas familias les cuesta
contribuir a ellos, y elevar significativamente sus penas. Y al menor
indicio de malversación de caudales públicos que se detecte, se exijan
las devoluciones que procedan y pisen el “trullo”, como le
sucede a cualquier otro chorizo. Y esto tiene que ser más pronto que
tarde, porque el tiempo hace olvidar y, a veces, prescribir algunas
dolosas causas.
De
verdad, Santa Cruz y Tenerife tienen un grave problema y se echan en
falta políticos que den un puñetazo en la mesa, más allá de pactos y
otras zarandajas, ¡¡¡NO TODO VALE!!! Por ejemplo, ¿puede
decir el Gobierno de Canarias que se niega a autorizar la demolición
del mamotreto, cuando existe sentencia firme y se está en fase de
ejecución? ¿Secundan los Socialistas, en ese TODO VALE esta barbaridad,
cuando ellos mismos han actuado para que ese emblema a la corrupción
caiga, como corresponde? ¿Se trata de apoyar a unos empresarios afines o
de salvar cabezas de los condenados cercanos? ¿Es que se han puesto de
acuerdo Ayuntamiento y Gobierno de Canarias para dilatar el derribo en
base a una nueva demanda de risa? ¿Es que la Justicia pasa a un segundo
término ante esta mascarada de unos gobernantes que han perdido el
rumbo? Sólo espero que la Justicia ponga a cada uno en su sitio con urgencia y contundencia.
(*) Cándido Quintana es miembro de la Plataforma por el Derribo del Mamotreto y contra la Corrupción
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