lunes, 22 de mayo de 2017

Carolus Wimmer: No enfrentamos un tigre de papel (Eco Popular)

 






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Carolus Wimmer: No enfrentamos un tigre de papel

Publicado por: EcoPopular en Noticias, Política mayo 21, 2017 0 34 Visitas
Por Verónica Díaz Hung
Algunos tenían la esperanza, primero con la llegada de Barack Obama y luego con Donald Trump, que soplarían vientos de cambio en torno a la política hostil de Estados Unidos hacia Venezuela, pero esto no ocurrió porque invariablemente de cual sea la administración de turno, la geopolítica gringa se ha basado en la Doctrina Monroe, que impone una visión hegemónica hacia toda Latinoamérica.
Carolus Wimmer, diputado suplente por el estado Trujillo y Secretario de Relaciones Internacionales del PCV, explica que la actual agresión al gobierno legítimo de Nicolás Maduro, obedece a este modelo imperial vigente durante los últimos 200 años.
En 1845 la Doctrina del Destino Manifiesto robusteció al planteamiento de Monroe al expresar la creencia de que la élite en el poder en Estados Unidos está destinada por Dios para llevar la “democracia” y la “cultura” al resto de los pueblos. Bajo este precepto están convencidos de que Dios eligió a ese pueblo para ser una nación superior al resto del mundo.
En 1904 el presidente Theodore Roosevelt modificó la Doctrina Monroe a través de una enmienda constitucional que se conoció como el “corolario de Roosevelt” que ahora consideraría a América Latina y el Caribe como territorio para expandir el dominio de Estados Unidos en la región, por lo que consideran que están facultados para derrocar a los gobiernos que amenacen los intereses de sus empresas y del Estado norteamericano.
“Esa fue la justificación para intervenciones a favor Fruit Company en Guatemala, en donde se usó a un ejército para defender los intereses empresariales”.
En 1948, luego de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se erigió como el único vencedor, ya que las otras potencias quedaron debilitadas por los horrores de la guerra. Fue cuando la nación del Tío Sam se propuso edificar un mundo unipolar, pero surgió una fuerza inmensa desde el Bloque de los Países Socialistas, que se fortaleció con los procesos de liberación en Asia, África y América Latina en donde la Cuba socialista emergió como símbolo de la resistencia de los pueblos.
La respuesta imperial fue la lucha contra el comunismo, calificando como comunista a todo aquello que implicara resistencia a sus designios. Fueron los años de las intervenciones y la instalación de las bases militares de los EE.UU en Latinoamérica y el Caribe.
George W. Bush inauguraría la llamada “Guerra Preventiva”, y con Barack Obama surgió algo peor, “la Guerra sin fin”.
El diputado e integrante del Frente Cívico Militar Ezequiel Zamora, explica que anteriormente las guerras estaban planteadas para tener un vencedor, pero ahora la élite militar y las transnacionales necesitan la guerra para mantener activa su maquinaria industrial, porque para el imperialismo los conflictos bélicos significan ganancias.
Pero esta maquinaria de dominación para perpetuarse ha adquirido nuevas facetas. “El enemigo aprende, se adapta, no hay que subestimarlo, porque no es un tigre de papel. Todavía está mordiendo”, reflexiona.
Carolus Wimmer señala que los actuales voceros del Departamento de Estado todavía hoy siguen las líneas de la Doctrina Monroe, porque no aceptan que América Latina tenga soberanía. Y ha fijado su foco en la Revolución Bolivariana debido a dos razones, la primera, que es la esencial, es por el control de los recursos naturales, que en el caso de Venezuela significan las primeras reservas de crudo del planeta, en tiempos en que los yacimientos de petróleo comienzan a declinar y todavía no existe una energía alterna que lo sustituya.
“Ese capitalismo decadente, pero vivo, necesita con urgencia los recursos que están en el sur del planeta, ya que ellos agotaron sus propios recursos”, alerta.
Venezuela es un objetivo muy codiciado porque además de petróleo y gas, posee minerales valiosos como el coltán, el uranio y abundantes reservas de agua dulce.
El parlamentario advierte que la élite en los Estados Unidos es fanática y van a hacer todo lo posible, para apoderarse de los recursos naturales que tanto ambicionan.
La segunda razón es impedir la independencia de Venezuela, porque Cuba había sido el único ejemplo victorioso, por lo que les resulta urgente extirpar el mal ejemplo que significa el éxito de la Revolución Bolivariana y sus políticas soberanas.
“El imperialismo necesita convencer a los pueblos de que no vale la pena luchar”.
El diputado considera que la mal llamada guarimba, porque realmente es una expresión de terrorismo, busca que el pueblo se asuste para que deje de luchar.
“Entonces el enemigo de clase tendría la facilidad para imponer su voluntad. Y, repito, no nos enfrentamos a un tigre de papel, estamos ante el único país que está en los siete mares y tiene bases militares regadas por todo el planeta”
Carolus Wimmer recuerda que no es por capricho que las grandes transnacionales mediáticas al servicio del imperialismo todos los días lanzan toneladas de basura comunicacional en contra de Venezuela, repletas de imágenes y noticias falsificadas o tergiversadas.
“El enemigo no tiene límites, ni financieros, ni mediáticos, ni militares”, por lo que recomienda establecer alianzas con aliados estratégicos, no solo con la clase obrera, los campesinos, los asalariados, también deben establecer puentes con los sectores, que aunque no apuestan por el socialismo, estarían dispuestos a defender la soberanía y la independencia, porque es cierta la amenaza de una intervención militar.
“Aquí en Venezuela es posible una guerra, bajo el concepto de una guerra sin fin”, advierte.
Por eso aconseja establecer alianzas con sectores nacionalistas que puedan impulsar un nuevo modelo económico soberano y no rentista.
“El presidente Maduro ha activado el poder Constituyente para convocar a las grandes mayorías a que se movilicen en defensa de la paz y de la soberanía”.
Pero se necesita un pueblo politizado que ejerza la democracia participativa.
La oposición está en desacuerdo con la iniciativa del presidente de convocar una Asamblea Nacional Constituyente popular, porque su modelo de Constitución no es popular, ya que necesita imponer la propiedad privada de los medios de producción, eliminar los derechos sociales conquistados en 18 años de Revolución, desaparecer los derechos de las mujeres, de los indígenas y acabar con el concepto de patria y soberanía.
Carolus Wimmer finalmente celebra que el proceso Constituyente en marcha mira hacia el futuro, al fortalecer los derechos de la juventud, cuando muchos jóvenes enajenados por el odio opositor han sido empujados a cometer acciones terroristas.
“Hay que romper paradigmas y la Constituyente es una oportunidad, porque si no cuidamos lo conquistado, el enemigo nos va a quitar todos nuestros derechos”.
Fuente Cuatro F

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