sábado, 13 de mayo de 2017

¿Qué esconden las operaciones psicológicas contra la GNB?


El planteamiento claramente pre-bélico, o lo que significa, una elevación de los niveles de confrontación de baja intensidad, es desarrollado por el antichavismo venezolano e internacional por medio de una operación articulada que ha abarcado diversos ámbitos de la propaganda en el marco de la escalada violenta en Venezuela en este año.
"La naturaleza de la guerra en el siglo XXI ha cambiado". Así lo manifiesta desde hace tiempo el politólogo Gene Sharp, quien se ha referido al desarrollo de revoluciones de colores y guerras de baja intensidad como la articulación y uso efectivo de "armas psicológicas, sociales, económicas y políticas". Desarrollado este tablero en Venezuela desde hace más de una década, en la etapa actual de confrontación se desarrollan en simultáneo las prácticas de deslegitimación de las fuerzas del orden y estas revisten en sí mismas un bemol muy específico e importante dentro de todo el diseño de conflicto.

De espectro militar no convencional

Las acciones de abordaje psicológico articulado infieren la amplificación y profundización de las formas de deslegitimación de las fuerzas regulares frente a las acciones de las fuerzas irregulares. Las fuerzas irregulares, caracterizadas por actuar en enfrentamientos de baja intensidad -pero no con ausencia de brutalidad y violencia cohesionada-, tienen el rol de producir la alteración del orden simultáneo en diversos espacios para consolidar etapas de caotización que inhiban, detengan y desmovilicen la acción de los cuerpos de seguridad por medio de su atomización y despliegue en el terreno. Esa es una presentación de las operaciones psicológicas en curso contra los entes de seguridad, la institucionalidad y las formas legítimas de fuerza y autoridad.
Esta estrategia de desgaste psicológico y violencia planificada contra los cuerpos de orden público, está contemplada dentro de la Doctrina de Espectro Completo del Pentágono recogido en el documento "Joint Vision 2020", elaborado por la Dirección de Políticas y Planes Estratégicos del Ejército de los EEUU en junio de 2000, y que es, en sí mismo, la matriz doctrinaria de todos los manuales y proyectos de Guerra No Convencional desarrollados en distintos escenarios del conflicto a escala global. En cada uno de ellos los cuerpos de seguridad del Estado son un objetivo esencial a ser atacado. 
En tal sentido, la recursividad de la guerra contra Venezuela es demostradamente asimétrica, empleando recursos diplomáticos, de información, militares, económicos, financieros, de inteligencia y jurídicos, como los que hemos conocido recientemente en un espectro de agresión que va desde medios transnacionales de la comunicación hasta instancias como la Organización de Estados Americanos (OEA).
Lejos quedan los ejércitos de tropas regulares, los tanques, los drones y los misiles. Y demasiado cerca los actores no-estatales, los derechos humanos militarizados de acuerdo a la agenda de la globalización neoliberal, los cómplices mediáticos, los operadores empresariales y los intermediarios políticos con sus respectivos lobbys y escritorios jurídicos. Guerra No Convencional.
Los mensajes emitidos contra la Guardia Nacional Bolivariana y Polícia Nacional Bolivariana contienen elementos de operaciones psicológicas, en tanto y en cuanto intentan producir sentimientos de culpa ante la realización de sus funciones. El propósito de estos mensajes dirigidos a los efectivos de la GNB y PNB intentan trastocar sus fibras morales, emocionales y anímicas, condicionarlos para viabilizar su inacción ante escenarios confrontación callejera de mayor intensidad. 

¿Hay algún propósito en el mapa de deslegitimación?

La escalada de deslegitimación contra los cuerpos de seguridad venezolanos, específicamente contra la GNB, supone el cruce del umbral a nuevas situaciones de alta densidad. Este órgano de seguridad del Estado tiene entre varias funciones velar por el orden público y es uno de los cuatro componentes esenciales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
No hay que desestimar ninguno de los derroteros que ha tomado esta ruta de deslegitimación y mella contra este ente. Como señalamos en una nota anterior: "Este miércoles 10 de mayo el antichavismo se propuso protestar lanzando excrementos a los cuerpos de seguridad. En un juego de palabras han denominado "puputov" a los envases que serían lanzados con el fin de desmoralizar a funcionarios que precisamente evitan que se realicen mayores destrozos en las pocas ciudades en las que han activado focos de violencia". 
Pero más allá de una refriega de excrementos, hay que analizar que el manejo mediático del asunto fue la presentación de semejantes ataques escatológicos y bioquímicos, pues construyen un relato que trivializó los ataques con excrementos centrándose en la autoridad venezolana como supuesta causa.
En simultáneo se une a este corolario de campañas la presentación desproporcionada de la "fuerza brutal" de la Guardia Nacional Bolivariana, frente a la "indefensa población" que acude a las movilizaciones antichavistas. Obviando la aplicación en Venezuela por la inmensa mayoría de los funcionarios de los manuales de uso proporcionado y legal de la fuerza, la presentación de la triada MUD, medios de comunicación y ONGs de la acción de las fuerzas del orden es, en esencia, tendenciosa y evidentemente diseñada.
La operación psicológica focalizada contra las fuerzas del orden da claros indicios de desarrollarse como una manufacturación de consenso, la construcción de una matriz de rechazo, específicamente contra la Guardia Nacional Bolivariana, que podría legitimar en el corto plazo un conjunto de acciones brutales y de mucha mayor intensidad contra este cuerpo y sus funcionarios. Podrían estar ablandando a la opinión pública y la psicología de la población para legitimar un acción contundente (irregular y paracriminal) contra la Guardia Nacional Bolivariana, como recurso de conmoción mediática y política para hacer escalar la conflictividad política en el país valiéndose de los apoyos externos desde la OEA y EEUU. 
Otra de las cuestiones a señalar es que en el marco del conjunto de acciones terroristas, mal llamadas "protestas", implica el desarrollo de modalidades polivalentes de intervención violenta en las calles que abren paso a la acción paramilitar germinal a pequeña y mediana escala.
Probables ataques (con poder de fuego) contra cuerpos como la Guardia Nacional Bolivariana tendrían el propósito de inmovilizarla y condicionarla. No obstante, también tendrían el propósito de provocar su desbordamiento o el de sus funcionarios, a los fines de que esta reacción sea incorporada al expediente de "represión" que legitima las acciones del antichavismo en el extranjero.
La consolidación de una guerra irregular de baja intensidad en las calles venezolanas, como propósito esencial de los articuladores del golpe continuado contra el chavismo, supone también el desarrollo de situaciones-conflicto llevados a escalas inéditas, es decir, a nuevos umbrales donde los órganos de seguridad se vean obligados a actuar de manera proporcional. El caldo perfecto de una confrontación armada.
Son esos algunos de los peligros con los que se lidia, en el desarrollo del mapa de acción inteligente de las fuerzas del orden y del directorio chavista en favor de la preservación de la paz.
Recientemente el general Vladimir Padrino López, ministro de la Defensa de Venezuela, declaró que la derecha venezolana ha optado por la "vía armada" en esta etapa violenta. No es temeraria esa afirmación. La vía armada aún en etapa germinal o incipiente se desarrolla minando el terreno como preámbulo de nuevas situaciones de carácter impredecible pero ya registradas en otros contextos como Libia, Ucrania y Siria: la transformación de supuestas protestas sociales en conflictos armados.

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