ÉPALE 232 MITOS
POR MALÚ RENGIFO • @MALURENGIFO / ILUSTRACIÓN JESSICA MENA
Unos dicen que coleccionaba chapitas de refresco, o que sus muchas medallas militares le habían merecido tal apodo. Otros dijeron que en su juventud fue descubierto robando de la iglesia cierta especie de medallas religiosas a las que comúnmente se les llamaba chapitas. Lo indudable es que nunca ha habido mote alguno más simpático para un temible dictador que ese con el cual se conoció a Rafael Leónidas: “Chapita” Trujillo.
Renegó de su madre debido a su origen haitiano. A los 19 años se inició como bandido, falsificador y ladrón de los servicios de encomiendas. En 1916 llegó a ser líder de una temida banda de asaltantes llamada La 42, y en 1918 tuvo una epifanía que cambiaría la vida de muchos para siempre, aunque la suya seguiría siendo una consecución de infamias: se alistó a la Guardia Nacional de la República Dominicana.
Violó y extorsionó a una niña en esta época, e incluso fue juzgado por tal hecho, pero ello no impidió que en 1924 Chapita ya hubiera alcanzado, quién sabe de qué maneras, el grado de general.
En 1930 un grupo rebelde se alzó contra el entonces presidente Horacio Vásquez, quien ordenó a Trujillo someter la rebelión, pero este no movió un dedo y, al enterarse Vásquez de tal movida, decidió rendirse para evitar derramamientos de sangre. No sabía el presidente en despedida que gracias a unas elecciones amañadas y al caos ocasionado por un movimiento paramilitar de nombre La 42 —mamonazo ’e déjà vu–, el mismo Trujillo se haría con el poder y se convertiría en un tirano tan violento y megalómano que a pocos años de iniciar su mandato, al morir su hermano Aníbal Trujillo, en condiciones poco claras —como suelen describirse los suicidios “sospechosos”—, el saber popular le adjudicaría la muerte a las manos de El Chapa.
Redujo el gasto público y los sueldos, dejó sin empleo a un gentío y si no fuera por su fama de asesino sería prácticamente inexplicable cómo fue posible que, en 1934, se celebraran comicios en la República Dominicana, contando con Trujillo como único candidato.
Inauguró cárceles clandestinas que fungían como centro de torturas para comunistas, disidentes y descontentos. Se dice que en 31 años su gobierno asesinó a más de 50.000 personas, y esta cuenta podría quedarse corta pues las cifras de desaparecidos son mucho más escandalosas.
Aprovechó su persuasiva capacidad de infundir el miedo para comprar múltiples propiedades, al punto de casi monopolizar toda la República Dominicana y llegar a ser uno de los seis hombres más ricos del mundo.
En 1960 “Chapita” Trujillo mandó a colocar una bomba en el carro de Rómulo Betancourt, a quien le tenía un odio intenso. Pero el atentado falló y no hubo ocasión para él de terminar esa tarea, porque el 30 de mayo de 1961 Trujillo viajaba en su carro cuando este fue ametrallado y siete disparos pagados por la CIA acabaron con él.