jueves, 22 de junio de 2017

Clodovaldo: Es viejísima esa nueva hoja de ruta de la MUD


El cronista cuenta cómo la llamada "escalada" de la derecha no es más que un refrito en todas sus formas

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No sé si serán ideas mías, pero esa nueva hoja de ruta de la MUD, a mí me parece vieja. Es más, en algunos aspectos, me parece viejísima.
Por ejemplo, el hecho de que el maestro de ceremonias haya sido Julio Borges hace evocar aquella escena de abril de 2002, horas antes del golpe de Estado o, mejor dicho, del intento de los generales preñados de llenar un vacío de poder. En aquella oportunidad, Borges aparecía flanqueado por toda la pandilla de Primero Justicia, todos muy jóvenes, pero bregando por el retorno a la anciana República.
Más allá del vocero, uno lee la hoja y tiende de nuevo a pensar en que se trata de un refrito, como se decía antes en la jerga de los periodistas: una noticia vieja, un caliche. Pongamos por caso la idea de desconocer al gobierno. ¿No es cierto que eso ya lo hicieron los diputados opositores hace un pocotón de meses? “Sí –me confirma un reportero político amigo–, hasta convocaron a unas elecciones para llenar el cargo, porque Maduro ya dizque no era el presidente”. ¿Entonces? No es fácil entender esto de desconocer a lo ya desconocido. Parecen cosas del filósofo del Zulia.
Luego viene lo del 350, y es inevitable recordar a monseñor Rosalio Castillo Lara, quien fue, dicho sea de paso, el que inventó eso de emplear a la Divina Pastora como fetiche antichavista, uso que ahora ha retomado el arzobispo de Barquisimeto, Antonio López Castillo,  guía espiritual de los guarimberos centro-occidentales. Castillo Lara, a quien apodaron “el Cardenal 350”, se cansó de clamar en el desierto del liderazgo opositor para que se pusiera en marcha la famosa desobediencia constitucional, pero la única que les hacía coro a los alaridos del prelado era la doña Machado, tan beata ella.
Si se analiza con cuidado el asunto hay que volver a la misma conclusión: esa nueva hoja es vieja. Según el Tribunal Supremo, la Asamblea Nacional está en desacato desde el año pasado, y la oposición es mayoría amplia en el Parlamento, así que, en la práctica, ya hace mucho tiempo que invocaron el 350. Como el amor del tema de Lavoe, esto del 350 es un periódico de ayer, que nadie más procura ya leer.
Luego dicen que van a organizar una protesta a escala nacional hasta que la dictadura se vaya. Y uno se pregunta, ¿entonces, qué es eso que han estado tratando de hacer, desde principios de abril? ¿Y el gran plantón nacional, y la mamá de las marchas…?
En la continuación de la hoja refrita, hacen un llamado a los integrantes de la Fuerza Armada para que se alcen y también desconozcan al gobierno. Nada nuevo bajo el sol: es algo que están tratando de hacer desde antes de las elecciones que ganó el comandante Chávez en 1998, pasando por las peripecias de los generales preñados y el circo de Altamira, para recalar en la reciente noche de las luces antiaéreas.
También le proponen “a todo el pueblo” que se organice en asambleas e impida que las escuelas sean utilizadas como centros de votación en las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente. Otra idea reciclada de la época de “¡Con mis hijos no te metas!”, aunque ya muchas de aquellas doñas son abuelas.
En su último punto, el documento plantea un gran acuerdo nacional que sirva como pacto de gobernabilidad para “después de la dictadura”. Aquí sí es verdad que se pasaron de viejos, pues se trata nada más y nada menos que de reeditar el Pacto de Puntofijo, ese que firmaron Betancourt, Caldera y Villalba cuando todavía los políticos usaban sombrero.
Pero, justo es reconocerlo, no todo lo que se establece en la hoja de ruta es más de lo mismo. En el punto 8 dicen que vendrá una etapa de “protesta no violenta” en la calle. ¡Eso sí que sería una gran novedad!, expresé muy entusiasmado. Pero mi politóloga favorita, Prodigio Pérez (quien siempre me ayuda a poner los pies en la tierra), me advierte que ese punto es difícil de creer y lo razona de esta forma: “Sin declararse en desobediencia, ya han generado disturbios y sucesos varios con más de 80 fallecidos, miles de heridos y enormes daños materiales. ¿Quién va a pensar que, ahora, cuando son oficialmente desobedientes, van a portarse bien?”.
CLODOVALDO HERNÁNDEZ /CIUDAD CCS

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