domingo, 11 de junio de 2017

Israel Romero recuerda a Rafael Orozco a 25 años de su muerte


Otto Rojas
Archivo
“Todavía siento la muerte. El dolor sigue latente en mi vida. Han pasado 25 años desde que  partió  a la eternidad. Su voz retumba en el cielo, mientras yo lo acompaño con mi acordeón en la tierra hasta que nos volvamos a cantar juntos en otra vida. ‘Dámele ritmo Binomio’   era su grito de guerra en cada presentación; al escucharla de inmediato sabía que debía hacer una piquería. Hay que recordarlo con alegría, porque así era su espíritu”. 
“Mi compadre Rafael Orozo y yo teníamos una amistad muy pura que  unió a ambas familias, los Orozco y los Romero éramos uno solo.  Nos unimos tanto que todavía siento a sus hermanos como los míos y a sus hijas como  mis hijas”,   cuenta  el acordeonero Israel Romero, “El Pollo Isra”, líder del Binomio de Oro, grupo que  los catapultó a la fama internacional en la década de los  80.
 Son 25 años de aquel fatídico día. La noticia cayó como aquella que nadie puede creer, un verdadero “balde de agua fría” y “sin anestesia”.  Nueve balas acabaron con el carisma, calidad como cantante  y  una carrera artística en ascenso. Todavía el público  de Colombia y Venezuela  recuerda la sencillez  del más famoso interprete del vallenato. 


    Rafael Orozco e Israel Romero, formaba una verdadera “Pareja Ideal”, era un dúo cotizado aclamado que después se hizo llamar ante América Latina como “El Binomio de Oro” — el sinificado de Oro es Organización Romer Orozco —
    “Un grande nubarrón se haré en el cielo /  Ya se aproxima una fuerte tormenta / Ya llega la mujer que yo más quiero /  Por la que me desespero/ Y hasta pierdo la cabeza / Ya llega la mujer que yo más quiero / Por la que me desespero / Y hasta pierdo la cabeza”. 
“La Creciente”  hizo famosa a la agrupación en Colombia. Recorrieron las cuatro esquinas del país cafetalero con las canciones  de su primer disco lanzado en 1976. “La Gustadera” y “Momentos de Amor”  se imponían en el mercado musical del vecino  país.
 El conjunto impuso   un nuevo estilo  en la música folclórico de Colombia. El canto era al amor, a la mujer... el despecho y la infelicidad quedó a un lado.
“Ah /   no busques negra, que yo me muera /  como me dejas / pasando penas”.

  “El Higuerón” fue la primera canción que pegaron en Venezuela. En la voz de Rafael Orozco ese tema se paseó por todo el territorio nacional. El éxito en el país fue tan grande que la agenda de presentaciones era hasta un mes  completo, un show diario. En 1991, la agrupación llegó a cobrar hasta diez mil dólares por espectáculo.
 “A Rafa le encantaba Venezuela, le fascinaba  la comida típica, le gustaba la gaita.Disfrutaba cuando íbamos a  la ciudad de Maracaibo, siempre se quería quedar una semana más. Él y yo cumplimos el sueño de llegarle al corazón del público venezolano y comenzamos  en la capital del Zulia”, recuerda  “El Pollo Isra”, dijo desde Barranquilla en entrevista telefónica con PANORAMA.
 Rafael Orozco junto a su fiel acordeonero eran invitados recurrentes de Súper Sábado Sensacional,  “el maratónico de los  sábados”  los abrazó con fuerza y les sirvió de trampolín  en la escena musical venezolana. En Maracaibo consolidaron una gran legión  de seguidores llamados “Binomistas” y participaban en el Festival Internacional de la Orquídea durante las celebraciones de la Feria de La Chinita el que una vez sorprendieron a sus fanáticos al llegar en un helicóptero.

El álbum Mucha Calidad (1984) se convirtió en el  más vendido en Venezuela superando al “ Thriller” de Michael Jackson, y “El Africano” de Wilfrido Vargas.
 No había fiesta zuliana en la que no se comiera tequeños y no acabara bailando una de sus canciones en el cotillón. No importa  si era en un barrio o en un salón de la época,  la parranda vallenata que impuso “El Binomio de América” se bailaba. En los buses, carritos por puestos, oficinas y reuniones sociales se tarareaba y en las minitecas siempre pedían sus canciones.
“Chá  cun chá /   El ritmo que se goza  / Chá  cun chá / Que tiene la arenosa /Chá  cun chá  /   El ritmo que se goza / Chá  cun chá  / Que tiene la arenosa /  Chá  cun chá,  chá  cun chá , chá cun chá, cun chá”.

“Cuando la muerte de Rafael llegó por sorpresa, estábamos en pleno furor con Chá  cun chá,  la pedían hasta tres veces en los conciertos y nadie se movía si no la repetíamos. La gente hacía cola en los shows para  escucharnos y abarrotaban cada presentación, era como un himno (risas)”.
 “El Viejo Rafa” , como le decían sus amigos, nació el 24 de marzo de 1957 en el pueblo de Becerril, departamento del Cesar (Magdalena)   Desde joven demostró sus inclinaciones artísticas debido a la claridad de su voz. Improvisando con el acordeonista Israel Romero en una parranda surgió, de pura casualidad, El Binomio de oro, el grupo de mayor proyección internacional en los 80. 

Desde niño realizó labores menores para contribuir con la supervivencia de una familia numerosa. Montado en el burro “El Ñato”  vendía agua que recogía en el río Maracas. Cantaba rancheras que aprendía en películas mexicanas exhibidas en el teatro del viejo Juan, y baladas de Yaco Monti, en esa época su cantante preferido, pero a la final  fue el vallenato , la melodía que se convirtió en su pasión y estilo de vida.
“Mi compadre era una persona muy alegre, jocosa, directo y a  veces indiscreto. Echador de broma, le gustaba mucho el fútbol y la  música de Ricardo  Montaner. Como amigo  fue el más sincero, como padre excelente, como esposo excepcional y como hombre; leal”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario