jueves, 3 de agosto de 2017

Bachaqueros de Catia revenden productos CLAP


En Pérez Bonalde, estos comerciantes ocupan toda una cuadra para la venta de harina, arroz, pasta, leche y azúcar a precios especulativos


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Adquirir productos de la cesta básica a precios justos se ha vuelto una tarea cuesta arriba para el ciudadano común, sin embargo existen mafias organizadas que extraen de los supermercados o reciben el desvío de rubros esenciales y los revenden a precios especulativos en las calles.
Esta práctica, conocida popularmente como “bachaqueo”, encuentra su punto crítico en Catia, específicamente por la avenida Washington, ubicada entre las calles Colombia y México de Pérez Bonalde.
En el lugar se escucha a jóvenes, adultos y hasta niños ofertando libremente y a toda voz productos de la cesta básica, en su mayoría, de los rubros incluidos en las bolsas entregadas por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), tales como harina Venezuela, aceite Diana, arroz y leche marca Casa, pasta Allegri, harina de trigo, entre otros productos codiciados que brillan por su ausencia en los anaqueles de supermercados.
Estas mercancías de las bolsas CLAP son expendidas muy por encima del precio marcado en el empaque. Una harina Venezuela es vendida entre 10 mil y 10 mil 500 bolívares, mientras que el aceite Diana o Casa es comercializado en 13 mil bolívares, cuando su precio real no supera los Bs. 900 por unidad.
Por su parte, el arroz –de diferentes marcas– lo ofertan entre 12 y 13 mil bolívares. La leche entre 20 y 22 mil, la pasta de un kilo en Bs. 11 mil, la margarina en Bs 5 mil y el azúcar en 11 mil.
Si comparamos precios, al comprar cuatro harinas, un aceite, dos arroz, una leche en polvo, dos pastas, una margarina y dos azúcar en Catia, una familia estaría gastando unos 150 mil bolívares, cuando en una bolsa CLAP, que posee esta misma cantidad de mercancía más dos kilos de caraotas y dos latas de atún, sólo se invierten 10 mil bolívares; es decir que un bachaquero genera un margen especulativo de más del 140% a costa de la necesidad del pueblo más vulnerable.
VENTAS EXPRESS
Durante el recorrido por estos puntos del sector, se pudo observar que cada comerciante poseía una gran cantidad de dinero en sus manos, ya que el único método de pago para adquirir estos productos es en efectivo.
Este mecanismo les resulta más factible y rápido a la hora de cancelar. De no poseer el dinero, los vendedores le aconsejan a los compradores dónde retirar o hacer avances de efectivo para que puedan llevarse los productos.
“Entra al mercado (de Catia), bajando las escaleras, por allí hay varios negocios que te hacen avances; dale tranquila, que aquí te espero”, le indican constantemente a la clientela desesperada por adquirir bien sea un arroz o harina precocida, los cuales son los productos más buscados.
Una de ellas es Yanira González, residente de la parroquia 23 de Enero, quien aseguró que “para comprar aquí, cuando no te queda de otra, tienes que tener claro que debes traer un fajo de dinero en efectivo para poder pagar chin chin, porque de lo contrario tienes que hacer maromas para conseguir un cajero”.
Para González, este nuevo mecanismo es lamentable, “al ver cómo estas personas, que seguramente reciben estas bolsas del Clap en sus comunidades, vengan y la revendan descaradamente a precios especulativos. Ojalá les hagan un seguimiento y les quiten este beneficio con el que solo dañan al pueblo”, condenó.
Toda esta mercancía es expuesta al público en bolsas negras desplegadas a lo largo de la avenida, donde sólo resalta un producto encima de las mismas, para que la gente sepa cuál es el rubro que se oferta.
Al acercarse a preguntar el precio, los comerciantes le saltan encima al comprador como en una competencia para ver quién se queda con el cliente.
“Compra aquí, compra aquí… La harina te la tengo más barata que ella. Vente. 11 mil bolos, barato, llévatela, no pierdas el chance”, gritaban mientras le lanzaban el producto en las manos, donde la mayoría estaba roto y remendado con teipe.
Yessica Valverde, residente de la parroquia La Vega y asidua compradora en este sector, confesó que viene para Catia por no tener tiempo para hacer colas para adquirir comida.
“Cuando llegan productos a algún local parece que ellos se enteran primero, porque cuando uno va la cola es horrible. Me he visto en la necesidad de comprar bachaqueado pero de verdad se me está haciendo muy difícil”.
Entre tanto, Pedro Gutiérrez, otro comprador de estos revendores, señaló que los aumentos que realizan en los productos no son proporcionales a los decretados por el Gobierno Nacional.
“A uno le aumentan el sueldo una vez, pero ellos lo hacen prácticamente por semana, con mil por ciento de incremento; con este descontrol de precios no sé qué será de nosotros”, afirmó.

PUEBLO CONTRA PUEBLO
Ante el abuso constante de los bachaqueros, la comunidad que se ve afectada por este mecanismo de reventa hace un llamado a las autoridades para que eviten estas prácticas de acaparamiento y especulación de productos de la cesta básica.
“Tenemos que hacer algo para acabar con la plaga del bachaquerismo, no es posible que el presidente Nicolás Maduro esté haciendo un esfuerzo sobrehumano para garantizarles a los venezolanos productos de buena calidad y a precios solidarios, y vengan estas personas a robar esta mercancía para revenderla a costos inimaginables. Es una guerra de pueblo contra pueblo y se debe combatir a la brevedad posible”, aseguró Juan Carlos Marrero, quien se encontraba en compañía de su esposa haciendo mercado en Catia.
De igual modo, Danilo Hernández, quien posee un puesto de frutas cerca del mercado, aseguró que en este sector se ven todo tipo de casos que pasan desapercibidos por las autoridades.
“Estos bachaqueros tienen la mercancía hasta en sacos y la gente pasando tantas dificultades para poder comprar comida. La Policía debería venir, decomisarle eso y vendérselo a los ciudadanos a precios justos”, dijo.
Otra de las propuestas de Hernández es mantener constantes operativos de seguridad y chequeo de la mercancía entregada a los CLAP, para que ésta no se desvíe para el uso ocioso del bachaquero.
DULCE ZABALA/ YULIANY CEDEÑO / CIUDAD CCS

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