martes, 15 de agosto de 2017

Conseguir un pasaje aéreo en Venezuela se ha convertido en tarea difícil para el pasajero


Otto Rojas
Agencias
Comprar un boleto aéreo nacional con meses de anticipación ya no es una opción en Venezuela. Planificar el viaje con pasaje en mano quedó en otrora. Las aerolíneas liberan los asientos de los aviones treinta días antes, algunas, hasta  solo 15 días previos, la medida es forzada a la imprevista cancelación de vuelos y la reducción de frecuencias en los destinos.  La baja disponibilidad de las plazas genera estrés entre los usuarios y desata un verdadero viacrucis en la adquisición del  “boarding pass”.
La escasez de los vuelos es tan real y  aguda como lo que ocurre con la  harina de maíz precocida, arroz  o algún otro alimento de primera necesidad. Otra de las causas del problema es que los precios de los  pasajes nacionales también están regulados por las leyes venezolanas. Un pasaje ida y vuelta, Maracaibo–Caracas, vale 77.400 bolívares en la aerolínea Conviasa.
La prisa para volar dentro del territorio venezolano tiene un precio, a veces, elevado para el bolsillo. Encontrar el pasaje en la fecha deseada y  a un costo moderado no es tarea fácil. En la mayoría de los casos, el pasajero termina, con calendario en mano, rodando los días de su viaje hasta que consiga el billete. Hay quienes lo logran, pero otros terminan desembolsillando hasta el triple por un ticket en un vuelo “especial”.
La carrera por un pasaje comienza cuando se tiene solamente la idea de hacer el viaje, ya sea por negocios o placer. El pasajero suele indagar primero oportunidades en las páginas web de las aerolíneas y ante la respuesta automática del servidor: “No hay asiento disponible, por favor seleccione otra fecha”, el usuario comienza a preguntar entre sus contactos: ¿Quién conoce a alguien que consiga un pasaje?  Y aún con esperanzas de poder encontrar, acuden a alguna agencia de viaje.
 Conviasa no está en el sistema automatizado de venta de las agencias de viajes  por lo que los pasajes se venden y emiten únicamente en alguna de sus oficinas.  La aerolínea libera el sistema de compra con un mes de anticipación.  Es decir, la última semana de cada mes abren la disponibilidad de asientos para vuelos en el mes posterior. Es la empresa que tiene mejor las tarifas en cualquiera de los destinos.
Los interesados deben estar desde tempranas horas en la mañana en cualquiera de sus oficinas o estar atento a la página web de la empresa cuando muestre la disponibilidad de vuelos, entonces, en ese momento, el usuario debe reservar e ir antes de 24 horas a la agencia a hacer efectiva la compra.
Hay destinos más difíciles que otros, señala Randy Palacios, encargado de una agencia de viajes en Caracas. A su juicio, Maracaibo es una de las plazas menos afectada en la reducción de la frecuencia, a pesar que de 20 vuelos diarios  desde la ciudad hasta la capital que había antes, ahora el número bajó drásticamente a cuatro. Solo las líneas  Venezolana, Conviasa, Laser, Aeropostal vuelan en ese itinerario y una vez al día, ida y vuelta.
Maracaibo, Valencia, Barcelona y Porlamar  son los destinos con mayor número de vuelos, porque son ciudades donde se hacen conexiones internacionales,  por ende, a las aerolíneas les interesa un mayor número de asientos en estas plazas, aclara Palacios.
A juicio del operador turístico, la reducida cantidad de vuelos en el interior del país, obedece a que las líneas aéreas están  tratando de tener más opciones internacionales y eso es lo que hace que disminuyan las frecuencias nacionales. “También algunas de las compañías bloquean cierta cantidad de asientos, para asegurarles el cupo a los viajeros que necesiten conexiones nacionales para los vuelos fuera de Venezuela”,  asegura.
      Andrés Gómez, quien prefiere refugiarse en el anonimato, cuenta que debió cambiar sus vacaciones laborales en dos ocasiones por no conseguir un pasaje aéreo en la fecha que quería. “Era imposible”,  describió.
  A principio de este mes consiguió el pasaje soñado: Maracaibo-Porlamar, sin escalas y a un precio, para su bolsillo, considerado por él como  accesible.
“Mi agente de viaje me avisó  que el 31 de julio, Conviasa abriría los vuelos de todo el mes de agosto,  por lo que ese mismo día acudí a una de sus oficinas en  Maracaibo. Eso sí me hizo la  recomendación que debía estar lo más temprano posible, en pocas palabras, antes que saliera el sol”, contó.
Las colas por el pasaje aéreo son  tan largas como la cola en un supermercado. La sede de la aerolínea de bandera nacional en uno de los hoteles de Maracaibo tiene más de cuarenta personas a las 7:00 de la mañana de un día cualquiera de la semana. Todos están de pie hasta que abran las puertas de la oficina una hora y media después.
Para el viaje de Andrés las opciones están más reducidas. Solo tres líneas aéreas vuelan Maracaibo- Porlamar, de forma directa, y lo hacen con una frecuencia diaria: Conviasa, Venezolana y Estelar, las dos últimas duplican y hasta triplican la tarifa de la primera.
“La cola es igual  para cualquier destino o fecha. Se entra a la oficina de doce en doce personas, por la cantidad de sillas que hay adentro, los demás deben esperar afuera. Cada pasajero debe tener claramente  varias fechas  para el vuelo, en caso de que ya no haya cupo para el día que se tenía pensado volar”, asegura el usuario.
 El  presidente de la Cámara de Empresas Venezolanas de Transporte Aéreo (Caveta), Jorge Álvarez, explicó que la falta de divisas para este sector afecta la disponibilidad de las rutas.
“El transporte aéreo depende de las divisas. No hay nada en un avión que se produzca en Venezuela, es  por ello que cada vez la flota de las líneas es disminuida por la cantidad de aviones en mantenimiento. Es un problema que empeora la calidad de vida”, dijo.

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