sábado, 18 de noviembre de 2017

Ángel Fuentes, el cuidador de la Reliquia chiquinquireña


ÍTALA LIENDO LUZARDO
Panorama
“No tengo méritos para estar tan cerca de la Chinita, siento que Dios cumplió mi deseo de niño de verla cerca y me confió, junto al señor Enairo (Villasmil) esta responsabilidad de ser uno de los joyeros de nuestra Patrona”.
Ángel Fuentes no ha faltado a ninguna procesión de la Reina Morena. De la mano de su tía Juana Rita Mavárez iba a la Basílica, donde fijaba su mirada en la Tablita. “La miraba desde abajo y decía: ‘Quiero verla de cerca”.
De pequeño, fue campanero de la Basílica por dos años.   Su futuro estaba marcado; la providencia lo destinó. Cada vez sus pasos, y principalmente, sus manos, se fueron acercando más hasta la sagrada Reliquia.
Es servidor de María desde hace 10 años y tres meses. “Cuando las Bajadas se hacían dentro del templo siempre fui y en el 2006 me llevé una  Handycam para grabar ese momento. Ya en la Basílica, le entregué la cámara a un amigo servidor, Enyerbert Fuenmayor, para que no perdiera detalle por estar él más cerca de la Virgen.
Cuando Ella ya había descendido por el tobogán, Enyerbert se  ubicó al lado de la Tablita y se volteó. Mirando a la cámara me dijo: ‘Ángel, la Virgen me dice que te presentes como servidor de María”.
“En casa, con mi familia, al ver la escena y escuchar eso se me erizó la piel y me eché a llorar. Así fue mi llamado a ser   servidor mariano. En enero de 2007 me presenté en la Basílica para prepararme y juramentarme como uno más de este ejército de hombres de blanco”.
Desde que inició contó con la guía del señor Enairo, él me invitaba al ritual de la limpieza de la Tablita, de la corona, el relicario, el cetro, los milagritos. “Sin esperarlo, él me fue enseñando las técnicas de este oficio. Estuve cerca de él hasta sus últimos días”. Villasmil murió el 12 de febrero de 2011. “Ninguno podrá sustituirlo.
“Al pie de la Tablita él estuvo 41 años. Y allí sentimos que sigue. Él nos acompaña”, dice Ángel a PANORAMA.
“Antes de ser joyero, fui quien le dio más iluminación al trono y a la Reliquia en sus procesiones. Esa es otra responsabilidad que siento que Ella me asignó. Veía oscura la Tablita y con un amigo, ingeniero eléctrico, diseñamos un sistema para iluminarla.
Esas son tareas que quizá corresponden a un servidor con más años y experiencia, pero Ella me ha llamado”.
A sus 43 años, Ángel Fuentes señala que la vida le cambió la mañana del
11 de julio de 2011. “Familiares y amigos me llamaron al concesionario donde trabajo para decirme que fuera a comprar PANORAMA. Lo hice y la noticia:  ‘Los joyeros escogidos por las Chiquinquirá’ me tomó por sorpresa.
Me llenó de emoción. No soy digno de esto. Pero entiendo  que es un honor ser,  junto a mis compañeros Lino Perozo y Leonardo Lo Iacono, su joyero.
Mi tarea es cuidarla, protegerla. Mi responsabilidad inicia desde antes que salga del nicho. En la reciente Bajada (28-10-2017) junto al servidor Angel Rivas diseñé el tobogán por el que descendió la Reliquia. La recibí abajo y se la entregué a los obispos. Luego la subí al trono hasta cerciorarme que le colocaran el manto. La acompaño en sus procesiones, si alguien le lanza una rosa a la corona, soy yo quien la retira y vela por la Tablita. El Retablo hay que cuidarlo. Mi labor culmina cuando la dejo en el templo, a buen resguardo”.
En estas fiestas patronales, a los tres joyeros les tocó un trabajo adicional: retocar los ángeles que sostienen la corona. “No se tocaban desde 1942”, señala.
De los miles y miles de ‘milagritos’ que le dejan a la Virgen, en dos semanas “probamos cuáles eran de oro de 10, 14 y 18 quilates, al igual verificamos los de plata. Extrajimos plata y les hicimos a los ángeles un enchapado. Por eso se ven más brillantes”, señala.
“Miraba esos ‘milagritos’ y lloraba. Esos son testimonios impresionantes de fe. Ahí vi figuritas de cerebro, senos, pulmones, estómago, camiones, carros, guantes de béisbol y de casas, desde las más humildes. Esos milagros tienen vida. Es gente que entrega una parte de sí a la Virgen como ofrenda de pago,  de promesa cumplida”.
 
De la corona dice: “Puedo limpiarla y armarla con los ojos cerrados”. Y lanza un secreto: “Armar la corona   se hace por hologramas, no por numeración”.
Ángel   se casó en el 2002 en la Basílica con Joahn María Pachano, perijanera, prima del compositor gaitero Régulo Pachano. “Nuestro noviazgo fue de cuatro años. Nos casó el padre Eleuterio (Cueva) en pleno paro petrolero, el 20 de diciembre de 2002.  Cumpliremos dentro de poco 15 años juntos”.
Joahn, de niña, vino con su padre a la Basílica y con sinceridad, transcurridos más de 30 años, confiesa que no divisaba la figura de la Chinita en la Tablita.
“Te voy a presentar a mi mamá”. Así  invitó   Ángel un día a su novia. Joahn creía que conocería a su futura suegra. Llegaron al templo y pensó: “La señora debe estar adentro”.
Pero, no. Ángel la condujo al nicho y le dijo: ‘Esta es mi mamá”.
“Fue un momento especial. Lloró mucho. Luego me contó: Ángel, ahora sí vi el rostro de la Virgen’. Yo no sabía que ella  nunca la había detallado”.
“Para que ni yo    ni  nadie en la familia tengamos dudas de mi cercanía con la Virgen, mi primogénita nació un 18 de noviembre. La fecha de parto era el 4  de noviembre, pero Joahn rompió fuente  el 18 de noviembre de 2004. Desde ese día celebro con mis dos amores”.
Ana Paula Chiquinquirá, su hija, ha crecido viendo la responsabilidad del papá y  hace unos años lo “desahogó”.
“Me veía los 18 ir  a la procesión, salir en dos ruedas para llegar a la casa y cantarle el ‘cumple’  rapidito para   volver junto a la Chinita. Un día me dijo que quería que su fiesta fuera  los 19-N para no someterme a ese estrés”. 
Hoy, Joahn y Ángel son padres también de Ángel David. A sus 3  años, el pequeño ya es servidor mariano.
Sus tareas de logística y seguridad de la Patrona del Zulia no le hacen perder el piso. Sus compañeros más cercanos valoran su humildad.
“La Virgen   me   pone a sobresalir. Yo solo quiero que a través de Ella  más  personas  lleguen hasta su Hijo Jesús”.
Ángel  es contador y  en  el concesionario donde trabaja   ha logrado certificarse como instructor de catálogo electrónico. Es asesor maestro y técnico en programación.
“Siempre estoy en constante estudio, No he perdido el tiempo”. Desde hace dos años y medio estudia teología mariana en el Instituto Internacional de Teología a Distancia (Ittd) de la Universidad Cecilio Acosta (Unica). También es ministro laico en la Basílica.
La Patrona del Zulia lo ha llevado a situaciones extremas y a experiencias bonitas a la vez.  Cuando llevaron la Réplica a Lechería, presentó una especie de fractura. Era la 1:00 pm de un sábado y  la entronización era en la mañana del domingo. No había resina que pegara y junto a su tocayo Rivas, tras ir a  varias ferreterías en bus, logró  repararla a la 1:00 de la madrugada. “No teníamos muchos recursos, pero sí ganas y oración”.
“Gracias a Ella cumplí mi deseo de conocer el Vaticano. Estuve en el grupo que llevó el Retablo  el año pasado”.
Esta tarde, a Ángel le corresponderá custodiar a la Chinita en su misa solemne. “Estar a su lado es un momento único. La gente aplaude, llora, grita sus ¡viva la Virgen!, se oyen gaitas y fuegos artificiales. Huele a rosas. Es un momento de mucha tensión. Todo el mundo la mira y yo solo me entrego a Ella, dejo que todo fluya. Sé que todo está coordinado y siento una paz indescriptible”.
Ángel  ama la gaita. ‘De blanco vestido’, del compositor Albis Reyes, es una de sus preferidas. Quizá sea otro “himno” para los servidores. “Ese tema  retrata nuestras vidas. Lo que hacemos   no es trabajo. Es servicio”.    
“Por fin de blanco vestido /para honrarle Virgencita / y cuidar de su Tablita / y besarla Madrecita/ como siempre había querido / Por fin se cumplió mi sueño / de tenerle bien cerquita / y servirle mi Chinita /y admirarle Patroncita / como buen chiquinquireño”.

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