viernes, 28 de diciembre de 2018

Editorial | En guardia


Mercedes Chacín

Los rumores en Venezuela son casi una institución. Y en tiempos de guerra de cuarta generación la manipulación de la información, la tergiversación o alteración de los hechos y más recientemente las noticias falsas, hacen un escenario perfecto para instalar cualquier matriz de opinión sin muchas dificultades. Mientras en el resto del mundo la red social del pajarito pierde seguidores, en nuestro país todo el mundo habla de “las tendencias” que no es otra cosa que saber cual es el chisme y/o la noticia del momento. Lo malo es que muchas de esas “tendencias” no existen o son inventadas.
En este clima pre Navidad los rumores desde hace tiempo rondan en lo que supuestamente sucederá el 10 de enero de 2019. Ese día le toca por mandato constitucional a Nicolás Maduro Moros asumir su segundo período presidencial de seis años. Esto no fuera noticia (no puede serlo antes de que suceda pero más allá de eso es evidente que se ha convertido en algo más que una toma de posesión presidencial) si alrededor de tal fecha no se estuvieran “cocinando” unos ingredientes a fuego lento que culminarían con la salida de la presidencia de Maduro.
Cuando viajó el presidente Maduro a Rusia circularon rumores de todo tipo. Y junto a Maduro unos aviones rusos cargados de bombas atómicas fueron la “delicia” de internautas, tuiteadores, divulgadores de noticias falsas y cuanto oficio haya sido creado para posicionar “tendencias” cuyo único requisito es que humanos o robots se ocupen de convertirlos en verdad por obra y gracia de la rapidez con la que un ser humano se convierte en robot por voluntad propia. Y le deja su libre albedrío a la cotización del dólar.
El rumor de moda es lo que sucederá el 10 de enero de 2019. En las esquinas y en los celulares se dice que habrá bombardeos sobre Venezuela, especialmente sobre Miraflores “para acabar con el dictador”. Un vicepresidente de un hermano país (que no merece ni que se le mencione) habla de participar en una invasión militar a Venezuela como si le estuviese ordenando a su chef personal un par de empanadas con queso con un teterito en taza de vidrio, por favor. Una inocentada pues, nada que deba preocuparle a Luis Almagro.
Simultáneamente tratan de torcernos los brazos con una realidad que no es nada virtual: un bloqueo económico y financiero que impide “menudencias” como comprar insulina, medicinas contra el cáncer o contra el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). Al lado de eso la página del dólar maldito es consultada hasta para hacer pipí y de pasapalo surge una nueva “clase” que se cree con el derecho de subir los precios. Los bachaqueros gordos y los flacos buscan los mismos objetivos: hacer dinero a costa de la desgracia del prójimo. Y así nos van “trabajando la mente” para que cuando el 10 de enero, si los rumores fueren ciertos, las bombas sobre Miraflores no nos suenen a muerte sino a liberación. Es un guión perfecto. Ya usado, ya probado.
Por eso me gusta Apacuana. Está en guardia. Sigamos.
CIUDAD CCS

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