L. Dagand

En un ambiente de recogimiento y tristeza se celebró la misa con la que la comunidad espera regrese la paz y calma a las Residencias Las Delicias, donde a comienzos de septiembre asesinaron, a puñaladas, a Fidia Iris Espina Díaz y sus nietos Daviana y Saidcarlos Piñeiro.

Hace 17 días ocurrió el triple homicidio y los residentes de los edificios dicen que no confían en nadie. Los portones y protecciones se las mantienen cerrados. Dicen que sienten “impotencia y miedo”. Temen que algo parecido “vuelva a ocurrir”.
Por eso, miembros del condominio decidieron organizar la misa. “Tenemos miedo de que se repita, pero aún así ponemos nuestra seguridad en manos de Dios. Queremos aliviar a los vecinos de las Residencias, pero principalmente darle una despedida cristiana a la señora Fidia y a sus nietos”.


A las 6:00 en punto de la tarde de este martes 17 de septiembre comenzó la celebración eucarística, a pesar del racionamiento eléctrico que se cumplían en el edificio y zonas cercanas.
El párroco de la Basílica, Nedward Andrade, llegó puntual al edificio. En esa suerte de templo abierto se congregaron unos 70 vecinos.
Por el corte de luz, los mismos organizadores buscaban como pudieron una planta para iluminar la planta baja del bloque 1.
“La misa se hace porque se hace”, manifestó uno de ellos, mientras resolvía cómo conectar los bombillos al generador.
El párroco Andrade, tras la lectura del Evangelio, ofreció las palabras de consuelo que buscaban escuchar los vecinos de Fidia, al momento de la homilía.

dijo el padre Nedward Andrade
“Nos encomendamos al amor y a la misericordia de Dios (…) a nosotros pues nos queda pedirle a Dios que nos conceda la serenidad de poder aceptar su voluntad, que nunca se equivoca a pesar de lo muy difícil, de lo muy terrible que sea una circunstancia; a los hijos de Dios (…), siempre nos llegará el momento de rendir cuentas”, expresó.
Mientras el sacerdote continuaba con sus palabras, señoras muy amigas de Fidia secaban sus lágrimas con las manos.

descanso eterno de las víctimas
“Después de una crisis, si la sabemos transitar con fe, con esperanza, y con amor, más bien vamos a adquirir aprendizaje no solo para esta vida, sino aprendizaje para la vida eterna”, decía Andrade.
Pasados unos 25 minutos, ¡se hizo la luz¡ cuando encendió un bombillo ahorrador, que pudo ser conectado a la planta.
Andrade finalizó la homilía expresando: “Si cualquier realidad terrible, como la que ha sucedido acá apenas unas semanas atrás, dolorosa… que no debe repetirse, nosotros la asumimos para que crezcamos más en el amor, para que crezcamos más en la construcción del reino de los cielos, para que los padres se preocupen por transmitir valores, humanos y cristianos, a los hijos, encontraremos alegría en el perdón”.

Antes de irse les pidió confianza a los presentes y recordó que la sangre de Cristo limpiará la maldad de los asesinatos ocurridos la madrugada del 1 de septiembre.
“Nos sentimos impotentes, rezamos porque la justicia haga su trabajo, para que a los responsables les caiga el peso de la ley, nadie está a salvo mientras esa gente ande suelta”, expresó un vecino del céntrico edificio.

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