domingo, 22 de octubre de 2017

LETRA ORDINARIA





Posted: 10 Oct 2017 01:24 PM PDT

Los venezolanos afrontamos una crisis realmente seria que necesita del concurso de todos los sectores para poder ser sorteada. La guerra más difícil que han tenido que combatir el Gobierno y el pueblo chavistas ha sido y es la guerra económica. Chávez lideró grandes victorias políticas y aprovechó la buena renta petrolera para adelantar mucho en el camino de la formación económica que debía dar sustento a la Revolución Bolivariana. Pero el enemigo se concentró en el ataque sistemático a las bases de la producción de riquezas, lo que junto a la baja de los precios del petróleo generó la situación que hoy enfrentamos; y a esto se suman los crecientes bloqueos y sabotajes financieros que impiden que Venezuela pueda recuperar su capacidad económica.

Ahora, los momentos de crisis obligan el planteamiento de grandes estrategias de crisis que deben ser acometidas con la severidad del caso. Esta estrategia debe ser a la vez política y económica. No se puede pretender sortear las situaciones producidas por una crisis económica actuando solo en el plano político. Tampoco se puede descuidar el frente político y social a la espera de la recuperación económica. La gente sufre los embates de una inflación desmesurada y de una escasez de bienes básicos que provocan una sensación de indefensión que lleva a retirar la política de las prioridades de la población. La crisis económica provoca una despolitización en el pueblo. La única manera de abordar plenamente la situación es activar una estrategia que involucre directamente a los sectores populares en la recuperación de la actividad económica.

El ejemplo de la Rusia soviética de Lenin, cuando en 1921 se lanzó la Nueva Política Económica debe darnos luces, con las diferencias entre ambos casos. El punto crucial fue que se impulsó el desarrollo económico basado en la producción de los pequeños campesinos bajo la dirección del Estado. El Estado no era el que producía directamente, era la organización popular por la producción la que activó la economía soviética que había sido devastada por la guerra. El Estado cobraba un impuesto en especies, parte de la producción era entregada para la satisfacción de las necesidades populares. Solo así se pudo hacer crecer la agricultura soviética. Esto debe enseñarnos que ante las crisis provocadas por el desastre capitalista las medidas adecuadas no pueden consistir en más capitalismo. La lógica productiva no puede ser la misma. Y así debe operarse en todos los sectores: la distribución y la comercialización.

En Venezuela sabemos que el punto álgido se encuentra en la distribución de productos, que es lo que ocasiona el caos especulativo y el malestar general en la población. El Estado debe identificar quiénes controlan las mafias de la distribución, dónde están los almacenes que surten a los bachaqueros, y guiar la estrategia de distribución y comercialización en manos de fórmulas asociativas populares. Esto debe ser más allá de los CLAP, que son una red estatal con apoyo comunal. La propiedad de la distribución y los beneficios deben estar directamente controlados por el pueblo.

Esto debe consistir en una gran campaña nacional, con todo el despliegue comunicacional que amerita una iniciativa de tal envergadura. Debe tratarse de una gran iniciativa política que convoque a la organización popular y al diseño e instalación de estructuras sólidas de trabajo colectivo. Así como Chávez convocó al pueblo para garantizar el éxito de la Misión Robinson y el pueblo tomó ese objetivo como meta propia, así mismo se debe hacer de la recuperación económica una verdadera cruzada nacional. Para esto es preciso soltar, entregar el poder al pueblo para que la gente sienta y ponga todas sus fuerzas en una nueva política económica. De esta manera lo económico y lo político se unen y para levantar fortalecer la esfera más atacada por la contrarrevolución: la voluntad política del pueblo.

Publicado en Ciudad CCS el 11/10/2017. (Versión corta)

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