Reuters
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Fincas de varias hectáreas, casas con piscina y túneles de escape y departamentos lujosísimos forman parte de los 27 inmuebles y terrenos incautados al crimen organizado que fueron subastados el domingo por el gobierno mexicano.
Autoridades esperan obtener 368 millones de pesos (unos 19,3 millones de dólares), que serán destinados a municipios marginados de Guerrero, un estado sumido en la sangrienta lucha que libran bandas del crimen organizado.
El presidente Andrés Manuel López Obrador asumió en diciembre con la promesa de reducir la violencia y acabar con la corrupción que agobian al país. Una de sus primeras acciones fue aplicar un plan de austeridad y puso en venta el avión presidencial y una serie de aeronaves y vehículos estatales.
Además, inició subastas de bienes incautados a los grandes capos del narcotráfico mexicano.
Entre los inmuebles subastados el domingo destacan el departamento donde fue abatido Arturo Beltrán, líder del Cártel de los Beltrán Leyva, integrado por sus hermanos; y la finca del suegro de “La Barbie”, un sicario que purga condena en Estados Unidos.
Entre otras, fueron rematadas una lujosa casa con piscina de Francisco Arellano Félix, del cártel de Tijuana; un conjunto de tres departamentos en Tamaulipas incautados a Mario Ramírez, el “X20”, exlíder del Cártel del Golfo; y una enorme casa en Morelos de Raúl Flores “El Tío”, supuesto operador financiero del poderoso Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
“Sepan que además de adquirir un bien, van a estar haciendo el bien, es decir, van a estar ayudando a quienes necesitan apoyo por la situación de pobreza y marginación que padecen”, dijo López Obrador el viernes al invitar a la subasta.
El Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) dijo que en los próximos meses se realizará una nueva subasta de bienes incautados a criminales. Se pondrán a la venta joyas y los recursos obtenidos serán destinados a combatir adicciones.
A fines de mayo se realizó la primera subasta con la venta de automóviles decomisados a criminales en Los Pinos, la otrora casa presidencial que López Obrador dijo que no habitaría y convirtió en centro cultural. A pesar de la pompa, aquella subasta sólo logro recaudar 1,5 millones de dólares.
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