2018
Agencias
Con el empoderamiento de las mujeres a escala mundial, muchas han ocupado sus vidas en la formación profesional, trabajo y proyectos de emprendimiento, de manera que el sueño convertirse en madre estadísticamente se ha postergado en comparación con épocas anteriores.
La buena noticia es que varios estudios revelan que ser madre después de los 30 años puede trae muchos beneficios desde el punto de vista personal hasta la referente a la relación madre e hijo.
Un estudio publicado en el Journal of the American Geriatrics Society asegura que las madres primerizas con más de 35 años obtuvieron mejores resultados en tests de agudeza mental de búsqueda de solución a problemas y de capacidades verbales.
El motivo de esto podría deberse al aumento hormonal durante el embarazo, que afectaría de manera positiva la química cerebral, y, a mayor edad de la madre, más durabilidad de dichos cambios.
Para los hijos también puede ser muy beneficioso. Según un estudio realizado en Dinamarca sobre una muestra de más de cinco mil madres, las mayores son menos propensas a gritar y a imponer castigos severos a sus hijos. Además, estos pequeños tendrían menos problemas emocionales, sociales y de comportamiento.
Según estos estudios esto se debe a la madurez autoconfianza que posee la mujer después de los 30 años. A mayor edad y experiencia, mayor madurez, lo que ya de por sí es una gran ventaja a la hora de ser madre. De este modo, se tiene mejor perspectiva de las cosas y se priorizan las preocupaciones realmente importantes, no dándole valor a aquellas que no lo valen. Las madres y padres mayores son, por lo general, más tolerantes y pacientes, al tiempo que tienen mayor flexibilidad, todo lo cual conduce a una crianza más sana y alegre.
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