viernes, 20 de abril de 2018

¿Qué pasará en Venezuela?

Alfonso Hernández Ortíz / Politólogo - Abogado @ AlfonsoZulia / dialogopublico@gmail.com

El contexto político que atraviesa el país actualmente está inmerso en un mar de contradicciones y desesperanzas,  la apatía manifiesta por la gente ante la clase política gobernante y opositora es generalizada, a solo un mes de celebrarse la elección presidencial se evidencia el desinterés ante los candidatos, al punto que podría deducir desde mi visión politológica que el sistema político venezolano ha fracasado, sus actores principales han puesto en cuidados intensivos la esencia de cambio que trasmite la democracia.
A la fecha muchas personas me preguntan qué va a ocurrir en el país, si vale la pena ir a votar, si abstenerse es una solución, si los magistrados en el exilio, en conjunto con la fiscal pueden destituir al presidente y ante esas interrogantes mis consideraciones.
Primero, el acto de ir a votar es un deber y un derecho, sin embargo en la coyuntura país, donde el rechazo a la gestión de gobierno es evidente y cuando los candidatos opositores no capitalizan la confianza de los electores y su credibilidad está entredicho, la decisión de no votar es una manifestación que podría asimilarse con el voto en blanco.
Segundo, considero que la decisión de la MUD de no participar fue otro craso error, ya que a pesar que sus líderes principales están inhabilitados pudieron sumar fuerzas y voluntades en torno a una figura de consenso que les permitiera reconstruir la confianza y levantar la esperanza del pueblo. En tal sentido llamar al boicot es atentar contra la institucionalidad democrática que aunque está resquebrajada es deber de los partidos políticos luchar por rescatarla, antes de meter la cabeza en la tierra como el avestruz.
Tercero, pretender que la moción, aprobada por la Asamblea Nacional con 105 votos a favor y dos en contra, que también contempla el arresto del presidente y le da el visto bueno al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que está en el exilio, para que prosiga con el caso, con el apoyo de la ex fiscal general, es otra burla más al pueblo venezolano, ya que esa acción no tiene asidero jurídico, ni capacidad política viable, ciertamente si dicha acción se hubiese realizado dentro del contexto interno de las instituciones del país, era la vía, es la correcta, pero ni los llamados magistrados en el exilio ni la ex fiscal gozan de competencias constitucionales para ordenar el ejecútese a través de la fuerza de tal solicitud. Al contrario soy de los que pienso que Luisa Ortega Díaz debería estar tras las rejas ya que fue cómplice y actora de las estafas de este régimen desde sus inicios.
Ante lo expresado anteriormente, es importante resaltar que mientras la comunidad internacional reconozca la figura del presidente Nicolás Maduro como la máxima autoridad del país, por ende de sus instituciones no habrá ninguna acción directa en contra de su investidura como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, evidencia de esto los embajadores de las distintas naciones mantienen sus representación diplomática en el país, a excepción de Perú, Panamá y España y recientemente se recibió Cartas Credenciales por parte de los embajadores de Irak, Nicaragua, República Dominicana y Sudáfrica, aunado que España restablece los canales de diálogo diplomático entre los dos gobiernos y acuerda el retorno de sus embajadores.
Por otra parte, debo aclarar responsablemente que mientras las Fuerzas Armadas estén bajo la obediencia, disciplina y subordinación de su Comandante en Jefe, es decir del presidente no habrá vía insurreccional que atente contra su institucionalidad, ya que el monopolio de la armas la maneja el Estado y su capacidad de combatir sublevaciones ha sido altamente eficiente, ya que aunque han sido unos pésimos gobernantes a favor de las mayorías, han sido excelentes estrategas para mantenerse en el poder.
Finalmente, debo precisar que es imperante reingeniar la oposición democrática con nuevos actores y referentes políticos que surjan y luchen desde las entrañas de Venezuela, no desde el exterior, se demanda un nuevo proyecto país ante el fracaso de este inútil gobierno, sin esperar que sean naciones extranjeras las que vengan a resolver nuestros propios problemas.


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