miércoles, 24 de abril de 2019

Marabino: “Gracias a un vecino tengo algo de luz en la casa”


Isaac Rubio / Redacción ACTUALIDAD
Alberto Briceño
Los cortes o fallas interrumpen la energía eléctrica, eso es verdad; pero lo que no impiden es que el altruismo entre vecinos se rompa, aunque la situación esté cada vez más crítica.
Incluso luego de pasar por múltiples apagones y también racionamientos —que se pueden extender por 12 o más horas—, la empatía ha florecido en el zuliano, quien ha buscado la forma de hacerle más llevadero este ‘calvario’ eléctrico que agobia sobre todo a bebés, ancianos y personas enfermas.
Pero no solo la ayuda es ofrecida durante los apagones generales. En la avenida 13B con calle 93, del sector Belloso, 13 familias se desconectaron del servicio eléctrico cuando tres transformadores estallaron durante una de las tantas fluctuaciones que todavía persisten y para paliar esta situación desde hace 15 días reciben la  energía de vecinos de que sí tienen a través de cables.
Luego de reiterados intentos fallidos para recibir apoyo de Corpoelec, los vecinos se pusieron de acuerdo y decidieron armar un cableado que parte desde casas cercanas, sube por los techos y llega hasta los hogares afectados.
“Gracias a un vecino tengo algo de ‘luz’ en la casa. Con el cable que nos pasan encendemos dos bombillos y una neverita para tener las cosas refrigeradas. Si tenemos que lavar, tenemos que apagar todo y solo encendemos la lavadora”, contó Yosmely Hernández, vecina del sector.
   En la casa de Yosmely habitan nueve personas más, en su mayoría de la tercera edad y niños, pero en total son 85 personas directamente afectadas en esa calle. “Unos siete camiones de Corpoelec han venido y ninguno resuelve nada, no nos dicen nada”, dijo.
  Estos actos de filantropía se repiten entre los habitantes de varias comunidades a lo largo y ancho de Maracaibo y San Francisco.
 Al norte de la ciudad, durante los apagones, “un vecino encendió su planta eléctrica para darnos luz a todos, aunque sea para encender una lámpara (...) como tres casas nos beneficiamos y también pudimos cargar los celulares”, narró Romina Contreras, de el sector El Portal, en la avenida Fuerzas Armadas, quien comentó que otro vecino que posee generador prestó sus cavas para que los habitantes cercanos metieran allí la comida que requería ser refrigerada.
En el sector La Ranchería, ubicado en Haticos Por Abajo, han realizado trueques para poder convivir en medio de racionamientos constantes en la región y fallas en la generación de energía.
 
Mayelin Torres testificó que de una casa le pasan un cable para poder encender algo pequeño como una bombilla, “cuando él tiene electricidad y yo no porque pertenecemos a distintos circuitos, pero yo también le doy agua porque a mí sí me llega y a él no”, sostuvo.
No obstante, estos trabajos han sido realizados, en su mayoría, de forma artesanal, ante el desespero, lo que ha ocasionado que no se tomen las medidas adecuadas —de ingeniería eléctrica— para poder ejecutarlos.
“La primera vez que el vecino me pasó un cable para darme ‘luz’ fue con una extensión y al rato todo el cable empezó a echar chispas (...) todos nos asustamos. Era muy fino, entonces no resistió la demanda de los artefactos. Luego tuvimos que buscar un cableado más grueso y así es como tengo electricidad cuando hay cortes”, afirmó Enmanuel Prieto, habitante de Pomona.
Pero no solo los vecinos se las ingenian para tener energía, pues en los comercios también buscan la forma de seguir trabajando, a fin de no paralizar operaciones por las interrupciones eléctricas.
En la avenida 25 de Sierra Maestra, un comerciante tuvo que conectar puntos de venta y hasta una balanza a la batería de su vehículo en medio del racionamiento que comenzó cerca de las 9:00 de la mañana de ayer y que esperaban fuera restablecido en la tarde.
“No podemos tener pérdidas, hay que buscar la forma de no bajar las santamarías, pero a veces tengo que estar pendiente de encender el carro para que la batería no se me descargue por tener conectados los puntos”, refirió Mariana Sánchez.

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