Humberto Marquez
1 abril, 2018
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Iscariote es un bar de la Calle Miguel de Carvajal en Sevilla y es también el apellido de Judas, el apóstol traidor a Jesús, por 30 monedas de plata y quién se ahorcó del remordimiento, pero resulta que ahora podría ser reivindicado como mártir gracias a la traducción de un texto escrito en el siglo II. Así que en adelante tendríamos otro miembro del santoral, San Judas Iscariote. En tanto que el papiro revelaría que fue en verdad el discípulo más cercano a Jesús y que su supuesta traición habría sido el cumplimiento de un designio divino. Cuenta la revista Semana que: “El documento revela que Judas fue el apóstol preferido de Jesús, incluye conversaciones privadas sostenidas entre los dos personajes y, ante todo, señala que, con la traición a Cristo, el discípulo cumplió con una “misión divina” para echarse encima toda el agua sucia por los siglos de los siglos. La National Geographic Society lanzará este 9 de abril una serie documental sobre este manuscrito que, de probarse su autenticidad, pondría patas arriba todo el Nuevo Testamento”.
Pero mientras tanto, al menos hoy, en Venezuela lo seguirán quemando este domigo de resurrección, una vieja costumbre que según cuentan, el primer Judas quemado en Venezuela fue en Cumaná en el año 1499 con cara y cuerpo de Américo Vespusio, el primer Judas de Caracas se quemó en el año 1801 ¿Quién sería? ¿Y quiénes serán los representados que serán quemados hoy?, pero tranquilo todo el mundo porque eso ya debe estar en los medios y en las redes.
Lo único cierto, es que apúrense porque este podría ser último año, si prospera la autenticidad del fulano hallazgo arqueológico, “El “Evangelio según Judas” tiene sólo 26 páginas, y su contenido, que ya ha sido calificado por algunas fuentes del Vaticano como “muy peligroso”, se ha mantenido casi en completo secreto por las entidades encargadas de la restauración, la traducción y la interpretación del texto, es decir, la Fundación suiza, la National Geographic y el Instituto Waitt de Descubrimientos Históricos de California”.
Esa investigación daría al traste con esa tradición que hasta película tuvo, la de Román Chalbaud en 1974, y ya deberían ir buscando otro paradigma de la traición, aunque esa raya no se la quita nadie al pobre Judas, que de paso era el tesorero de la pobreza de Cristo. La única que seguirá viva es la traición, así ya no haya ni un Judas, a quién echarle la culpa. De pana que después de más de 2000 años, no creo a nadie le importe mucho quien sea el culpable, si fue él o Jesús quién le dio la orden de traicionarlo, en lo que se convirtió en la raya más larga de la historia. La risa se las debo por respeto a esta semana santa que culmina hoy.
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