Credito: Panorama
27 agosto 2018 - Hombres, mujeres y hasta menores de edad son los “pimpineros” que contrabandean combustible, a la vista de todos.
A plena luz del día, en la avenida 27, frentes a algunas viviendas situadas en las cercanías del Hospital de Especialidades Pediátricas (HEP), continúa la venta de gasolina en pimpinas, producto del bachaqueo.
El combustible, que en el corto plazo registrará un aumento de precio, es posible adquirirlo sin ninguna limitación en las avenidas de la zona noroeste de Maracaibo, ante la vista de todos.
Incluso, la venta se realiza junto a alimentos, aún con el riesgo que este tipo de combinación implica para la salud.
Las imágenes de las “mariposas” (hombres y mujeres que venden el carburante en la vía) son tan comunes como las que se pueden observar en el sector Paila Negra, en Mara, o al pasar el puente sobre el río Limón en la Guajira. Hombres, mujeres y hasta niños venden la gasolina en pimpinas y si lo requiere el “cliente”, se la suministran al vehículo con sus embudos domésticos.
La gasolina, comprada en connivencia con bomberos de algunas estaciones de la ciudad, la almacenan en los patios de las casas, revelan los pimpineros sin ningún rubor.
La Tarjeta Abastecimiento de Gasolina (TAG) y la automatización de las estaciones de servicio no han sido suficiente control para frenar el bachaqueo. Recientemente la Guardia Nacional Bolivariana realizó un operativo en la zona y desalojó a numerosos vendedores, pero ayer se observaban nuevamente expendedores en las avenidas.
A plena luz del día, en la avenida 27, frentes a algunas viviendas situadas en las cercanías del Hospital de Especialidades Pediátricas (HEP), continúa la venta de gasolina en pimpinas, producto del bachaqueo.
El combustible, que en el corto plazo registrará un aumento de precio, es posible adquirirlo sin ninguna limitación en las avenidas de la zona noroeste de Maracaibo, ante la vista de todos.
Incluso, la venta se realiza junto a alimentos, aún con el riesgo que este tipo de combinación implica para la salud.
Las imágenes de las “mariposas” (hombres y mujeres que venden el carburante en la vía) son tan comunes como las que se pueden observar en el sector Paila Negra, en Mara, o al pasar el puente sobre el río Limón en la Guajira. Hombres, mujeres y hasta niños venden la gasolina en pimpinas y si lo requiere el “cliente”, se la suministran al vehículo con sus embudos domésticos.
La gasolina, comprada en connivencia con bomberos de algunas estaciones de la ciudad, la almacenan en los patios de las casas, revelan los pimpineros sin ningún rubor.
La Tarjeta Abastecimiento de Gasolina (TAG) y la automatización de las estaciones de servicio no han sido suficiente control para frenar el bachaqueo. Recientemente la Guardia Nacional Bolivariana realizó un operativo en la zona y desalojó a numerosos vendedores, pero ayer se observaban nuevamente expendedores en las avenidas.
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