Panorama
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U n hueco de dos metros de profundidad en el frente de una vivienda en el barrio Los Reyes Magos de Maracaibo iba a ser la última morada de un hombre que murió la mañana del miércoles. Su ataúd, una vieja nevera que estaban buscando sus familiares para sepultarlo.
La muerte de Ender Antonio Bracho Hernández, de 39 años, de por sí ya era dolorosa para sus familiares, pero al verse imposibilitados de darle una sepultura decente por falta de dinero optaron por cavar un hueco en la misma casa para enterrarlo allí porque ya habían pasado 24 horas y el cadáver iniciaba su proceso de descomposición.
A media sala, en una pequeña cama y rodeado de un mosquitero lo pusieron sus familiares. Para tratar de conservar el cadáver lo más que pudieran, un ventilador dejaron encendido a su lado.
Sin embargo, ayer en la mañana, lo levantaron y llevaron al hueco para promediar el espacio que faltaba por cavar, pero los vecinos con solo ver ese momento insistieron a la familia que buscaran ayuda para sepultarlo.
Demasiada tristeza. Como cantaba Cheo Feliciano en Los entierros de mi pobre gente pobre: Las flores son de papel, las lágrimas son verdad.
Ni flores tenían Angélica Bracho y Milagros Bracho, hermana y sobrina de Ender. Ellas contaron que su pariente sufrió un paro respiratorio porque desde hace dos semanas se había complicado su salud.
“Tenía una infección en el oído y en el sistema nervioso”, dijeron, pero cuando mostraron el informe médico del Hospital Adolfo Pons donde lo habían llevado decía que tenía “otitis, diarrea crónica y Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida) en estudio”.
“Estaba muy descompensando, lo llevamos al ‘Adolfo Pons’, había que intubarlo pero dijeron que no había disponibilidad en la UCI. Fuimos a otros hospitales y tampoco”, contaron
Desde hace meses, Ender venía padeciendo. Requería tratamiento. Los costos eran muy altos y como no tenía recursos, no se trató a tiempo.
Al morir vino el otro calvario para su familia. “Mi mamá estaba pagando un servicio funerario, pero como tenía dos meses de mora no quisieron prestarle el servicio. Fuimos a preguntar en otra funeraria: dijeron que costaba un millardo ¿De dónde vamos a sacar tanto dinero?”, se preguntaban.
En el barrio sentían impotencia y tomaron la avenida Milagro Norte de Maracaibo para pedir dinero a todo el que pasara por la calle.
Al mediodía de ayer, después de gestiones de líderes de la comunidad, la funeraria San José notificó a familiares que prestarían el servicio bajo el financiamiento de la Gobernación del Zulia, pero falta aún gestionar el hueco.
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