Saber donde estamos, escoger el lugar hacia donde vamos y colocar los objetos en el espacio correcto, así como escribir y leer correctamente son algunas de las bondades que se logra al conocer la orientación espacial.
Esta se define como la habilidad natural que tenemos todos para mantener la orientación del cuerpo y la postura en relación al espacio físico que nos rodea. Además, también es necesaria para actividades tan comunes como escribir recto, leer, diferenciar entre derecha e izquierda y, en general, situar los objetos y orientar nuestros movimientos en el espacio que nos rodea.
La orientación espacial es el motor que permite desarrollar ciertas nociones relacionadas con la situación, relación, movimiento, y está conectada directamente con ciertas partes de nuestro cuerpo que permiten la coordinación de movimientos y el equilibrio. Esta destreza natural, como casi todos los talentos humanos, necesita ser ejercitada para desarrollar una inteligencia espacial.
Puedes aprender de orientación espacial practicando ejercicios como tocarte la nariz con la mano derecha o a moverte a toda marcha con tu andador arriba y abajo, evitando los obstáculos que puedas encontrar en el camino.
Qué logra el niño cuando aprende orientación espacial
- La integración del esquema corporal utilizando el propio cuerpo como primera referencia para orientarse en el espacio.
- Identificar las posiciones correctas en el espacio de dibujos familiares.
- Organizar y distribuir objetos en el espacio de una manera determinada.
- Análisis visual dividiendo el todo en sus partes componentes.
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