miércoles, 3 de abril de 2019

¡Vuelvan caras!


Elías Jaua Milano exministro de educación @jauamiranda
Cuanta vigencia tiene aquella frase y aquella batalla, en la lucha que hoy libramos contra la ignominia extranjera que busca por la vía de la intimidación imponernos un “presidente” que el pueblo de Venezuela no ha elegido.
El martes, 2 de abril de este año 2019, se conmemoran 200 años de la heroica proeza de 153 llaneros, liderados por el General José Antonio Páez, que cruzaron el rio Arauca a nado de caballo, guiando los caballos con las riendas entre los dientes, con la lanza en una mano y con el otro brazo nadando, para llegar del otro lado de la orilla  y enfrentar a un ejército de 7.500 soldados españoles bien armados y entrenados.

¡VUELVAN CARAS! ¡Volvamos caras a favor de la dignidad nacional!
Según relatan los escritos, especialmente el realizado por Eduardo Blanco, en su libro Venezuela Heroica, amanece el 2 de  Abril de 1819 y el Ejército Libertador con Simón Bolívar al frente, se prepara para atacar al ejército español acantonado en la población de Achaguas y comandado por el General Pablo Morillo. Los españoles deciden ir al encuentro, antes de ser atacados.  Ambos ejércitos se encuentra  frente a frente, solo separados por el río Arauca. Para iniciar la batalla hay que cruzar el río, nadie se atreve a dar el primer paso. Bolívar le pide a Páez que escoja 150 de sus mejores jinetes e intente cruzar el río.
Páez y 153 llaneros atraviesan el río a dos millas de distancia y se arrojan resueltamente contra el centro de la línea española. Los realistas se sorprenden ante  la locura de aquel puñado de hombres a caballo, que parecieran ir a un suicidio. Pablo Morillo ordena disparar las baterías y los fusiles realistas, rechazando aquélla primera embestida, sin dejar de vigilar atentamente a Bolívar y al ejército Patriota, que observan del otro lado del río el inicio de aquella locura creativa, mueve su ejército: ocupa toda  la orilla del río para impedir que Páez vuelva a los suyos; mientras va rodeando a nuestros llaneros. Páez  y sus lanceros siguen atacando; mientras tratan de escapar del círculo del que están rodeados.
Nuestros llaneros rompen las filas realistas y parecen ir en retirada. Morillo ordena a sus hombres perseguirlos y aplastarlos. Las fuerzas de Páez se agrupan  en una sola masa de hombres y caballos. La caballería española, se aparta cada vez más del resto del grueso de su ejército. Ya cuando están a escasos metros de alcanzar a los patriotas, Páez levanta la lanza y se oye su famoso grito: “¡Vuelvan Caras!”.
¿Qué pasó después? El propio Simón Bolívar nos lo relata en su arenga del 3 de abril de1819, en el Cuartel General de Los Potreritos Marrereños:
“¡Soldados!: Acabáis de ejecutar la proeza más extraordinaria que puede celebrar la historia militar de las naciones. Ciento y cincuenta hombres, mejor diré ciento y cincuenta Héroes, guiados por el impertérrito General Páez, de propósito deliberado han atacado de frente a todo el ejército español de Morillo. Artillería, infantería, caballería, nada ha bastado al enemigo para defenderse de los ciento y cincuenta compañeros del intrepidísimo Páez. Las columnas de caballería han sucumbido al golpe de nuestras lanzas; la infantería ha buscado asilo en el bosque; los fuegos de sus cañones han cesado delante de los pechos de nuestros caballos. Solo las tinieblas habrían preservado a ese ejército de viles tiranos a una completa y absoluta destrucción”.
Así vivió nuestro Libertador, aquella  batalla que quedó registrada en los anales de la historia militar universal y que refrendó la frase escrita por Bolívar al agente norteamericano Irvine, en 1818: “Por fortuna se ha visto a un puñado de hombres libres vencer a poderos imperios”.
Cuanta vigencia tiene aquella frase y aquella batalla, en la lucha que hoy libramos contra la ignominia extranjera que busca por la vía de la intimidación imponernos un “presidente” que el pueblo de Venezuela no ha elegido.
Compatriotas, hoy tenemos que lograr que toda Venezuela se convierta en un inmenso “Vuelvan Caras” contra la traición a la Patria por parte de los entreguistas y pitiyanquis de todas la horas oscuras de nuestra historia; contra el intento de desconocer nuestro derecho a la autodeterminación nacional; contra la incautación ilegal de nuestros activos en el exterior; contra el desconocimiento e intento de fractura de las instituciones del Estado; contra la guerra que nos quiere imponer el gobierno de los Estados Unidos de América.
Volvamos caras a favor de la dignidad nacional; del derecho a vivir en paz que tenemos como Nación, de la soberanía popular como fundamento de la democracia protagónica, de la  verdad y la transparencia en el ejercicio de la política; de retomar el camino de la construcción de un modo de vida humanamente gratificante para la familia venezolana, el camino que logramos abrir con nuestro Comandante Chávez en la primera década de este siglo XXI.
¡Vuelvan carajos a la ética política! Y encaremos, desde la unidad de los y las patriotas, con coraje y honestidad la dura realidad que enfrenta el pueblo sufriente, como consecuencia de esta confrontación  total y sin reglas que se ha desarrollado a lo largo de 6 años. Es la hora de la verdad, para poder comprender la magnitud de la amenaza que se cierne sobre Venezuela y encontrar la estrategia que nos permita despejar el horizonte hacia un buen porvenir para la Patria.
Simón Bolívar, en la referida arenga del 3 de Abril de 1819, les decía a los llaneros: ¡Soldados!: Lo que se ha hecho no es más que un preludio de lo que podéis hacer. Preparaos al combate, y contad con la victoria que lleváis en las puntas de vuestras lanzas y vuestras bayonetas”.
Hoy parafraseando a nuestro Padre Bolívar, decimos que el pueblo venezolano, al que pertenecemos, contará con la victoria que le darán sus inmensos poderes creadores y la fuerza moral de luchar por un causa justa, como lo es luchar por la Independencia de esta Patria nuestra; luchar por el derecho a decir su propio destino y luchar por la construcción de una sociedad donde quepamos todos con igualdad, justicia y dignidad, una sociedad donde nos reconozcamos en nuestras diversidad cultural, política y social. Así será.

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