“El Presidente con el peor registro medioambiental” así lo han catalogado los diferentes grupos ecologistas de su país
La administración del presidente estadounidense, Donald Trump, revirtió o propuso derogar hasta hoy un total de 84 normas y reglamentos medioambientales que considera una carga para la industria de combustibles fósiles y otras grandes empresas.
Así lo señala un análisis del diario The New York Times basado en una investigación de las facultades de Derecho de las universidades de Harvard y Columbia, entre otras fuentes, el cual enumera regulaciones que ya fueron oficialmente revocadas y otras cuyo proceso de derogación está en curso.
Según el medio, el ejecutivo del mandatario republicano dio marcha atrás a 10 normas relacionadas con la contaminación del aire y las emisiones de gases de efecto invernadero, puso fin a un veto que impedía la venta durante el verano de mezclas de combustibles con alto contenido de etanol y enmendó una medida que rige cómo las refinerías monitorean la contaminación en las comunidades circundantes, entre otras acciones.
A ello se unen otras 13 reglas de ese tipo que podrían ser revocadas en un futuro cercano, así como también en intento de derogar 18 normas relacionadas con la perforación y extracción de petróleo y gas.
Sin embargo, pese a los agresivos esfuerzos, el proceso de deshacer las regulaciones no siempre ha sido fácil, porque en ocasiones el ejecutivo no ha podido proporcionar un argumento legal sólido para justificar los cambios, y otras veces las agencias han omitido pasos clave en el proceso de elaboración de normas.
Además, 10 reglas fueron revocadas y luego restablecidas, sobre todo después de demandas y otros desafíos de grupos ecologistas.
El mes pasado varias de esas organizaciones acusaron a Trump de ser el presidente de peor registro medioambiental en la historia del país,luego de que el mandatario dio un criticado discurso sobre el presunto liderazgo estadounidense en esa área bajo su Gobierno.
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