La cruda realidad de la pandemia Covid 19 nos demanda pensar en términos de unidad y solidaridad entre pueblos y naciones. Nos convoca y obliga a entender la salud como un derecho humano universal y a reforzar la cooperación internacional, aun reconociendo las diferencias políticas que en otros temas pueden separarnos.
Hoy se trata de preservar la vida de millones de personas, sin excepciones, y esto es lo que cobra la mayor importancia.
El virus mata sin respetar fronteras ni ideologías.
En Argentina estamos sobrellevando esta desgracia con acertadas medidas que reducen los riesgos de contagios y muertes. Se están habilitando nuevos centros de salud y preparando cantidad de camas para los momentos más duros que pueden llegar.
Pero necesitaremos más personal médico y de enfermería y para ello no podemos descartar que necesitemos recurrir a la cooperación internacional.
Se ha informado de una posibilidad cierta de que podamos contar con el aporte de 200 profesionales de la salud procedentes de Cuba.
Y ello ha desatado voces que anteponen prejuicios ideológicos y consideraciones absolutamente fuera de lugar, como los intereses comerciales privados, en esta hora de grave emergencia global.
Cuba ha acumulado durante décadas experiencia en el desarrollo de la cooperación internacional en materia de salud, reconocida por las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud y muchos gobiernos del mundo.
Cuba es uno de los países que ha demostrado mayor coherencia con el Compromiso de Buenos Aires para la Cooperación Sur-Sur
Son conocidos los resultados de Cuba en el enfrentamiento al ébola en África, el dengue y la ceguera en América Latina y el Caribe, el cólera en Haití y en Desastres y Grandes Epidemias en Pakistán, Indonesia, México, Ecuador, Perú, Chile y Venezuela, entre otros.
En el actual escenario Cuba ha destinado ya más de una veintena de brigadas y más de 2 mil profesionales de la salud para sumarse a los esfuerzos nacionales en más de dos decenas de países, incluidas naciones con condiciones económicas mucho más favorables como Italia, Andorra o Qatar.
También ha colaborado con países de los cinco continentes y salvado millones de vidas aportando los inobjetables desarrollos de su industria médico-farmacéutica y biotecnológica, algo de lo que por fortuna no se han excluido las empresas y laboratorios públicos y privados de la Nación.
Cada país batalla contra la pandemia de la manera que considera más efectiva.
Al igual que cualquier otro país del mundo, el gobierno de Argentina y sus autoridades provinciales o municipales tienen el derecho constitucional y el respaldo legal para solicitar a quien consideren la ayuda que requieran en cualquier momento.
Nosotros como pueblo tenemos el derecho de exigir a las autoridades que acudan a todos los medios posibles, incluida la solidaridad y la cooperación internacional, para la satisfacción de sus derechos básicos, en primer lugar, el derecho a la vida y la salud, tan relevante en las actuales circunstancias.
El rechazo a la sola posibilidad de que vengan médicos cubanos se alinea con la campaña de Estados Unidos contra la colaboración médica cubana en el mundo, que hoy es parte de la agresividad y recrudecimiento del bloqueo contra ese hermano país. Descalificar, mentir y atacar algo que no ha ocurrido, pero que pudiera ocurrir como parte de la estrategia del gobierno nacional, o de los gobiernos provinciales y municipales para enfrentar la pandemia de Covid-19, es, cuando menos, un acto criminal que daña a todas y todos y, de paso, enrarece las relaciones internacionales de nuestro país.
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