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La Fundación Católica afirma que los cristianos viven una “situación terrible” en el país.
Cerca de 3 millones de personas necesitan urgentemente ayuda en la región de Kasai, en la República Democrática del Congo. Según Caritas Internacional, una confederación que reúne a más de un centenar de organizaciones humanitarias en todo el mundo, más de 3 millones de personas están pasando hambre, incluyendo 400 mil niños que sufren desnutrición aguda.
El Congo vive una guerra civil y los cristianos se convirtieron en el blanco preferente desde que la Iglesia pasó a pedir democracia en el país. Cerca de 1,5 millones de congoleños huyeron del país el año pasado, después de que el presidente Joseph Kabila se negó a salir del cargo al final de su mandato en diciembre de 2016.
“Se trata de una situación de emergencia humanitaria desastrosa”, dijo Jean-Pierre Pokavu de Caritas Congo. “Las necesidades son enormes”. La guerra ha sido particularmente difícil para los niños, que son forzados por las milicias a empuñar armas.
El gobierno dice que los conflictos son étnicos, un problema recurrente en el país y que el presidente quedó en el cargo para impedir que la situación empeorara. Sin embargo, los cristianos denuncian que hay aldeas enteras siendo quemadas y personas siendo ejecutadas.
Hay varios relatos sobre la “terrible situación” de los cristianos congoleños, muchos siendo perseguidos por las fuerzas militares a causa de sus manifestaciones pidiendo elecciones libres y justas en el país.
De mayoría católica, muchas cuestiones políticas en el Congo pasan por las manos de los obispos. Las iglesias católicas venían promoviendo protestas pacíficas, pero el primer día del año policías invadieron templos, lanzaron bombas de gas lacrimógeno y arrestaron a sacerdotes.
En Kinshasa, en el distrito de Lemba, la invasión ocurrió durante una misa. “Mientras estábamos en oración, los militares y los policías entraron en la iglesia y dispararon”, declaró a la agencia France Presse un cristiano de la parroquia de Saint Michel, en Bandalungwa.
El saldo de los ataques eran siete muertos, entre ellos niños, en la primera semana de enero . El gobierno bloqueó Internet y estableció barreras y puestos de control en toda la capital, Kinshasa. Los ciudadanos que usaban símbolos religiosos visibles, como cruces, fueron arrestados en los puestos de control.
Hay relatos de cristianos siendo ejecutados en las calles, mientras estaban arrodillados cantaban himnos y hacían oraciones.
“Ellos perdieron absolutamente todo”, dijo Juliette Maquart, de Caritas, sobre los refugiados. “Sus casas ya no existen, fueron saqueadas y quemadas, junto con los hospitales y escuelas”.
Denise Ndekenya es una viuda que comparte su tragedia personal con Caritas, explica que tenía cinco hijos. “Ahora sólo tengo dos”, lamentó la cristiana, explicando que la mayoría de su familia fue asesinada y su marido fue decapitado, después de que milicias atacar su aldea el año pasado. “¿Qué voy a hacer ahora?”, Preguntó, “Siento tanta tristeza”.
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