D. Fernández
Cortesía
Ni atención ni casi educación formal. Yisleidy González —la niña de 10 años violada y asesinada en Integración Comunal— no terminó el tercer grado. La muerte de su abuela paterna la devolvió a la casa de su mamá... De allí, a la tragedia.
Cursó primer y segundo grado en la escuela básica Rafael Escandela en la calle 74 con avenida 103 del barrio Carmelo Urdaneta, en el oeste de Maracaibo. No culminó el tercero.
“Yisleidy vivió 7 años con su abuela paterna en esa zona. Cuando ella murió, hace tres meses, su madre se la trajo al ‘Lilia Perozo II”, contó Yésica González. Decía Yisleidy que, al ser mayor, quería ser enfermera.
“Extrovertida, buena con los números, era una excelente hermana”, agregó la tía. Era la mayor de seis (le siguen cinco varones de siete, seis, unos hermanos morochos de 3, y el menor de dos. “A todos los cuidaba y defendía como si fueran sus propios hijos. Ella se molestaba por todo, era una ‘cascarrabia”, completó la tía.
“Con su abuelo discutía por tonterías, pero al final del día, siempre le llevaba una galleta y le echaba cualquier chiste.”
En la escuela del oeste la recuerdan. “Tuvo un rendimiento escolar regular”, dijo la directora del plantel, Faride Villaroel. Mostró buena relación con su maestra y sus compañeros de aula en el turno vespertino. Le gustaba bailar reguettón y comer granos.
Siempre fue una niña sana, poco se enfermaba. Amaba jugar quiquimbol en la calle, muñecas y palitos chinos. Le gustaba más la ropa de su mamá que la de ella e incluso se la ponía.
El asesino sigue libre y los familiares de Yisleidy esperan que se haga justicia.
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