Maryclen Stelling @maryclens
La extensión, ramificación e internacionalización del inconmensurable entramado corrupto entre lo público y lo privado que carcome al país, se constituye en otra vitrina internacional.
Hemos caído en una suerte de embrujo discursivo anticorrupción, flagrum taxillatum mediante el cual nos flagelamos a manera de expiación de los pecados y en nombre de supuestos éticos, ideológicos, morales y hasta jurídicos.
Tal perversa autoflagelación discursiva, distrae “sin querer queriendo” de la corrupción como problema y comportamiento desviado e ilegal; de la corrupción naturalizada en tanto forma alternativa de influencia y ascenso social, económico y político; de la corrupción provista de su propio código de ética para corruptos; de la corrupción impune.
En el tratamiento mediático de la corrupción se produce un cambio importante cuando se desvela la internacionalización del entramado corrupto. Y -más allá de razones legales, económicas y hasta éticas- se utiliza la corrupción como una potente arma geopolítica, que, aunada a la “diáspora”, alimenta el cerco multidimensional en torno al país.
Desde esa perspectiva geopolítica, los países receptores del capital “corrupto”, además de exponer las groseras cifras robadas y las monumentales inversiones realizadas, denuncian el entramado corrupto orquestado entre lo público y lo privado.
Se reseñan abiertamente los casos de fortunas amasadas “en los años dorados del chavismo, con altos precios del petróleo y gigantescas obras públicas convertidas en máquinas de ganar dinero a golpe de sobrecostes y sobornos.”
Se identifica a los bolichicos que crecieron a la sombra del poder y a “ex altos cargos del régimen que usaron su posición para cobrar mordidas millonarias”. Se revela una amplia red que se extiende por España, Miami, Suiza, Andorra y otras plazas financieras internacionales.
El gobierno venezolano cuantifica en más de 10.000 millones de dólares las pérdidas por corrupción en el país.
En la procura de soluciones cuasi mágicas a la aguda crisis, y con cierta inocencia, se levantan interrogantes sobre la posibilidad de recuperar la totalidad del capital vinculado a la corrupción y las vías para recobrar el dinero corrupto…
Desde España, los medios destacan “el opulento desembarco de los millonarios venezolanos”, suerte de conquista al revés vía corrupción.
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