jueves, 23 de enero de 2020

RESUMEN DE OPINIÓN –23.01.2020



Fuente: A.E. (06:17 HLV)


Buen día:

Remitimos el RESUMEN DE OPINIÓN del jueves 23 de enero del 2020.

 RESUMEN DE OPINIÓN –23.01.2020 



TEMAS ABORDADOS

TEMA: AGENDA OPOSITORA: SALIDA DE JUAN GUAIDÓ
MATRICES: Gira improvisada / Ausencia de estrategia y objetivos claros / Subordinación a intereses de EEUU.

TEMA: ANIVERSARIO DEL 23 DE ENERO
MATRICES: Derrocamiento de dictadura militar / Retoma de la lucha democrática / Unidad de la oposición / Cese de la “usurpación”.

TEMA: SITUACIÓN ECONÓMICA
MATRICES: Contracción sostenida del PIB / Dolarización transaccional / Ausencia de plan antiinflacionario efectivo.

BALANCE GENERAL

CARLOS BLANCO: “La gira iniciada por Guaidó mueve el cuadro político del país (…) Sin embargo cabe hacer notar que hay importantes deficiencias (…) Me refiero a elementos políticos significativos. El primero de los cuales es haber traducido mucha soledad. Al menos en Colombia no se veía un equipo en acción entre otras cosas porque no se había preparado esa gira con la asesoría que merecía. ¿Premura? ¿Seguridad?                                                                                                      Una de las cuestiones fundamentales que alguien debería comunicarle a Guaidó es que las relaciones internacionales constituyen una disciplina en la que hay muchos venezolanos expertos, unos por formación académica y otros por entrenamiento a lo largo de sus vidas. Esa experiencia no la provee la militancia en un partido ni la amistad cercana con el presidente encargado.     La otra carencia fundamental es que un jefe político como Guaidó debe ir a reuniones de Estado con un objetivo, con una estrategia y con propuestas para lo que aspira que los países hagan. No se trata de qué quiere Estados Unidos que el interinato haga, sino qué propone este a Washington para salir del régimen. Es la dirección opositora venezolana la que tiene que articular la coalición internacional y no al revés”.
EDITORIAL: “…La evolución de una dictadura convertida en usurpación nos obliga a registrar con paciencia, pero también con inusual respeto, la épica del 23 de enero de1958 para que la imitemos, mas no como parte de la retórica sino como acicate ineludible de un movimiento de todos. La sociedad venezolana le propinó entonces una patada histórica a un régimen militar que parecía invencible. Los militares y los civiles, los partidos políticos prohibidos, los sindicatos silenciados, los intelectuales, los estudiantes, la prensa, los ricos y los pobres se juntaron para el rescate de la soberanía popular y para el restablecimiento de los usos republicanos hollados por Marcos Pérez Jiménez y por sus secuaces. Contra todo pronóstico, lograron su objetivo. No hay manera de ignorar la evidencia de unidad gracias a la cual se rescataron los valores cívicos (…) Pero ahora no se trata de cantar himnos de regocijo por lo que hicieron nuestros padres y nuestros abuelos, (…) Lo hicieron para ellos, pero también para nosotros, si dejamos las diferencias mantenidas como opositores frente a la usurpación y nos dejamos de perezas y prevenciones.
LUIS OLIVEROS: “… algunos ya ven una sólida recuperación económica por la proliferación de nuevos comercios de productos importados (…) y por el empuje de la (cada vez mayor) dolarización transaccional (algo normal que aparece en los países que han tenido hiperinflación) (…) no podemos criticar a quienes tratan de ser optimistas ante la adversidad, pero lamentablemente, es muy temprano para asegurar que hay un cambio de tendencia en el comportamiento de la actividad económica (…) estamos convencidos que Venezuela se encamina a su séptimo año seguido de contracción del PIB (…) La buena noticia es que Venezuela podría abandonar la hiperinflación en este 2020, la mala es que todo hace indicar que pasaremos a una inflación alta y crónica (que es bastante difícil de disminuir, más aún sin un plan antiinflacionario de calidad), con una fuerte caída de la demanda de moneda nacional (repudio hacia el bolívar) y con una obsesión gubernamental de introducir una moneda con “múltiples personalidades”. Podemos decir que este 2020 será mejor que los extremadamente negativos 2018 y 2019, pero (…) Nadie tendrá una combinación de inflación tan elevada con caída del PIB como nosotros…”.

ARTÍCULOS DE OPINIÓN
CARLOS BLANCO (RUNRUN, “LA GIRA”)
1.- La gira iniciada por Guaidó mueve el cuadro político del país. Hasta comienzos de enero, parecía que se había alcanzado un inestable equilibrio: un gobierno interino envuelto en las ambigüedades de su fugacidad continua, y un régimen minado de cáncer y de viruela que a trancas y barrancas ha logrado mantenerse.
2.- La creación de una Asamblea Nacional paralela y adulterada generó una reacción afortunada e inmediata de la mayoría de diputados, los cuales juramentaron a Guaidó extramuros, y expresaron la decisión de no dejarse arrebatar la legitimidad que ostentan, con un vasto apoyo internacional.
3.- En el marco de una nueva jornada de resistencia –esta vez de carácter institucional– Guaidó emprendió su sorpresiva gira, la que lo ha llevado a Colombia y al Reino Unido hasta la hora de estas líneas. Esa salida colocó el tema de Venezuela otra vez en los titulares. Hay que hacer notar que aunque el apoyo a la Venezuela democrática se ha mantenido, el equilibrio inestable al cual aludimos más arriba, ha llevado a desplazar a niveles secundarios en muchos países el combate contra el régimen de Maduro. El entusiasta apoyo del primer trimestre el año pasado en muchos países se convirtió en una rutina burocrática.
4.- La gira de Guaidó despierta agendas postradas o que han estado centradas en las urgencias domésticas que han aparecido en América Latina con motivo de protestas simultáneas, que sin dejar de tener componentes domésticos tienen la turbina del Foro de Sao Paulo. De tal manera que es una gira cuyos desenlaces no sabremos pero que tiene los aspectos positivos que enuncio.
5.- Sin embargo, cabe hacer notar que hay importantes deficiencias. No me refiero al desempeño personal de Guaidó, que debe superar aspectos en los cuales es de suponer que trabajen arduamente sus asesores junto con él. Me refiero a elementos políticos significativos. El primero de los cuales es haber traducido mucha soledad. Al menos en Colombia no se veía un equipo en acción entre otras cosas porque no se había preparado esa gira con la asesoría que merecía. ¿Premura? ¿Seguridad?
6.- Una de las cuestiones fundamentales que alguien debería comunicarle a Guaidó es que las relaciones internacionales constituyen una disciplina en la que hay muchos venezolanos expertos, unos por formación académica y otros por entrenamiento a lo largo de sus vidas. Esa experiencia no la provee la militancia en un partido ni la amistad cercana con el presidente encargado.
7.- La otra carencia fundamental es que un jefe político como Guaidó debe ir a reuniones de Estado con un objetivo, con una estrategia y con propuestas para lo que aspira que los países hagan. No se trata de qué quiere Estados Unidos que el interinato haga, sino qué propone este a Washington para salir del régimen. Es la dirección opositora venezolana la que tiene que articular la coalición internacional y no al revés.

EDITORIAL (EL NACIONAL, “EL 23 DE ENERO DE NUEVO”)
La sociedad tiene rituales que se repiten, sucesos que vuelven del pasado cuando les corresponde, recuerdos que permanecen a través del tiempo. Hay un reclamo de los seres humanos alrededor de sus hazañas. Por consiguiente, no dejan de estar presentes. No podemos vivir sin esos hitos, sin esos vínculos con los hechos de los antepasados que nos convierten en parte de una empresa colectiva que no ha cesado, que los antecedentes nos obligan a considerar con orgullo en cada presente. Es lo que nos hace mirar cada año, pese a su aparente lejanía y pese a que no se puede calcar o repetir con exactitud, los hechos del 23 de enero de 1958.
En ocasiones las referencias a ese suceso trascendental han sido apenas una formalidad, un discurso de poco aliento, un trámite sin profundidad, una copa a medio llenar; pero en otras, como la que hoy experimenta Venezuela, es un ejemplo imprescindible y un palpitante llamado de atención. En horas apacibles hemos vuelto a sus hombres y a sus circunstancias sin apremio excesivo, sin que la vida dependiera de su memoria; pero en tiempos aciagos, como los de nuestros días, es una conminación dirigida a todos, un timbre que suena en las sensibilidades individuales para pedirles que se vuelvan un conjunto al salir de la casa para transitar por la vía pública, por los asuntos del bien común, un solo movimiento en cada individuo y en todos los rincones, un único proyecto de vida.
La evolución de una dictadura convertida en usurpación nos obliga a registrar con paciencia, pero también con inusual respeto, la épica del 23 de enero de1958 para que la imitemos, mas no como parte de la retórica sino como acicate ineludible de un movimiento de todos. La sociedad venezolana le propinó entonces una patada histórica a un régimen militar que parecía invencible. Los militares y los civiles, los partidos políticos prohibidos, los sindicatos silenciados, los intelectuales, los estudiantes, la prensa, los ricos y los pobres se juntaron para el rescate de la soberanía popular y para el restablecimiento de los usos republicanos hollados por Marcos Pérez Jiménez y por sus secuaces. Contra todo pronóstico, lograron su objetivo.
No hay manera de ignorar la evidencia de unidad gracias a la cual se rescataron los valores cívicos y la manera decorosa de vivir que un general de medio pelo y sus oficiales echaron al tarro de la basura cuando derrocaron al maestro Rómulo Gallegos, electo como presidente de todos los venezolanos en términos abrumadores, testimonio de pulcritud ciudadana, representación de la modestia sin fisuras y autor de letras fundamentales para el pueblo. A su tránsito y a su obra volvieron juntos nuestros antepasados el 23 de enero de 1958, en acto de justicia para lo que hizo por todos y para vengar una ofensa sin tasa. Hubo vacilaciones al principio, pero después el movimiento se volvió corriente torrencial, decisión unánime, faena compacta contra la mediocridad y contra la vagabundería que tuvieron la osadía de echarlo del Palacio de Miraflores.
De allí las obligaciones adquiridas por la memoria de la posteridad, por eso recordamos los históricos pasos una vez cada año. Pero ahora no se trata de cantar himnos de regocijo por lo que hicieron nuestros padres y nuestros abuelos, ya los hemos sonado hasta el cansancio como parte de una rutina, infructuosa en algunas ocasiones, sino de pensar en cómo la jornada cumbre fue posible por la unidad de todos los miembros de la sociedad y en cómo no la hicieron ellos solamente para la sociedad que les tocó vivir, sino también para la que vivirían sus hijos y sus nietos. Lo hicieron para ellos, pero también para nosotros, si dejamos las diferencias mantenidas como opositores frente a la usurpación y nos dejamos de perezas y prevenciones.
¿No somos los herederos de los protagonistas del 23 de enero de 1958, no somos sus criaturas predilectas? ¿Los recordaremos solo a medias, o asumimos su herencia?

LUIS OLIVEROS (RUNRUN, “LA RECUPERACIÓN ¿HA INICIADO?”)
A los venezolanos nos encantan los mitos, las leyendas (además de las novelas y por supuesto que los shows). Uno que se ha hecho muy popular es el que cuenta que, desde noviembre del 2019, en Venezuela se ha iniciado una recuperación económica.
Uno no sabe si es por lo larga y fuerte de la crisis (tenemos 6 años presentando una variación negativa del PIB, lo que ha generado que la caída acumulada se ubique cercana a los dos tercios del total que teníamos en 2013), o por la desesperanza ante la bajísima probabilidad de un cambio político (al menos eso es lo que parece en el corto – mediano plazo), pero lo cierto es que algunos ya ven una sólida recuperación económica por la proliferación de nuevos comercios de productos importados, por una navidad muy diferente (con más movimiento) a la de años anteriores y por el empuje de la (cada vez mayor) dolarización transaccional (algo normal que aparece en los países que han tenido hiperinflación), fenómeno que llegó para quedarse. Sin lugar a dudas esos deseos son entendibles, no podemos criticar a quienes tratan de ser optimistas ante la adversidad, pero lamentablemente, es muy temprano para asegurar que hay un cambio de tendencia en el comportamiento de la actividad económica.
Es difícil hablar de recuperación de la economía venezolana, los problemas acumulados en los años anteriores se mantienen, no han sido resueltos y la confrontación política (que debería resolverse en unas elecciones competitivas, pero para la mayoría de la oposición democrática, las condiciones no son las óptimas, mientras la élite gobernante no tiene incentivos a mejorar ese aspecto) pareciera que cada día se exacerba.
Si bien es cierto, no es descabellado esperar alguna estabilización o leve repunte en algún sector de la economía, sin embargo, estamos convencidos que Venezuela se encamina a su séptimo año seguido de contracción del PIB (aunque esta sea mucho menor que lo padecido en años anteriores).
La buena noticia es que Venezuela podría abandonar la hiperinflación en este 2020, la mala es que todo hace indicar que pasaremos a una inflación alta y crónica (que es bastante difícil de disminuir, más aún sin un plan antiinflacionario de calidad), con una fuerte caída de la demanda de moneda nacional (repudio hacia el bolívar) y con una obsesión gubernamental de introducir una moneda con “múltiples personalidades”. El petro nació como criptomoneda, luego mutó a unidad de cuenta, después a una especie de título de valor y hoy pareciera ser un híbrido entre sustituto del bolívar y nueva versión del famoso CUC cubano, moneda convertible. Lo cierto es que es la “sábila” del gobierno, sirve para todo, tiene supuestas propiedades mágicas, pero pretender que por sí solo cure la terrible enfermedad que tiene nuestra economía, es ser demasiado ingenuo. A todo esto, hay que agregarle que su partida de nacimiento no se cumple.
Podemos decir que este 2020 será mejor que los extremadamente negativos 2018 y 2019, pero Venezuela seguirá mostrando la economía con los peores resultados del planeta. Nadie tendrá una combinación de inflación tan elevada con caída del PIB como nosotros, aderezada con una calidad institucional muy mediocre, disminución de población (huyendo de la crisis) y problemas sociales muy graves. No obstante, lo más cuesta arriba es el autoritarismo hegemónico (a la hora de definir a la élite que está en el poder) que gobierna el país.




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