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ane Seymour sintió que se derrumbaba cuando su esposo decidió poner fin a su relación hace unos años, luego de dos décadas.
“Tenía un matrimonio largo y nunca pensé que acabaría”, dijo la actriz de 68 años en una entrevista reciente, mientras promocionaba la segunda temporada de “The Kominsky Method”, que protagoniza con Michael Douglas y Alan Arkin
“¿Qué voy a qué? ¿Tener citas? ¿Están locos? ¿Cómo funciona esto?”, dijo Seymour. “Y entonces mis hijos me dijeron que existe esta cosa llamada Tinder y les dije, ‘No, eso no va a ocurrir’”.
Pero de manera similar a su personaje en la serie de Netflix, que se encuentra con un viejo amor, el destino intervino y Seymour se tropezó con un nuevo romance. La actriz ha estado de novia con el director de cine británico David Green desde 2014, cerca de un año después de su divorcio del cineasta James Keach, quien la dirigió en su emblemático papel de “Dr. Quinn, Medicine Woman” (“La doctora Quinn”).
“Me encontré casualmente con alguien a quien conocí 38 años antes que había tenido un largo matrimonio y su matrimonio terminó”, contó Seymour. “No fue su decisión y mi matrimonio terminó, no fue mi decisión. Nos encontramos por casualidad 38 años más tarde y nos dimos cuenta que estábamos libres, y hemos estado juntos desde entonces. Así que no tengo que estar buscando citas”.
Esta experiencia fue lo que la llevó a interpretar a Madelyn en “The Kominsky Method”, quien se reconecta con el personaje de Arkin (Norman) en un funeral tras las muertes de sus respectivos cónyuges.
“Yo entiendo eso de tener una relación con alguien contemporáneo a uno”, dijo Seymour. “Ambos estamos lidiando con hijos mayores, exparejas y con nuestro futuro... ¿Cuánto viviremos? ¿Cómo podemos mantenernos saludables? ¿Cómo podemos tachar ítems de la lista de cosas por hacer antes de morir? ¿Queremos seguir trabajando o sentimos que apenas estamos comenzando?, que es el caso mío y de David”.
La actriz laureada con premios Emmy y Globos de Oro tiene cuatro hijos y dos hijastros de sus cuatro matrimonios.
Además de actuar y de su ocupada vida familiar, diseña muebles y joyas, escribe libros, dirige una fundación benéfica y produce películas.
“Hago lo que hago porque me encanta”, dijo Seymour. “Nunca pienso en esto como trabajo... se llama vivir. Así que no me veo jubilada; uno no se retira de la vida”.
De hecho, Seymour dijo que sus propios hijos a veces tienen dificultad para seguirle el ritmo.
“Por dentro tengo 20 años. Salgo con mis hijos de 23, y el otro día estuve con ellos corriendo por Europa y me dijeron, ‘Mamá, ¿puedes frenar?’”, recordó. “Les dije, ‘No, este es el ritmo al que yo voy y ustedes tienen un tercio de mi edad, así que más vale que me alcancen’. Simplemente amo la vida”.
Y con la edad, señaló, siente “más libertad para aceptar quien soy y cómo me veo y cómo me siento ahora en comparación con cuando era más joven, cuando quizás trataba hacer las cosas con demasiado ahínco”.
Seymour se dio a conocer como la chica Bond Solitaire en la película de 1973 “Live and Let Die” (“Vive y deja morir”). A una pregunta sobre qué se siente ser un símbolo sexual por casi cinco décadas y entrados sus 60, respondió con risas.
“Nunca lo pensé de esa manera”, dijo, apuntando que ella y su personaje de Bond eran ambas vírgenes en aquella época. “Difícilmente un símbolo sexual. Yo no sabía lo que era el sexo”.
Desde entonces, ha posado tres veces para Playboy, en 1973, 1987 y el año pasado, cuando la revista dijo que la actriz “es un símbolo sexual más grande ahora que cuando hizo de una chica Bond”.
Para Seymour, ser sexy quiere decir sentirse cómoda en su propia piel, a cualquier edad. Por eso, dijo, no se ha sometido a cirugías plásticas.
“Tomé la decisión hace mucho tiempo de no hacer todas las cosas que hacen otras personas porque no estoy tratando de verme de 20 o de 30. No tendría sentido”, expresó. “Simplemente pensé, vamos a ponernos una peluca gris y a tener algo de arrugas y de hecho interpretar personajes”.
Seymour se considera una de las afortunadas que ha conseguido papeles maravillosos después de los 40.
“Hollywood ha sido muy bueno conmigo”, dijo. “En el pasado solían decir que si eras mujer y tenías 40 años, estabas acabada. Bueno, yo tenía 40 años cuando hice ‘Dr. Quinn’, ahí fue que empecé, y para ser honesta ahora siento que este es mi momento porque están todos estos personajes increíbles que puedo interpretar sin tener que preocuparme si me veo como una actriz estelar”.
“Y todavía puedo verme como una actriz estelar”, acotó con los ojos brillantes, “si me arreglo el cabello y me maquillo”.
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