viernes, 2 de marzo de 2018

Revista del Vaticano pide que Iglesia Católica ponga fin a la explotación de las monjas


Reuters
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Una revista del Vaticano denunció el jueves la explotación generalizada de las monjas en la Iglesia Católica con trabajos sin paga o sueldos muy bajos, diciendo que la jerarquía masculina debería dejar de tratarlas como simples sirvientes.
El artículo en “Mujeres, Iglesia, Mundo”, relevante por tratarse de una publicación oficial del Vaticano, describió la monotonía de las monjas que trabajan como cocineras, limpian o solamente se dedican a servir la mesa a cardenales, obispos y sacerdotes.
El artículo, basado en comentarios de varias monjas que no revelaron sus nombres, describió que algunas trabajan en las residencias de “hombres de la Iglesia, se despiertan al amanecer para preparar el desayuno y se acuestan una vez que se sirvió la cena, la casa está ordenada y la ropa lavada y planchada”. Agregaron que su remuneración es “aleatoria y modesta”.
En muchos casos las monjas, que toman votos de pobreza, no reciben una paga porque son miembros de órdenes religiosas femeninas y son enviadas a las residencias de funcionarios varones de la Iglesia como parte de sus asignaciones.
En el pasado, la mayoría de las monjas que trabajaban como ayuda doméstica en residencias dirigidas por hombres o instituciones como seminarios eran ciudadanas locales. Pero en los últimos años, muchas han llegado de África, Asia y otras partes del mundo en desarrollo.
El autor del artículo escribió que lo que más entristeció a una de las monjas con las que habló fue que “rara vez las invitaron a sentarse a la mesa a la que sirven” y las obligan a comer en la cocina sin compañía.
Una monja dijo que conocía a otras hermanas que tenían doctorados en campos como teología y que, sin ninguna explicación, habían recibido órdenes de realizar tareas domésticas u otras labores que “no guardaban relación con su formación intelectual”.
Las experiencias de esas monjas, dice el artículo, podrían transformarse “en una mayor riqueza para toda la Iglesia, si la jerarquía masculina lo ve como una ocasión para una verdadera reflexión sobre el poder (en la institución)”.

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