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La noche del viernes por la noche, el presidente Trump emitió una orden que prohíbe a la mayoría de las tropas transgénero servir en el ejército, excepto en circunstancias especiales.
El Secretario de Defensa James Mattis y el Secretario de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, concluyeron que “la retención de individuos con antecedentes o diagnóstico de disforia de género que pueden requerir un tratamiento médico sustancial, incluso a través de medicamentos o cirugía presenta un riesgo considerable para la eficacia y letalidad militares”, dijo la Casa Blanca en un comunicado.
Bajo la administración de Obama, los militares adoptaron una política de permitir que las tropas transgénero sirvieran abiertamente. Trump anunció por primera vez que revocaría la política en 2017, lo que desencadenó desafíos legales y sentencias judiciales federales que prohíben la prohibición de las tropas transgénero.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, dijo que la nueva política permitirá a los militares aplicar “estándares de salud física y mental bien establecidos” por igual a todos los que buscan unirse a las fuerzas armadas de Estados Unidos.
Los demócratas y los grupos LGBTQ criticaron la decisión. En un tweet, la líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, calificó la prohibición como “odiosa” y está diseñada para “humillar a nuestros valientes miembros transgénero del ejército que sirven con honor y dignidad”.
La Campaña por los Derechos Humanos acusó a la administración de “prejuicios anti-transgénero”.
El Family Research Council, un grupo cristiano de políticas públicas, ha apoyado el deseo declarado del presidente de revocar la política transgénero desde que la declaró públicamente en un tweet el año pasado.
Añadió: “Esta decisión restablece la preparación y las capacidades de guerra de las fuerzas armadas de nuestra nación para la prioridad que debería ser”.
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