Para Juan Calzadilla no hay preferencia entre la poesía y el arte plástico y por su mente no pasa la posibilidad de separarlas;...
Su obra, emanada de dos vertientes, la poesía y la plástica, es unida en una sola, por el trazo de su mano. Juan Calzadilla se ha consolidado como una de las figuras más representativas de la inventiva criolla, una fuente de inspiración inagotable y un fuerte promotor y creador del arte venezolano.
Oriundo de Altagracia de Orituco, a Caracas vino a dibujar su destino tras ganar un concurso de poesía, precisamente con versos inspirados en la naturaleza en la que creció. De allí en adelante infatigablemente cultivó su trabajo, apreciado incluso en el pabellón venezolano de la 57 edición de la Bienal de Venecia.
—¿Qué nos puede contar de su infancia en Altagracia de Orituco?
Allá viví hasta los 22 años, alternando con Caracas. Éramos 8 hermanos y la actividad más importante que yo recuerdo de esa época son los viajes de vacaciones que hacíamos a una hacienda, siempre íbamos cuando salíamos de la escuela, era un sitio montañoso con muchos ríos, eso tuvo mucho impacto en mi vida, incluso lo registré en un poema mío que se llama La torre de los pájaros.
Nos íbamos a recorrer todas esas montañas, hacíamos caminatas muy largas. Todos los recuerdos de mi infancia son muy poderosos, conservo un registro memorioso de esos días.
—¿Y sus padres?
—Mi padre era un hombre extremadamente inventivo, era como una especie de ingeniero empírico, para mi él era capaz de hacer cualquier cosa, un hombre muy grande. De mi madre te puedo decir que era una mujer muy católica.
—¿Qué lo hizo venirse de Altagracia de Orituco a Caracas?
—Me gané un premio de poesía, con La torre de los pájaros, yo tenía pensado dedicarme a la agricultura, pero mandé el poema a un concurso que lo patrocinaba el Consejo Mundial de la Paz desde Rusia, y se suponía que el ganador iría a ese país como invitado, pero en mi caso no funcionó, incluso el dinero que me gané no fue muy significativo, lo mejor de eso fue que me publicaron en El Nacional dos capítulos de un poemario.
Cuando llegué a Caracas empecé a vivir en barrios, recuerdo que el primer lugar fue en Los Jardines del Valle, luego viví en El Valle y después en Coche, allí estuve hasta los 25 años.
Esos lugares te permiten macerarte, iniciarte en la lucha, por sobrevivir, hacer frente a las dificultades económicas y las ideas políticas. En los barrios se sentía una fuerte organización de la Juventud Comunista, y con ellos empecé a militar, nunca llegué a tener cargos importantes porque estaba muy joven.
—¿Cómo fue su formación académica?
—Yo estudié mi primaria en la Escuela Ángel Moreno, el director era un hombre muy severo y culto en materia de poesía, la inculcaba en nosotros, nos transmitió mucho conocimiento de poetas como Rubén Darío y sobre la poesía métrica española.
Curiosamente nunca pude culminar mis estudios universitarios, empecé Letras en el Pedagógico y cuando terminé el primer año me metieron preso por participar en una manifestación. Estuve detenido como 6 meses y perdí el cupo, luego empecé a estudiar Filosofía, pero la universidad la cerraron y decidí regresar a mi pueblo a dedicarme a otras cosas.
Al final opté por hacer lo que más me gustaba que era el autodidactismo, que es algo muy fuerte, si revisas la lista de los escritores venezolanos desde Fermín Toro para acá, descubrirás que un porcentaje muy bajo de ellos pudieron egresar de la universidad.
El autodidactismo es muy poderoso en la orientación de tu vocación. En la universidad hacen que tengas que ocuparte de muchas cosas que no te interesan, y muchos escritores como por ejemplo Rómulo Gallegos, hallaron en este sistema la posibilidad de investigar sobre temas de su real interés.
—¿Por qué lo metieron preso?
—La actividad principal de los miembros de la Juventud Comunista estaba concentrada en algo que se llamaba Células, allí hacíamos una serie de actividades como por ejemplo tertulias, había que leer y discutir el Manifiesto Comunista, por supuesto todo esto era en la clandestinidad.
También nos ponían algunas tareas, repartíamos panfletos, pegábamos papeles en las calles, a veces teníamos que lanzar papeles donde había muchedumbre y eso me tocó a mí un domingo en una parada de El Silencio, cuando llegué al sitio la cola de personas para agarrar transporte era larga y yo lancé mis papeles e inmediatamente ya tenía un hombre detrás de mí con una pistola que me decía “venga conmigo”.
—Crítico de arte
—Yo escribí por mucho tiempo sobre artistas plásticos y exposiciones, debo tener más de mil artículos. Tengo trabajos de José Antonio Dávila, Alirio Palacios, Armando Reverón, Héctor Poleo y sobre muchos otros personajes del arte venezolano. Fíjate que yo recuerdo que Armando Reverón en esos días estaba muy desacreditado por ser tildado de loco, le daban unos ataques cada cierto tiempo, pero había una estigmatización del genio pintor, tú podías ser muy talentoso pintando, pero si estabas loco no eras considerado, tenías que estar muy lúcido para que reconocieran que lo que hacías era arte.
—¿Se considera usted un poeta que pinta o un pintor que hace poesía?
— Yo no tengo preferencia entre una y otra, pero la poesía abarca a todas las disciplinas del arte, me parece que el habla y el expresar, reúne todo y está por encima de todas las artes, tú puedes ser un poeta en la pintura o en otra actividad, como el grabado o el dibujo, pero en cambio como grabador resulta más difícil remontarse hasta las categorías de poeta.
Por eso yo considero a la poesía como el arte madre, incluso muchos filósofos mantienen que la poesía está por encima de la misma filosofía.
Pero mi encuentro fue primero con la poesía, yo empecé en la plástica en el año 1955, a partir de ese momento empecé a pintar y escribir a la vez.
—Premio Nacional de pintura en 1996 y de poesía en el 2017. ¿Qué lo hace sentir eso?
—Después de escribir tanto tiempo sobre arte, yo nunca me imaginé que me ganaría el Premio Nacional de Pintura, que generalmente estaba destinado para artistas más consagrados, yo era un desconocido, pero fue algo muy gratificante y por supuesto lo recibí con mucha alegría.
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Biografía mínima
Juan Calzadilla, poeta, artista plástico y crítico de arte, nació el 16 de mayo de 1931 en Altagracia de Orituco, estado Guárico. Proviene de una familia numerosa de ocho hermanos, una madre muy creyente y un padre ingenioso. Su infancia representa una etapa muy importante como fuente de inspiración para su obra.
Estudió Letras y Filosofía, sin embargo nunca pudo culminar sus formación superior y optó por el autodidactismo para cultivarse. Inició con la poesía, la cual considera la matriz de todo arte, luego empezó a desarrollar sus cualidades de artista plástico y crítico de arte.
Es cofundador en 1961 del grupo artístico y literario El techo de la ballena, definido por algunos críticos como un grupo con propósitos revolucionarios y medios multidisciplinarios.
Formó parte de la Juventud Comunista desde los 17 años y militó activamente desde su posición como poeta y artista.
En 1996 ganó el Premio Nacional de Pintura y en el 2017 el de Poesía, durante ese año fue el representante venezolano en la 57 edición de la Bienal de Venecia con su obra Formas escapándose del marco.
Poema La Torre de los pájaros
Al cielo alcé mis manos por atrapar el sueño que como una granada
de nervios maduró mi desvelo, y sólo palpé el silencio edificado.
¡El cielo no tenía más música que la de mi corazón escondido!
Oh aire que estás llenando de amistad las cajas de caudales de los
pobres, ¿qué te cuesta ser humano, dime, sino el sacrificio del aliento
hacia una vida de dolor más largo vivos sobre el pecho del mendigo?
de nervios maduró mi desvelo, y sólo palpé el silencio edificado.
¡El cielo no tenía más música que la de mi corazón escondido!
Oh aire que estás llenando de amistad las cajas de caudales de los
pobres, ¿qué te cuesta ser humano, dime, sino el sacrificio del aliento
hacia una vida de dolor más largo vivos sobre el pecho del mendigo?
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