domingo, 26 de junio de 2016

Una oposición esquizofrénica


Una de las novelas más espectaculares –y a la vez siniestras– del siglo XIX es, sin duda El extraño caso del Doctor Jekill y Mister Hyde, escrita por el inglés Robert Louis Stevenson en el mes de enero de 1886, en su versión definitiva.
¡Fue un éxito total! Si de la Isla del tesoro, del mismo autor y también muy conocida, se habían vendido, apenas 5 mil 600 ejemplares; del Doctor Jekill y Miste Hyde se esfumaron 40 mil unidades en seis meses. ¡Resonante triunfo editorial para la época! ¡Y aún hoy lo sigue siendo! Luego de este breve preámbulo, permítanme que les explique por qué considero que la oposición –o al menos su liderazgo–, en su expresión colectiva, tiene una personalidad esquizoide, y cuál es la razón para la que me haya referido –tratando de establecer una relación– a la obra de Stevenson. Comencemos por definir…
"Esquizofrenia: (del griego schizo: 'división' o 'escisión', y phrenos: 'mente') es un diagnóstico de tipo crónico y severo que describe un grupo de síntomas y signos que están presentes en algunas personas. Se caracteriza por una mutación sostenida de varios aspectos del funcionamiento psíquico del individuo, principalmente de la conciencia de realidad, una desorganización neuropsicológica más o menos compleja, en especial de las funciones ejecutivas, que lleva a una dificultad para mantener conductas motivadas y dirigidas a metas, y una significativa disfunción social". (Lo resaltado es mío, en lo sucesivo).
Ahora, ocupémonos de los singulares personajes del señor Stevenson, de modo que sean ustedes, amables lectores, quienes saquen sus propias conclusiones. Antes, advierto que para el análisis de la obra –que he leído tres veces– he consultado otra, que lleva por nombre Argumentos fabulosos, de Irving Wallace:
"En una oscura noche de invierno del año 1885, en el dormitorio de su casa en Bournemouth, Inglaterra, el febril y enfermo Robert Louis Stevenson comenzó de pronto a gritar y dar voces en sueños. Su esposa, despertada por lo que llamó 'gritos de horror', le sacudió bruscamente para sacarle de su pesadilla –escribe Wallace.
–¿Por qué me despertaste? Estaba soñando con una maravillosa historia de horror. Esa historia de horror era El extraño caso del doctor Jekill y Mr. Hyde".
Pero como él mismo admitió, no la había soñado toda. La base para la historia (la dualidad de la naturaleza del hombre) estaba en su mente desde hacía mucho tiempo. Durante más de veinte años había buscado la forma adecuada de expresar el relato. "Desde hacía mucho tiempo buscaba… el cuerpo, el vehículo para ese fuerte sentido del doble del ser humano que a veces debe surgir y sobreponerse a la mente de toda criatura racional". Y tal como confió simplemente a Andrew Lang: "Quiero escribir sobre un individuo que era dos personas a la vez".
A lo largo de toda su vida había conocido a un individuo que era dos personas a la vez, y fue allí donde arraigó realmente la idea. Porque el verdadero doctor Jekill y Mr. Hyde había vivido en Edimburgo noventa y siete años antes, y el recuerdo de su presencia y de su increíble doble vida había perseguido a Stevenson. Su nombre era William Brodie, y sus actividades entre la madurez y la muerte personificaron para Stevenson el bien y el mal existentes en cada hombre. Durante el día, el diácono Brodie había sido un próspero hombre de negocios y un respetado miembro de la Junta de la ciudad; durante la noche, había sido un jugador y un tramposo que mantenía a dos amantes y era el jefe misterioso de una temida banda.
La oposición es el Doctor Jekill, el factor dominado
La esencia de la lucha interior de Brodie seguía fascinando a Stevenson, porque presentía que este conflicto era profundo y universal en todos los hombres, cosa que supuso mucho antes de la aparición de Sigmund Freud y la aparición del vocablo esquizofrenia. Comenzó a frecuentar de noche el poco aconsejable Barrio Viejo de Edimburgo, tal como Brodie lo había hecho. Rebelándose contra la restricción y en un esfuerzo para dejar en libertad la represión de su lado pecaminoso y malvado, visitó regularmente las peores tabernas y burdeles, se relacionó con rudos marineros, ladrones y prostitutas.
Un amigo suyo comentó que Stevenson era "un hombre perseguido por las flaquezas de la carne”. Él mismo confesó: "Por naturaleza soy lo que se dice una persona muy mala y bastante ambiciosa de sensaciones". Las mujeres de la calle, que lo apodaban "Abrigo de Terciopelo", le consideraban "una especie de ser incomprensible, muy entrañable". "Las mujeres eran gentiles y bondadosas conmigo", dijo. Tuvo relaciones con la hija de un herrero y se cree que esta aventura dio como fruto un hijo ilegítimo.
El doctor Jekill confiesa que durante mucho tiempo había sentido verdadera curiosidad por las dos partes de su naturaleza: una, industriosa y honorable; la otra, deseosa de alegrías y del placer de la carne. El doctor Jekill pensó que si poseía dos personalidades, también podría tener dos seres físicos que representaran a cada una de esas personalidades. Finalmente dio con una mezcla química que le transformaba a voluntad en este ser abominable a quien llamó Edward Hyde. La primera vez que vio a Hyde en el espejo, confesó: "Cuando observé a ese horrible ídolo en el espejo, no sentí ninguna repugnancia, sino más bien un deseo de darle la bienvenida. Porque él también era yo".
Así, tal como lo deseaba, el doctor Jekill vivió dos vidas y satisfizo ambas facetas de su personalidad. Pero cierta mañana, el doctor Jekill se despertó sobresaltado por el terror: "De pronto observé mi mano… Era la mano de Edward Hyde". Aterrorizado por el cambio involuntario, el doctor Jekill se decidió a terminar para siempre con los "secretos placeres" de Hyde, y dar vida al "anciano y descontento doctor". Pero no sería nada fácil tranquilizar el deseo de volver a ser Hyde. Y una vez más como míster Hyde, el doctor Jekill comete el atroz crimen. Logró transformarse en doctor Jekill antes de que Utterson y la policía llegaran a su casa.
Cierto día, mientras tomaba el sol en un banco del parque Regent, el doctor Jekill se horrorizó al sentir las convulsiones involuntarias que lo transformarían en Mr. Hyde. Sabía que no lograría llegar al laboratorio, ya que Hyde era buscado por asesinato. Obtuvo los ingredientes por medio del doctor Lanyon sólo unos instantes antes de transformarse en Mr. Hyde nuevamente. Una vez utilizada la droga no pudo salir de la habitación. Y antes de que entraran la policía y Utterson, se suicidó.
Las similitudes de detalles entre el novelesco doctor Jekill y Mr. Hyde y el verdadero William Brodie son muchas, pero de menor importancia al compararlas al paralelo principal. El doctor Jekill descubrió "que el hombre no es uno, sino realmente dos", y lo descubrió, en gran parte, gracias a Brodie. "Fue Brodie quien apadrinó al doctor Jekill", ha declarado John Hampden en una introducción a la novela.
Con anterioridad, muchos de los amigos personales de Stevenson dijeron lo mismo. Una antigua amiga suya, la señora E. Blantyre Simpson, estaba segura de que Brodie… sugirió a Tusitala (el nombre dado a Stevenson en Samoa) la dualidad del carácter humano "mezcla del bien y del mal, la bondad cara al mundo y el villano tras la máscara". William Roughead concluyó: "No hay duda de que el subconsciente de Stevenson estaba influenciado por su antiguo conocimiento del diácono Brodie… ese sorprendente combinador de dos personalidades, cuyo carácter proporcionó tan admirable ejemplo de la individualidad de la naturaleza humana y la alternancia del bien y del mal".
Pero también la oposición es Mister Hyde, el factor dominante
Durante veinte años, hasta su muerte, el diácono William Brodie llevó precaria doble vida. El diácono, modelo de gentileza durante el día, al anochecer se transformaba en jugador, borracho y ladrón. Durante dos décadas llevó dos vidas separadas que jamás se cruzaron ni quedaron expuestas, hasta el mismo fin. Si bien sus amantes y colegas de disipación y crimen conocían su verdadera identidad y estado, sus parientes, amigos y socios ignoraban su doble vida.
Ahora definamos "Esquizoide". De acuerdo con Gunderson, los individuos con trastorno esquizoide de la personalidad se encuentran perdidos sin las personas que normalmente se encuentran a su alrededor porque necesitan de una sensación de seguridad y estabilidad. Sin embargo, cuando el espacio personal es invadido, se encuentran ahogados y sienten la necesidad de liberarse y ser independientes. Las personas con personalidad esquizoide son vistos como distantes, fríos e indiferentes, lo que les causa problemas sociales, pudiendo sufrir acoso en los diversos planos de su existencia, escolar, laboral, familiar, y en general una devolución social de su indiferencia.Seguidamente comentaré los puntos de encuentro entre la oposición, la esquizofrenia y, desde luego, con el doctor Jekill y mister Hyde:
Cuando definíamos "esquizofrenia", comentábamos que Eugen Bleuler –que fue quien acuñó el término por primera vez– señalaba que en quienes padecían esta enfermedad era sintomática una "significativa disfunción social". Creo que la oposición ha dado evidentes demostraciones del poco interés que el tema social despierta en ellos, al punto de que son ampliamente conocidas sus despectivas expresiones a propósito de los sectores que se benefician de las políticas populares que adelanta el gobierno. Pero, ¿por qué no hablamos del paralelo entre la oposición y los personajes de Stevenson?
Democracia. Diálogo. Entendimiento. Trabajar juntos. Participar en elecciones. Tolerancia. Diálogo… ¡Señores, les presento al doctor Jekill, factor dominado!
La contracara: Odio. Racismo. Fascismo. Guarimbas. Plaza Altamira. Golpe de Estado. Paro petrolero. Toma de embajadas. Asesinatos en puente Llaguno, y "selectivos" en los últimos años. Bombas en legaciones diplomáticas. Paramilitares. Narcotráfico. Alianzas perversas. "Salidas". Llamados a una invasión yanqui, Carta Democrática. ¡Amigos, a quien tenemos ahora frente a nosotros es a mister Hyde!, la legítima esencia de una persona que, bajo la máscara de la honorabilidad, es en realidad, el factor dominante; es decir, ¡quien realmente es!
¡Ya volverán a ver ustedes el rostro congestionado por el odio de Mr. Hyde, cuando la OEA primero, y luego el CNE anuncien, que ninguna de los dos arteras y cobardes jugadas "diplomáticas" –para la cual cuentan con el servil proxeneta de Washington, Luis Almagro–, y "electorales" –que no es más que otro engaño a sus incautos e ignorantes seguidores–, auspiciadas ambas por los yanquis, sus inmorales y depravados medios, así como por las corruptas y sanguinarias burguesías latinoamericanas y europeas, dieron los frutos que esperaban! ¡Ya lo verán!
¿Comprenden ahora por qué considero esquizofrénica a la oposición?

No hay comentarios:

Publicar un comentario