08:30 AM / 27/06/2017-Agencias
Agencias
Actualmente, los empleados deben ser innovadores y creativos, ya que las empresas requieren colaboradores que cuenten con esas características. Día a día cambia el mundo de una u otra manera en diferentes aspectos y debemos estar preparados para esos cambios.
En la innovación, en sí misma, la rutina no es mala, lo óptimo es crear buenas rutinas. Por eso que ofrecemos 8 actividades recomendadas, para ser más innovadores en medio de la rutina:
1. Buscar conocimientos de manera cotidiana. El buscar lo nuevo, los avances de la ciencia y la tecnología, ayuda a dilucidar las oportunidades con mayor anticipación. Por ejemplo, tener fuentes de información a las cuales se recurra con frecuencia para conocer los últimos descubrimientos científicos asociados a una materia de interés.
2. Hacer que parte de la rutina sea salir de ella. Hay que acostumbrarse a que el cambio constante sea algo rutinario. Por ejemplo, preguntarse con frecuencia, ¿de qué forma distinta se puede hacer esta actividad? Para luego, practicarlo con entusiasmo y análisis crítico.
3. Tener momentos informales para pensar en equipo. Es recomendable tener espacios de tiempo para divagar con ideas y estar acompañados. Por ejemplo, el café con los compañeros de la oficina, sin mayor agenda que la de compartir ideas.
4. Estimular la confrontación. En la medida que el respeto impere, el buscar de manera sistemática generar el enfrentamiento de ideas opuestas, es probable que en muchos casos brinde frutos superiores. Por ejemplo, ante cada aseveración respecto a un punto sin aparente discordancia, preguntar ¿Y tiene que ser necesariamente así? ¿Y si fuera al revés?
5. Elogiar los planteamientos opuestos de personas de jerarquías inferiores. Atender con admiración una objeción u opinión contraria de un subalterno respecto a una posición propia, generará más apertura y confianza para plantear nuevas ideas. Por ejemplo, ante un cuestionamiento que el jefe exprese.
6. Considerar el error por encima del éxito. No es retórico decir que se aprende más de los errores, es así. Por ejemplo, cambiar los típicos encuentros de resultados, dejando de mostrar los mejores performances de las áreas, sucursales, filiales, etc., para más bien enfatizar en los desaciertos, se puede convertir en una excelente costumbre para aprender y cambiar.
7. Aprovechar lo aparentemente irrelevante. Introducir temas en las conversaciones que no tienen nada que ver con el negocio, acompañándolo con la aplicación del pensamiento integrador, puede ser un generador constante de alternativas de solución que vienen fuera del contexto.
8. Tener horas de la semana destinadas para promover el conocimiento. Lo que hace la diferencia en una organización es el conocimiento que usa y promueve, el tener espacios de tiempo sistematizados para estimular su flujo, es una excelente acción. Por ejemplo, tener dos horas a la semana destinadas exclusivamente a ello, bajo la consigna de compartir y aprender en equipo.
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