Las coyunturas políticas y momentos críticos, en la mayoría de los casos desnudan los niveles de calidad política y firmeza en las orientaciones de quienes participamos en ella, bien sea desde las bases o desde las altas esferas.
Es por eso que la palabra "traición" comienza a aparecer como un tema de tapete, a partir del advenimiento de posiciones de actores que en la alta política se deslindan en el dicho y en el hecho, de la tendencia a la cual decían pertenecer.
La Revolución Bolivariana sabe mucho de eso. Ocurrió con Luis Miquilena, primer vicepresidente en la gestión de Hugo Chávez. No hubo traición más alta que esa en la era del chavismo, entendiendo que desde ella devino luego el golpe de Estado de 2002, que depuso al Presidente de su cargo por casi 48 horas.
Necesario es, entonces, hacer un manual. Para no victimizar o colocar en presunción de inocencia a quienes al día de hoy y en las circunstancias actuales, deciden tomar el equivocado atajo de la traición al chavismo.
Entendiendo por demás que todos quienes en 18 años traicionaron al chavismo se encuentran hoy en total obstracismo y en situaciones de irrelevancia política, como parias del hecho político, hundidos en la ignominia y soledad de sus propios actos y con su amasijo de acomodados y adaptables principios a cuestas.
Un manual, paso por paso y pieza por pieza
1. Asuma que un traidor en la alta esfera política es de quienes probaron el poder, se encariñaron con él, se volvieron adictos a él, buscaron más, ambicionaron más y hasta acumularon más. Su acumulación de poder y aspiraciones llegaron a un punto de saturación.
2. Es un hecho conocido, sólo un equipo específico de funcionarios ha rodado de un Ministerio al otro o se han mantenido en posiciones de confianza en el alto gobierno del chavismo. Es decir, la inmensa mayoría de quienes han ostentado cargos altos, pasaron por sus cargos, entraron por una puerta y salieron por la otra. Pues aunque se diga lo contrario, la gestión chavista tiene mucho dinamismo, se reedita y se redimensiona siempre. Entienda la posibilidad de que es probable que muchos traidores al día de hoy, han debido entrar por un lado y salir por el otro, pero son de quienes probaron el poder y decidieron que debían quedarse. La imposibilidad de lograrlo, vaya que eso les generó molestia.
3. Desde tiempos de Bruto y Julio César, la traición tiene intereses en medio. No hay grandes traiciones por principios, por ética o por moral rigurosa implementada. Las traiciones son un accesorio conocido en la historia política venezolana, tanto así que la dictadura más extensa que ha conocido la República ocurrió con la traición de Gómez a Cipriano Castro. La segunda fue la traición del Pacto de Punto Fijo, que instaló a una clase privilegiada en el poder político en franca traición a las aspiraciones de quienes seguían a los partidos de ese pacto. Asuma que detrás de la traición, hay intereses, no principios.
4. En palabras de Chávez, usted puede estar descontento, tiene razones para estarlo, podría estarlo. Es su derecho estarlo. Pero una cosa es estar descontento y otra es activar políticamente con la oposición. Lo políticamente sano entre revolucionarios es entender donde está el enemigo histórico y que a partir de esa premisa los revolucionarios estamos obligados a resolver nuestros descontentos entre nosotros, sin hacer tributos al enemigo de clase, que en el caso venezolano se encuentra alineado en la acera del antichavismo. Sorprende la posición de pequeños partidos "ultra-socialistas", ex dirigentes, ex funcionarios, personajes de la extensa fauna política, que hablan, actúan, piensan, igualito que la oposición. Pero no son de la oposición, dicen.
6. Asumamos que casi todos los traidores, se fueron por la puerta de atrás, casi en gestos de malcriadez, discapacitados políticamente para actuar con altura revolucionaria y dirimir con sus camaradas. Eso ocurre cuando las aspiraciones individuales nublan la visión.
7. No hay nada más oprobioso para estos tiempos que usar el nombre del chavismo para traicionar al chavismo. Quien hace tal cosa no es una víctima, es un victimario de su propio discurso, de sus propios ideales (o de los que decía profesar). No se deje embaucar. Entienda. Quien hace tal cosa, manipula, engaña y divide adrede. Eso indica que no se trata de alguien que actúa por principios, sino porque se reacomodaron sus aspiraciones.
8. Grandes traiciones tienen algo en común: parten del principio del chantaje. Los traidores actúan así porque no les cedieron lo que aspiraban. Su reacción no es sorpresiva para muchos. Eso infiere que antes de la traición, amenazaban, chantajeaban, daban cuenta de cuál sería el resultado de que se les negaran sus aspiraciones. Tales actos les quitaba facultad y probidad para asumir. Por esa misma razón muchos fueron execrados, pues eran actores de desconfianza y traición por rebelarse. Esos traidores no son unas víctimas de la dirigencia, son víctimas de sus propias actitudes y aspiraciones ambiciosamente elevadas.
9. Sepa usted. Detrás de toda gran traición hay una contraprestación en medio. Verá usted, la era del chavismo es la era política más oscura para la alta burguesía venezolana desde tiempos de la Guerra Federal. Sí. Muchos empresarios han aumentado sus privilegios más que nunca, pero es cierto que esta es la época en que no tienen claridad sobre el control total del poder político nacional, cosa a la que estuvieron acostumbrados sin problemas durante décadas. Eso puso a los burgueses, a pedir favores, comprar, exigir prebendas y no a ordenarlas, como estaban acostumbrados. Eso infiere que casi todo todo corrupto, traidor o saltatalanquera, casi siempre tiene a un rico detrás. Un rico que necesita sus caballos de Troya en el Gobierno o que necesita minar el poder político desde adentro.
10. Hay funcionarios del chavismo a quienes les encantó el poder, al punto de querer andar con gente poderosa de "pedigrí" y no con funcionarios cuyos privilegios duran lo que duran ellos en el cargo. Fuchi. Por eso más de uno se dedicó a hacer arreglos, favores, acuerdos, "negocios son negocios", con algunos elementos de la alta burguesía venezolana. Se cayeron a tragos, se tomaron fotos, se hicieron "favores", se hicieron concesiones, se compraron regalos, etcétera. Los ricos de tradición histórica no son como los nuevos ricos funcionarios, los burgueses serios no tienen nada de pendejos. Han habido casos de traidores que actúan hoy de esa manera por convertirse en las meretrices bajo chantaje de ricos que los patrocinaron o con los cuales negociaron. Se vendieron al punto en que ahora tienen amos.
11. Un traidor en tiempos en que son más evidentes que nunca, con las intenciones de derrocamiento desde EEUU contra el chavismo, es seguramente un acomodado en el poder político quien compró ya su visa para el cómodo exilio. Es decir, usted no le preocupa ni le duele a él. Por lo tanto, ese traidor no es defensor de vuestro ideario. No lo representa a usted. El traidor es de las ratas que quieren saltar del barco, así que no se rige por las ideas, sino por el desespero. Le pasó a Miquilena, sabrá usted a cuántos más ha de pasarles. Arman el bote salvavidas y usan nuestros nombre, el de usted, para estar en él, pero nosotros no vamos ahí.
12. Reconocer un traidor es muy fácil. Los traidores en tiempos de chavismo tienen todos mucho en común: saltaron del barco con rumbo a un naufragio a la isla sin tesoro. El barco ni se ha hundido, ni se va a hundir.
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