Foto: Archivo
(Valencia, 09 de noviembre. NP Podemos-PCV) El ex alcalde de San Diego Enzo Scarano y hoy recluso en Ramo Verde por la obstinada conducta en la directa promoción de la violencia a inicios del presente año y de diseñar con la anuencia de organismos policiales municipales todo un sofisticado plan para hacer de la guarimba un instrumento de desestabilización y colocarlas sistemáticamente en varios municipios de nuestro estado, anhelando con su característica e irracional actitud perturbar la tranquilidad y paz que exige el pueblo de Carabobo.
Pero por otra parte no se puede ser permisivo o silente cómplice en la comisión de otros delitos como la violencia de género que protagonizara el reo Scarano el día 14 de abril del pasado año en un centro de votación ubicado en el municipio Naguanagua, donde sin mediar palabra alguna irrumpió a la unidad educativa que servía de sede a este centro electoral, donde de manera cobarde y censurable procedió a agredir a la coordinadora designada por el CNE, igualmente a la coordinadora política del partido PSUV y polo patriótico y para culminar su desquiciada practica de atropello ataco a una teniente apostada en ese recinto electoral como representante del Plan República.
Es bueno significar que todas y cada una de las pruebas, acusaciones, declaraciones de los víctimas del arrebato de Scarano y sobre todo los respectivos exámenes forenses que exhiben las múltiples lesiones que ocasionó el recluso reposan en el expediente y por las que tendrá que responder ante los organismos jurisdiccionales competentes, porque el exhibir para aquel entonces la condición de alcalde y hacerse acompañar de un grupo de cuatreros bajo la figura de policías municipales fuertemente armados, no le otorga potestad alguna para el exceso, para atropellar sin reserva alguna a un grupo de mujeres y a manera de público libertinaje pretenda desconocer y contrariar nuestro ordenamiento jurídico o pensar equivocadamente que los tribunales de la República están sometidos a su reiterada, conocida y característica conducta. Un arrebato de ira, un desequilibrada personalidad, una patología de carácter psiquiátrico debe tener la debida contension por parte de los órganos competentes para salvaguardar o proteger la integridad física de toda la colectividad.
Ante este escenario lo que resulta insólito es el desproporcionado despliegue que han deliberadamente otorgado los principales medios impresos de la región a este censurable tema y nuevamente nos encontramos con la manipulación abierta del director del Notitarde, por cierto sometido a investigaciones del Ministerio Público por proferir amenazas de muerte y de las cuales aguardamos que se produzcan y establezcan las responsabilidades.
Estos diarios o matutinos en su terco y reiterado afán de confundir a la colectividad, hacen ver que el recluso Scarano es la débil víctima de un proceso judicial politizado y que se estaría buscando de cualquier forma una presunta inhabilitación política, es decir que para el señor Odriozola y los medios impresos esta mas que justificado que Scarano haya violentado, agredido y golpeado a tres mujeres y a su vez proclaman que la violencia de género debe ser considerada como una circunstancia cotidiana, estimulando así directamente su práctica y convalidando en sus páginas la impunidad través de una injustificable defensa a los que como Scarano incurren en este aberrante delito.
Es bueno recordar que esta no es una práctica nueva del Notitarde y su director, ya en el pasado reciente avalaron y llegaron hasta considerar conveniente la práctica de ilícitos y oscuros negocios que se desarrollaban en el estado, solo por el hecho que se llenaban sus páginas con publicidad proveniente del censurable delito.
Nuestra alerta a todo Carabobo sobre esta descarada posición de los medios impresos por justificar o legitimar la práctica delictiva, sin embargo estamos en la plena convicción de que la justicia se pronunciará de manera categórica y ejemplarizante sobre esta acciones y no serán unos cómplices mediáticos, unos mercenarios bien remunerados los que desvirtúen esta irreversible y medular función de nuestros tribunales.
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