jueves, 25 de julio de 2013

Con mi teta no te metas


Amamanta
Medios privados de comunicación nacionale e internacionales emprendieron una campaña contra el Proyecto de Reforma de la Ley de Promoción y Protección de la Lactancia Materna, argumentando que la normativa pretendía prohibir el uso de teteros y fórmulas lácteas. Esta controversia lograrían aplazar el debate que trataba de impulsar medidas para que más bebés venezolanos sean amamantados
En Venezuela, pese que existe una Ley de Lactancia Materna desde 2007, la mayoría de los bebés son separados de su madre en el momento del nacimiento, impidiendo el inmediato contacto del lactante con el pecho de su progenitora para que se inicie una succión temprana que estimula fisiológicamente la bajada de la leche, lo que ayudará a establecer una lactancia materna duradera y exitosa. Todo lo contrario, le dan soluciones glucosadas, cuando se sabe que el primer alimento debe ser el calostro. Y hay médicos que llegan a recomendar que se complemente con fórmulas lácteas, cuando la leche materna tiene todos los nutrientes en las cantidades que necesitan los lactantes y son muy pocas las madres que están impedidas por razones anatómicas y fisiológicas para amamantar.
La madre, que muchas veces desconoce las ventajas de la leche materna, suele ser seducida por una multimillonaria campaña publicitaria que la empuja a optar por una alimentación que no puede sustituir el sagrado néctar que fluye de sus pechos, y que en muchos casos pone en riesgo la salud de su bebé. Cientos de estudios científicos en todo el mundo asocian la fórmula infantil con diarreas, otitis, infecciones respiratorias y urinarias, también con enfermedades crónicas como la diábetes, la hipertensión, la obesidad y el cáncer.
La industria transnacional que fabrica fórmulas lácteas encabezada por Nestlé, es conocida por comercializar sus productos utilizando las más perversas estrategias de promoción, cuyo fin último es convertir a cada bebé en un consumidor.
Teteros con ositos, payasitos y con hermosos diseños están incitando a que cada vez menos madres amamanten a sus bebés, a lo que se le suma la práctica antiética de distribuir muestras gratis de fórmula artificial entre madres, médicos y enfermeras, porque la industria láctea vende sucedáneos como si fuera un champú, un desodorante, o cualquier producto masivo. Los empaques de la leche artificial suelen tener también llamativos diseños, y se colocan en lugares destacados en los estantes de automercados y farmacias, recurriendo a sofisticadas técnicas de mercadeo.
Esa poderosa industria ha sido capaz de prácticamente arrasar con la cultura de la lactancia materna, hasta el punto que se han sacado del Facebook por considerarlas inmorales fotos de madres amamantando e incluso en algunos lugares está mal visto amamantar públicamente, como le ocurrió Tom Neijens y su esposa Roseline Remans, que fueron echados del Metropolis Country Club en Nueva York, el pasado 8 de junio, cuando ella intentó discretamente dar el pecho a su bebé mientras disfrutaban del almuerzo. Neijens, un diplomático belga ante las Naciones Unidas, relató que la administradora se les acercó y les dijo “Por favor salgan del club, están molestando a los demás miembros”. A lo que él le contestó que solo tomaría un par de minutos pero la administradora le dijo que se dirigiera al baño a terminar de amamantar. Al no querer acceder, la Policía de Greenburgh, Nueva York, se hizo presente y la pareja tuvo que salir del lugar. “Usted no le dice a una persona que almuerce en el baño, ¿por qué se le pide a un bebé que coma ahí?”, argumentó Neijens, quien se opuso a esconder a su hijo para ser amamantado.
Se trata de una mercadotecnia global, que a escala planetaria intenta imponer el uso del tetero.
En Venezuela cuando la diputada del partido de gobierno Odalis Monzón trató de avanzar durante el mes de junio hacia una reforma de la Ley de Lactancia Materna, medios privados nacionales e internacionales difundieron de manera sensacionalista que se quería prohibir el tetero, y utilizaron titulares como “Maduro le declara la guerra al biberón”, “Se abre la guerra al tetero en Venezuela”, “Prohibirán dar tetero en hospitales para forzar a madres a amamantar”, o “Con mi tetero no te metas”.
“Ahora les ha dado por prohibir, restringir, controlar, limitar, censurar, desalentar el uso de teteros y fórmulas lácteas en el proceso de alimentación de los recién nacidos”, escribiría Alexei Guerra Sotillo en la página web Analítica, quien agregaría, “la sutil restricción deviene del control estatista sobre la libertad individual y familiar”.
A lo que organizaciones promotoras de la lactancia materna como Amamanta Venezuela y la Cooperativa Lactarte, entre otras, han contestado: “el proyecto de Reforma de la Ley de Lactancia no prohíbe el uso de teteros y fórmulas, regula la comercialización inescrupulosa de la mismas”.
Igualmente la diputada María León (PSUV-Aragua) desmintió categóricamente que la nueva normativa prohíba el uso de teteros, y explicó que el objetivo es evitar que se obligue a los niños a consumir fórmulas lácteas cuando pueden ser amamantados por sus madres. “No le estamos imponiendo a la madre nada, por el contrario, estamos garantizando el derecho que tienen las madres de amamantar y el derecho que tiene el bebé a ser amamantado”.
El excoordinador residente del Sistema de las Naciones Unidas en Venezuela y exrepresentante adjunto regional de Unicef, Alfredo Missair, aplaudió la existencia de leyes que promuevan la leche materna para el desarrollo de los niños y aseguró: “No conozco de ninguna legislación que obligue a la lactancia materna o que criminalice el no hacerlo”.
Pero los titulares a favor del tetero lograrían aplazar el debate que trataba de impulsar medidas para que más niños y niñas venezolanos sean amamantados.
Lola Landaeta, presidenta de Amamanta Venezuela, explica que afirmar “Con mi tetero no te metas”, refleja una total desinformación y manipulación, porque el uso del tetero dificulta que se establezca una lactancia materna exitosa, ya que el lactante suele dejar el pecho debido a que el tetero distorsiona el patrón de succión natural.
“Es una creencia errónea pensar que un bebé necesita un tetero, todo lo contrario el tetero es un arma peligrosa y además es leche materna que se deja de dar”, advierte Isabela Plaza, vocera de Amamanta Venezuela.
Explica que las infecciones diarreicas son más frecuentes en los niños alimentados con biberón que los que reciben pecho, debido a que si no se toman las medidas higiénicas adecuadas es muy fácil que se contamine la tetina del tetero, en cambio la leche materna es un alimento estéril que va directo de la madre al bebé.
Isabela, además de consejera en lactancia materna, es mamá de Emiliano, un lindo bebé de a penas un mes que sólo conoce la leche materna y al que jamás lo han alimentado con tetero. Emeliano crece a buen ritmo y lo más importante: es un niño sano.
Paola, en cambio, recibió muy poca leche materna. Su madre, Perla, quedó muy adolorida por una anestesia mal administrada, por lo que decidió complementar con tetero. Paola empezó a preferir el tetero y a rechazar el pecho de su madre y como la leche se produce por demanda, Perla cada vez producía menos leche hasta que finalmente comenzó a darle sólo tetero, pero como la bebé no toleraba la fórmula láctea, sus padres debieron alimentarla con un sucedáneo basado en soya. Hoy Paola tiene tres años y ha resultado ser muy enfermiza. A su corta edad ya fue operada de las adenoides, es sumamente alérgica y frecuentemente padece otitis e infecciones respiratorias.
El uso de chupones y teteros también afecta el desarrollo del lenguaje. Un estudio publicado en la revista “BioMed Central Pediatrics” determinó que los niños que usaron teteros y chupones por más de tres años eran tres veces más propensos a padecer trastornos del lenguaje. El tetero tampoco favorece al desarrollo del aparato bucal.
Isabela aconseja usar vasos con picos en lugar de teteros para administrar jugos y agua a los niños después de que cumplan los seis meses, porque antes de esa edad se recomienda alimentarlos sólo con leche materna, que satisface todos sus requerimientos nutricionales.
De cómo llegó el tetero
A principios del siglo XX se inició lo que ha sido considerado como “el mayor experimento a gran escala en una especie animal”, cuando a los humanos se le cambió su forma de alimentación natural y sus crías comenzaron a ser alimentadas con leche modificada de una especie distinta.
Lola Landaeta relata que esto ocurrió en la Era de la Industrialización, cuando la mujer tuvo que entrar a la fábrica y quedó la familia nuclear, es decir, madre, padre e hijos. La industria láctea se aprovechó de ese momento e inventó una leche que dijeron que podría sustituir a la de la madre.
Y se recurrió a prácticas no éticas de promoción de la lactancia artificial. Fue entonces cuando la frecuencia y duración de la lactancia materna comenzaron a disminuir drásticamente. Para 1955 el abandono de la lactancia materna comenzó a preocupar a la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la UNICEF y la FAO.
“Promovieron la leche artificial como sustituto a la lactancia materna, lo que se demostró que no era cierto”, relata Lola Landaeta.
Estudios científicos demostrarían que la leche artificial no se parecía a la leche materna e, incluso, representaba un riesgo, porque cuando se utilizaba en poblaciones sin acceso al agua potable los lactantes podrían contaminarse por las precarias condiciones higiénicas.
También se demostró que era altamente alergénica, ya que no estaba diseñada para el aparato digestivo de los bebés.
La Asamblea Mundial de la Salud comenzó a constatar que a medida que los índices de lactancia materna iban descendiendo, se estaban elevando las tasas de morbilidad y mortalidad infantil.
En 1974, la 27 Asamblea Mundial de la Salud advirtió el descenso general de la lactancia natural en muchas regiones del mundo, por influencia de factores socioculturales, entre ellos la promoción de sucedáneos manufacturados de la leche materna, e instó a los Estados Miembros a promulgar leyes y reglamentos que promovieran la lactancia materna.
Recomendación que sería reiterada durante la 31 Asamblea Mundial de la Salud en Mayo de 1978.
La 33 Asamblea Mundial de la Salud, en mayo de 1980, recomendó establecer un código internacional de comercialización de las preparaciones para lactantes.
“Pedían una regulación que controlara las prácticas antiéticas y así surgió el Código de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna OMS/UNICEF, que fue aprobado por la Asamblea Mundial de la OMS el 21 de Mayo de 1981”, relata Lola Landaeta.
Desde allí exhortan a los gobiernos de todo el mundo a que promuevan la lactancia materna.
El Código no es obligatorio, como un Tratado o una Convención, sino es un compromiso ético que los distintos gobiernos han de implementar y legislar para regular la comercialización de los sucedáneos de la leche materna.
Y estipula que no se debe llevar a cabo ninguna forma de promoción de los sucedáneos de la leche materna, los biberones y las tetinas en la población en general, tampoco los establecimientos sanitarios ni los profesionales de la salud deberían desempeñar funciones de fomento de los sucedáneos, por lo que no se debería suministrar muestras gratis de esos productos a las mujeres embarazadas, a las nuevas madres y a las familias.
También se promovieron los Hospitales Amigos de la Madre y el Niño y se establecieron los 10 pasos para una lactancia materna exitosa.
Desde 1981, 65 países han aplicado todas o algunas de estas estipulaciones y resoluciones del Código.
En Irán, el gobierno se ha hecho cargo del control de la importación y venta de los sucedáneos de la leche materna. Esos productos sólo pueden ser adquiridos mediante una receta médica y los envases deben llevar una etiqueta genérica, ya que está prohibido el uso en los mismos de marcas, ilustraciones y mensajes publicitarios.
En la India, los envases de los sucedáneos de la leche materna deben contener una etiqueta que advierta sobre los perjuicios que pueden ocasionar los alimentos artificiales.
En 1982 por Resolución Ministerial, el Perú adoptó las recomendaciones del Código y las convirtió en el Reglamento Peruano de Normas de Alimentación Infantil.
El 6 de septiembre de 2007 en Venezuela se promulgó la Ley de Promoción y Protección de la Lactancia Materna, acatando el llamado que desde muchísimo tiempo había pronunciado la Asamblea Mundial de la Salud.
Lola Landaeta explica que en la elaboración de esta ley participaron: la UNICEF, IBFAN (The International Baby Food Action Network), y organizaciones locales promotoras de la lactancia materna, que junto a los órganos competentes redactaron un texto que diese mandato legal al Código.
La Reforma
La propuesta impulsada por la diputada Odalis Monzón prevé la prohibición de la promoción y publicidad de fórmulas lácteas adaptadas para niñas y niños, así como de teteros, tetinas y chupones y demás productos que desestimulen la lactancia materna.
Monzón explicaría que “de la misma manera que se eliminó la promoción del tabaco hay que evitar que se difunda publicidad que incentive el uso de fórmulas alimenticias y biberones para lactantes”.
La normativa también contempla medidas como la prohibición de la entrega gratuita de este tipo de artículos y de muestras promocionales.
Además, prevé la adaptación de la nueva Ley del Trabajo, de manera que las empresas permitan que la madre amamante a su bebé.
Contempla también la “prohibición expresa de dar en los centros de salud a los lactantes menores de seis meses, bebidas o alimentos distintos a la leche materna, salvo en caso de indicación médica especial”.
La diputada subrayó que se busca promover “la lactancia materna para seguir con ese lazo tan bonito como es el amor del bebé hacia su madre”.
“Los biberones igualito van a estar en los supermercados pero no con una publicidad, que estimule su uso en desmedro de la lactancia materna”, explicó.
Pero lo que más polémica ha desatado es que la propuesta establecería sanciones expresadas en unidades tributarias.
“Buscan estigmatizar el ejercicio de la medicina y acosar con multas millonarias”, criticaría la diputada opositora Dinorah Figuera, de Primero Justicia, quien argumentaría que con prácticas coercitivas no se podía fomentar la lactancia materna.
Lola Landaeta considera que aunque la Ley de Lactancia Materna fue un gran logro, desde su promulgación no ha sido acatada debido a que no establece sanciones, tampoco cuenta con un reglamento que facilite su aplicación.
Según la Cooperativa Lactarte uno de los elementos más importantes del Proyecto de Reforma es la incorporación de sanciones, especialmente al personal de salud que insista en recomendar fórmula infantil sin justificación médica y a la industria que fabrica la fórmula infantil cuando incumpla con los parámetros establecidos para la comercialización del producto.
“Esta nueva reforma de la ley se viene discutiendo con los profesionales a quienes compete esta materia, por lo que es falso que no haya sido consultada”, aclara Lola Landaeta.
“La reforma busca la promoción de la lactancia materna y velar por el derecho de la madre a amamantar a su bebé, que sea apoyada para que lo logre y que los hospitales y las clínicas no tengan prácticas que desestimulen el deseo de la madre a amantar”, expone Isabela Plaza.
Isabela destaca que la fórmula láctea debe ser regulada ya que pone en riesgo la salud del bebé, porque no se ha inventado nada que iguale a la leche materna.
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