Usted cree que todo se fue al carajo y que únicamente los medios internacionales informan lo que está pasando a su
alrededor. Desconfíe de sus sentidos y ponga a los demás a dictarle la línea. Las corporaciones siempre estarán para
ayudarnos.
1. Voltee la cara cuando le hablen de Irak, Afganistán, Palestina o Siria. Los derechos humanos solo se violan en Venezuela.
2. Entreviste a un opositor que fue a una marcha y le causó una profunda crisis de pánico ver a un funcionario de orden público desarmado.
3. Saque de su cabeza las imágenes de la represión policial en EEUU, España, Grecia, Francia contra quienes protestaban por los recortes sociales.
4. Piense que los periodistas de El País, The New York Times y ABC están preocupados por usted. Olvídese de las líneas editoriales que siguen y de las grandes corporaciones comunicacionales a las que pertenecen esos medios.
5. Considere a Uribe y al premio Nobel de la Paz Barack Obama como sus ídolos. No ponga en google: paramilitarismo, falsos positivos, invasión a Libia y Siria, bombardeos a Pakistán, Yemen.
6. Crea que los grandes empresarios también hacen cola para comprar leche.
7. No vea lo que han logrado Macri y Temer en menos de lo que canta un gallo. Usted piensa que después de Dilma viene Maduro.
8. No trate de entender por qué si en Venezuela hay dictadura y censura, tantos medios publican en sus páginas lo que ocurre en el país “minuto a minuto”.
9. Olvídese de todas esas promesas electorales que le hizo la oposición, por su bien.
10. Piense en la bandera gringa ondeando en la Plaza Bolívar. Ese será el inicio de su felicidad. Si no está seguro, pregunte en Damasco.
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