Como pocas veces, tiene lugar en la política venezolana el ejercicio de la numerología, calendario en mano, para explicar si habrá o no referéndum revocatorio este año. Recordemos que no se trata de una mera cuestión de fechas. Revocar al presidente Nicolás Maduro antes o después del 10 de enero de 2017 es una cuestión de total importancia, puesto que si es revocado antes de esa fecha se convocarían elecciones presidenciales y si es revocado luego de ella asumiría el vicepresidente hasta culminar el período.
La ansiedad opositora es totalmente evidente, están trabajando en simultáneo en vías institucionales y en actividades profundamente desestabilizadoras para propiciar un desplazamiento político en Venezuela, intentando capitalizar más de tres años de desgaste económico contra la población que muy bien han sabido articular. Ellos entienden que tomar el poder (por cualquier vía) es cuestión de 2016.
Hicieron un pasticho
Muchos debemos preguntarnos: ¿A qué se debe el alboroto de si hay tiempo o no para un revocatorio este año? La cuestión es, que como dijo el poeta J.A. Ramos Sucre en su poema llamado "La granizada": "El tiempo es un invento de los relojeros". O dicho de otra manera, "el tiempo de Dios no es perfecto". Si de armar un revocatorio se trata, pues el tiempo político lo hacen los actores políticos. Recapitulemos: aunque Maduro fue elegido el 14 de abril de 2013, el lapso administrativo constitucionalmente establecido para el ejercicio de Presidente Ejecutivo corre a partir del 10 de enero, muchos -entre ellos la ONG Súmate- indicaron que el lapso de tiempo que da cumplimiento a la mitad del período de Maduro se cumplió el 10 de enero de 2016.
Recordemos qué hizo la MUD al asumir el Parlamento: se concentraron en el fallido proyecto de Ley de Amnistía y en una Ley de Estafa a la Misión Vivienda. Esas fueron sus prioridades. Pasaron semanas, luego meses y la MUD divagó entre otras leyes, demagogias y movidas de cuadros de Bolívar y Chávez, entre reuniones, agarronas y pugnas internas para definir "un método" para sacar a Maduro.
Hablaron de enmendar la Constitución para acortar el período presidencial para lo cual había que hacer un referéndum, hablaron de hacer otra Ley de Referéndum, de hacerle un juicio político al Presidente, declarar su ausencia en el cargo, que Maduro es "colombiano", que el revocatorio, que presionar para la renuncia voluntaria, etc. Decían que "el martes anunciamos", luego decían "para el lunes sí anunciamos", y pasaron días, semanas, postergando anuncios. Hasta que, al llegar el día, anunciaron todos los métodos para sacar a Maduro, para aplicarlos en simultáneo, pues no lograron ponerse de acuerdo con uno solo.
Antes de aquellos días Ramos Allup declaraba que él era partidario de la enmienda a la Constitución, pues consideraba que el referéndum revocatorio tenía muchas trabas, era muy "burocrático" y llevaba más tiempo. Él sabía lo que decía en febrero 7: "El revocatorio es engorroso. Basta con leer la Constitución para darse cuenta. Es una propuesta engañosa que se ve muy bonita, pero, cuando se empieza a ver el detalle, ves que es muy difícil de implementar". Él ya sabía lo que pasaba en la MUD y que la cuestión tiempo era complicada. Lo decía en febrero, expresaba que no había consenso interno a la vista para activar el proceso inmediatamente, debido a que el lapso ya corría desde el 10 de enero. De hecho, él era uno de los actores adversos a la activación inmediata del referéndum.
Pasa el tiempo y al anunciar la MUD "todos los métodos", se fraccionan en agendas particulares. Capriles relanza su campaña presidencial autoproclamándose como líder de la derecha, otros se olvidan de Leopoldo López pues más les conviene que siga preso, MariCori se va de gira para armar show pidiendo renuncia, otros entregan en la AN la Ley de Referéndum y por ahí se van. Llega mediados de abril y se inician los pasos para dar apertura a la primera fase del revocatorio.
Por más que cuenten en la MUD, los números no dan
El "tiempo de Dios" no es perfecto
El proceso de revocatorio al Presidente y a cualquier funcionario público que asuma un cargo por elección popular, tiene cuatro pasos fundamentales que deben activarse al cumplirse la mitad del lapso administrativo de su gestión:
- Solicitud de la planilla para la recolección de firmas, la cual se debe hacer con 2 mil 500 rúbricas.
- Una vez admitida la solicitud, los interesados deberán ahora recabar la voluntad del 1% de las personas inscritas en el Registro Electoral en todo el país, distribuida por entidad federal, para un total de 197 mil 978 electoras y electores.
- Una vez verificadas y aprobadas las firmas recolectadas, el CNE debe fijar la fecha junto con los puntos o centros en el territorio nacional donde se recogerían otras firmas como parte de la convocatoria. En un lapso de tres días se deben recolectar 20% de firmas junto con las huellas de los electores inscritos en el CNE (19 millones 504 mil 106 inscritos), para un mínimo de 3 millones 914 mil 429 personas.
- Proceso de ejecución electoral del revocatorio.
Cada una de estas etapas tiene cuestiones administrativas a saldar. A la fecha de esta nota, el proceso está en la digitalización de las firmas del 1% del electorado, que fueron consignadas y que han sido auditadas por el CNE, el PSUV y la MUD, como parte de los pasos correspondientes previstos en el documento "Normas para regular la promoción y solicitud de referendos revocatorios de mandatos de cargos de elección popular" que se encuentra en la resolución número 070906-2770, publicada en la Gaceta Electoral 405 del 18 de diciembre de 2007.
Es obvio que la MUD activa estos mecanismos a finales de abril y no luego del 10 de enero. Pero si queremos hacernos una idea si da tiempo o no, pensemos por un instante en que Jorge Rodríguez no tiene razón, ni que Diosdado Cabello tampoco, al afirmar que los lapsos de tiempo no cuadran para 2016. Tampoco tomemos en cuenta a Ramos Allup, ni a otros actores políticos quienes vienen levantando falsas expectativas afirmando que para agosto o que para septiembre. No. Vamos a consultar lo que dicen electoralólogos especialistas de la derecha venezolana.
El jurista José Ignacio Hernández, opositor, en unos comentarios para la agencia AFP, señaló que calculaba "que todo el proceso hasta la celebración del referendo debería tardar máximo ocho meses, si no hay retrasos en el CNE". Lo que quiere decir, contando desde finales de abril, el revocatorio podría efectuarse en el mes de diciembre.
Por otro lado, Eugenio Martínez, un archiconocido perito opositor en la materia, redactó un artículo señalando que de acuerdo a los pasos realizados hasta este momento, el referéndum revocatorio es "técnicamente viable" para "la segunda quincena de diciembre" de este año. No obstante, señala, que esos lapsos se ven condicionados por la posible "inclusión de las exigencias del PSUV", dado que Maduro y las organizaciones políticas que lo respaldan están legalmente facultados por la norma de referendos a presentar objeciones y solicitar al CNE un minucioso proceso de verificación de recaudos.
Los actores que dilataron los trámites antes de abril, no quieren el revocatorio en realidad
Ahora sí, hablemos de Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello. El diputado Diosdado Cabello recientemente fue acusado de "torcer e interpretar a conveniencia" la norma de 2007 que rige el proceso de referendos para "retrasar el referéndum", pues Cabello señaló que los lapsos de tiempo para realizar el referéndum están estipulados en una extensión de 243 días, es decir, el lapso exacto de ocho meses. Esa estimación es acorde a la planteada por los electoralólogos opositores ya mencionados. Esto, sin embargo, no asegura la ejecución del revocatorio en diciembre, pues hay otras aristas. Veamos:
- Por un lado, la MUD entregó una cantidad desproporcionada de firmas correspondientes al 1%. Teniendo 30 días para recogerlas, las recogieron de manera precipitada en medio de un show politiquero mediocre, en sólo días, metiendo además sapos y culebras en esa recolección. Dado que las firmas deben auditarse, digitalizarse y procesarse biométricamente, la MUD contribuye a alargar el proceso, dado que están diseñados para procesar 200 mil y no un millón y pico de firmas. En este proceso ellos mismos participan al día de hoy con sus observadores y analistas quienes acompañan al CNE en ese proceso. Igualmente lo hace el PSUV. Pudiendo tomarse algo más de tiempo para auditar sus firmas y entregar poco más de 197 mil 978 firmas, que era lo necesario, entregaron sin auditar internamente la cifra de más de 1 millón 100 mil firmas, donde hay muertos, menores de edad no inscritos en el REP, extranjeros, firmas planas, firmas sin huella, nombres discordantes con los números de cédula, etc.
- Viene un proceso legalmente establecido en la norma, que es el de colocar disponible al público la data de quienes firman, para que cada persona pueda chequear datos ahí. Esto, para proteger la intención de quienes firman y también para proteger la voluntad de quienes no firman, pues hubo precedentes en los procesos revocatorios fallidos contra Chávez donde personas que declararon no haber firmado, aparecieron en listas inconsistentes declarando que sus datos habían sido sustraídos y colocados allí. Se abre paso a un proceso de autenticación de los firmantes, por norma tienen cinco días hábiles para autenticar su intención. También se inicia un proceso de impugnación. La norma prevé que si una persona se encuentra inconforme con su nombre allí y declara no haber firmado, puede impugnar e incluso demandar si sus huellas no coinciden, lo que quiere decir que esto alarga los tiempos. El volumen de firmas generados por el alarde de la MUD dificulta estos pasos.
- Luego vendría el eventual proceso de recolección de firmas del 20% del electorado. Presumimos que, ante las enormes inconsistencias vistas en la entrega de las firmas que hoy se están procesando, la probabilidad de que el PSUV solicite acciones rigurosas de verificación, depuración y validación a esas nuevas firmas, son grandes. Están legalmente facultados para impugnar recaudos consignados, o parte de ellos.
¿Niño Jesús, Reyes Magos o Carnaval?
Sandra Oblitas, rectora del CNE, señaló que no se tiene previsto publicar un cronograma con fechas para la ejecución de las etapas que siguen en el marco de convocatoria a revocatorio al presidente Maduro. Esto debido a que parte de los procesos pueden extenderse por cuestiones sobrevenidas u objeciones a recaudos por parte del PSUV como organización que respalda al Presidente. Lo que quiere decir, que la alta sensibilidad del tema, rigurosidad en la publicación de fechas y lapsos exactos, generará un cúmulo de expectativas que de no ser satisfechas por el CNE, por la incorformidad de uno de los involucrados, generarán más problemas ante los actores políticos y ante el mismo ente comicial, que trabaja bajo presiones enormes (internas y externas) de la derecha. Incluso ahora ha emitido desde el Parlamento un decreto para aumentar su presión sobre el poder electoral.
Si habrá revocatorio o no, su fecha hasta ahora es indeterminada. En el mejor de los casos para la derecha, sin que el PSUV objete una coma -dicen sus expertos- sólo sería posible para mediados de diciembre. Es técnicamente imposible que lo haya este año. No dudemos en que el chavismo va a legitimar el sagrado acto del referéndum, inhibiendo toda clase de locuras e inconsistencias que la MUD pretenda consignar. Lo que está a la vista no necesita anteojos, la MUD corre en una absurda carrera contra el reloj, "consecuencia de su torpeza", diríamos a simple vista. Pero no. No son torpes. Los actores que dilataron efectuar los trámites antes de abril, no quieren el revocatorio en realidad. Andan en otro tipo de agenda no electoral.
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