viernes, 24 de junio de 2016

Top 10: crímenes y fechorías comerciales que desnudan la guerra económica


Los principales medios de la burguesía global y sus ramificaciones criminales en el país intentan borrar de la memoria colectiva tres años de guerra económica abierta y descarnada contra la población. Utilizando a los CLAP como granada fragmentaria en lo mediático, pretenden saturar la agenda política del momento acusándolos de "ladrones de comida", "acaparadores", "bachaqueros" y de estar "manejados por colectivos".
Sin embargo, no son precisamente los CLAP los que tienen un organigrama de caletas, fechorías y crímenes económicos del cual puedan sentirse orgulloso. Tranquilos, el chavismo no está interesado en quitarle a Fedecámaras y Consecomercio el imbatible récord que ostentan cuando de acaparamiento, desvío de alimentos e hiperespeculación se habla. Siguen siendo líderes en solitario.
Recordemos que según la lógica impuesta por estos bandidos, acaparar significa "proteger mi inversión", subir los precios "ampliar mi negocio" y caotizar las cadenas de suministro alimentario "proteger lo que tanto me ha costado construir". Así como todo delincuente construye su épica a partir de una persecución, los responsables directos de la compleja situación alimentaria que vive Venezuela también inmolan su legado de caos y destrucción económica en galpones, restaurantes, areperas y bodegones o cualquier otro terminal que no sea su nevera.
Son ellos y no los CLAP los que han convertido la práctica sistemática de esconderle el alimento y las medicinas a la población en un ejercicio de ludopatía para inflar sus bolsillos.
A continuación diez casos que desnudan las complicidades empresariales, comerciales y políticas de la guerra económica en Venezuela. Todo esto lo han hecho por su bien, recuerde. No es posible que un chofer de autobús o un militar de El Furrial, quizás los oficios más parecidos a usted que lee esta nota, sigan gobernando este país que afectamos todos los días. Nos obliga la historia, pues personificamos un sistema milenario de buhonería, reventa e intermediación. Lo llevamos en la sangre. Actuamos de esta manera porque este gobierno no nos deja prosperar. 
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