jueves, 30 de junio de 2016

Brexit y el fracaso de Unidos Podemos visto desde Venezuela (+infografías)


Dos momentos políticos en apariencia distantes son en realidad sintomáticos de cómo la estructura jurídica, política, económica, social y cultural global se transforma e intenta amoldarse ante la crisis sistémica que el capitalismo atestigua tanto en su centro como en su periferia.
Aún siendo, en apariencia, hechos contradictorios que representan flujos, reflujos e inercias, su mera descripción sirve para entender el gran boquete en la historia que se está abriendo ante la debilidad de los pactos de poder y la irremediable puja por sobrevivir que existe también en la oligarquía global.

El Brexit, la globalización y el cuestionamiento a una intermediación política

Como todo punto medular y neurálgico de la arena internacional, multidimensional y compleja, el Brexit es leído como:
  1. La reacción de los sectores británicos afectados por tres décadas de globalización y la identificación de sus problemas en la Unión Europea (UE) y la llegada de inmigrantes. Que las zonas menos integradas a la globalización, las personas de más edad, hayan sido los factores poblaciones que explican la victoria sobre la juventud y la clase media, integrada económica y culturalmente al sistema, sirve para entender esta tensión Brexit adentro.
  2. El hecho de que este descontento fuera capitalizado por sectores conservadores y euroescépticos, como Boris Johnson y Nigel Farage, también habla de que una parte de la clase política y la elite británica tiene un plan propio para rescatar parte de la renta global hoy estancada. Incluso, ésta infiere que si por beneficio propio tiene que aliarse financieramente con China para internacionalizar el yuan (en desmedro del dólar), también está dispuesta a hacerlo para defender sus propios intereses, identificando una nueva mayoría con un proyecto político abierto con audacia y persistencia ante la falta de legitimidad de la UE.
  3. Precisamente son los sectores financieros de la UE con representación propia en la eurocracia, como Goldman Sanchs y Deutsche Bank, los que apuntan que el Brexit debe ser castigado con total dureza ante la posibilidad de dar un mal ejemplo. No sólo que la omnipotente burocracia de la UE, la verdadera intermediación política del continente, se ve debilitada y cuestionada, sino que su imposibilidad de dirimir los problemas de Gran Bretaña, sin que rompiese la Unión, pretende ser resuelto por la fuerza cuando tanques de pensamiento (think-tanks) orgánicos al establishment, como Eurasia Group, describen los peligros de que el ejemplo Brexit se repita en otras euroregiones como muestra el siguiente mapa:
Como vemos, no se trata de una mera ruptura, sino que también representa la debilidad de la arquitectura institucional sobre la que una parte de la oligarquía global pretende poner la solución de la crisis existencial del mundo occidental con los megatratados comerciales. Estos encuentran resistencia en la población y en parte del 1%, así como también un vacío político, económico, social y cultural para legitimarse sin el uso de la fuerza hasta el punto de que el mismo George Soros dice que la UE avanza "irremediablemente hacia su desintegración", luego de apostar en el mercado financiero por el Brexit mientras hizo campaña en su contra, un juego a doble banda.

España, Unidos Podemos y la crisis de la clase media

A contramano, el fortalecimiento del régimen español, a punta de permitir el ingreso de una fuerza que expresara el descontento con las reformas de la troika, se puede entender como:
  1. El hecho de que la élite española todavía tenga recursos para maniobrar el descontento y progresivo deterioro de una clase media que mira con más esperanzas el pasado que el futuro, y en un 51% que ni siquiera participa en elecciones, como si no sintiese a ninguna fuerza política ni expresión del sistema como parte de su vida cotidiana y un proyecto de futuro que la animase a movilizarse. Una apatía por la política que precisamente se riega como pólvora en la sociedad global ante la realidad de que las respuestas formales no resuelven los problemas del empobrecimiento general.
  2. Que el régimen español, expresado ahora en cuatro partidos que disputan un mismo centro político, precisamente ha sabido utilizar y maniobrar el imaginario de una España convirtiéndose en un peón de baja calidad en una Europa en decadencia, como si fuese parte de unas reformas necesarias para salir de la turbulencia. Son más de 200 año

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