miércoles, 10 de abril de 2013

Con lluvia de piedras y botellas, opositores atacaron sede de Ciudad VLC



“Viva Chávez, pero muerto”, “agarra a tu Presidente bien podrido”, fueron algunas de las frases que espetaron los ultraderechistas

Oswaldo López Martínez

Fotos Ciudad VLC

Mientras las agujas indicaban el mediodía de este martes, los trabajadores del Centro de Desarrollo Comunicacional Ciudad VLC se dispusieron a tomar el almuerzo. Transcurrieron los minutos y con ellos la responsabilidad de cumplir las funciones asignadas.

Andrés Hernández y Enmanuel Reales, ambos integrantes del equipo de la radio Ciudad VLC 89.9 fm, caminaban por la avenida Uslar, entre las arterias viales Michelena y Lara, a pocos metros de la sede del rotativo. De manera súbita, se aparecieron unos 20 sujetos quienes les gritaban: “Chávez está ‘muertico’ y enterrado”, “cuando pierda Maduro a dónde se van a meter, chavistas mar...”, entre otras expresiones soeces que  desnudaban la conducta agresiva de la ultraderecha.

Los grupos hostiles se trasladaban hacia el acto de cierre de campaña del aspirante presidencial por la autodenominada Mesa de Unidad Democrática (MUD), Henrique Capriles Radonski, en la urbanización Ritec de Valencia. En su paso, mantuvieron el talente intimidatorio contra ambos comunicadores. “Váyanse para Cuba a ‘jalarle’ bolas a los Castro”, “chavista no es gente”…

Ante el decidido acoso, uno de los revoltosos dirigió sus ofensas hacia la familia de Reales; éste lo conminó a respetar. Un golpe fue la respuesta ante la exhortación, al mismo tiempo que se sumaban otros para acometerlo, incluso cuando cayó al suelo. Hernández intentó disipar la confrontación y la cachetada de una señora sirvió de preludio para que lo “cayapearan” entre varios.

Casi de inmediato, más agresores se adosaron para atizar el fuego de la rabia. Entre insultos e injurias las piedras y botellas no se hicieron esperar. “¡Salgan de esa mi..., malditos chavistas!”, gritaba uno de los atolondrados quien, ataviado con una gorra a favor del candidato de Acción Democrática y Copei, buscaba objetos contundentes para arremeter contra el personal que labora en Ciudad VLC.

“Sucios, malditos, vamos a quemarlos vivos cuando regresemos”, amenazó un joven vestido con una franela tricolor y siete estrellas,  escoltado de una consigna impresa en su pecho: “Hay un camino”.

Reales, con la boca y cabeza ensangrentada, en conjunto con Hernández lograron ingresar a la sede perteneciente al Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información (Mippci) para resguardarse de las embestidas. El periodista asignado a la fuente de cultura, Jesús González, entre otros, trataron de calmar los ánimos caldeados. “Vete de aquí, mama..., porque tú también vas a cobrar”, fue la respuesta del lado anárquico.

Cuando González se retiraba del lugar, un palo emergió casi de la nada para precipitarse en su cabeza. “¡Te vamos a matar, chavista maldito!”, fue lo que logró escuchar en medio de la revuelta que afectó a conductores y transeúntes que se trasladaban por el sitio en ese momento.

Las vitrinas en infraestructura del medio de comunicación no le fueron ajenas al odio caprilista. Dos ventanas recibieron sendas pedradas que milagrosamente no impactaron contra alguna persona. “No caigan en sus provocaciones”, clamaban a lo interno de la edificación.

Las amenazas de muerte no se hicieron esperar: “los tenemos identificados, ¡perros!” profirió uno los revoltosos, quien pretendía impedir la labor periodística de los integrantes del Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (SiBCI).

Ante el incidente, González, tras recuperarse de las contusiones, hizo un llamado a mantener la cordura y la paz, “porque este tipo de escenarios no le convienen a nadie, en especial a quienes promueven situaciones hostiles”. Sostuvo, además, que altercados de este tipo son producto del desespero “porque ya no tienen el poder político en Venezuela”.

Durante una hora, aproximadamente, se mantuvieron grupos antichavistas al asecho, hasta que varias patrullas de la Policía Nacional y de Carabobo acordonaron las adyacencias para prever mayores incidentes al terminar la concentración de Capriles.

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