A pocas horas del triunfo de Donald Trump, la sensación de
sorpresa aún no se disipa en todos los que apoyaron a Hillary Clinton. Y
es que de Trump como actor político no se conoce casi nada, él era ante
el mundo entero sólo un magnate con excesos de despotismo.
Noviembre 11 de 2016, 5:40 pm
Fueron justo esas características las que hicieron del reality show The Apprentice
un éxito, la "magnanimidad" de un ricachón mostrada sin temor ante el
mundo en modo orientador, prometiendo a su modo lo que promete de facto
el sueño americano: progreso, superación y muchos dólares. Enganchó a
una multitud diversa no sólo en los Estados Unidos. Nadie lo dice, pero
con The Apprentice comenzó la pre-campaña política de Donald Trump.
La
misma Hillary lo increpa con ese tema durante el desarrollo del tercer
debate en la campaña presidencial: "Mientras yo estaba sumergida en el
delicado trabajo en Libia (invadiendo y matando, debió decir), tú
estabas haciendo un reality show".
Esa
aseveración de Hillary fue ratificada en un correo entre el jefe de
campaña de Clinton y el DNC (Comité Nacional Demócrata, por sus siglas
en inglés) y que fue desclasificado por Wikileaks, donde evidenciaron
que reiterar en su discurso el paso de Trump por el mundo del
espectáculo era parte de una estrategia, porque para los demócratas
Trump era lo que ellos llaman un candidato "Pied Piper", algo así como (según una de las acepciones):
"Una persona que induce a los demás a imitar su ejemplo, un hombre
persuasivo, un líder que hace promesas irresponsables”, según cómo se
use el término, “un Pied Piper podría ser un líder político demagógico o
alguien como Ghandi o la Madre Teresa".
Dice esa parte del documento:
Nuestros Objetivos y Estrategia.
Nuestra
esperanza es que el objetivo de una potencial campaña de Hillary
Clinton y el DNC sea uno solo: hacer que cualquiera que sea el candidato
nominado por los republicanos resulte desagradable para la mayoría del
electorado. Hemos esbozado tres estrategias para obtener nuestro
objetivo:
1)
Forzar a todos los candidatos republicanos a encerrarse en posiciones
extremadamente conservadoras que les hagan daño en una elección general.
2)
Socavar cualquier credibilidad / confianza de los candidatos
presidenciales republicanos para que tengan que hacer incursiones en
nuestra coalición o en los independientes
3) Enturbiar las aguas ante cualquier potencial ataque contra HC.
Operacionalización de la Estrategia.
Candidatos de Pied Piper
Hay
dos maneras de abordar las estrategias mencionadas anteriormente. La
primera es usar el campo como un todo para infligir daño sobre sí mismo
similar a lo sucedido a Mitt Romney en 2012. La variedad de candidatos
es un punto positivo aquí, y muchos de los menos conocidos pueden servir
como un palo para mover más a la derecha a los candidatos mejor
posicionados. En este escenario, no queremos marginar a los candidatos
más extremos, sino hacerlos más "Pied Piper", candidatos que en
realidad representan la corriente principal del Partido Republicano. Los
candidatos de Pied Piper incluyen, pero no se limitan a:
- Ted Cruz
- Donald Trump
- Ben Carson
Tenemos que elevar a los candidatos de Pied Piper para que sean líderes de la manada y les hablen seriamente a la prensa."
Es
decir, hacer de Trump un candidato disminuido, "poco probable" para los
electores, fue estrategia de los asesores de Hillary. Hoy ya vemos el
resultado.
En 1988 en medio de la convención del Partido Republicano, un periodista le pregunta a Donald Trump:
-¿Cómo te defines? ¿Eres un republicano tipo Rockefeller? ¿Tipo Bush?
-La
gente con la que mejor me llevo es con la gente que maneja taxis. A los
millonarios no les caigo bien porque yo estoy compitiendo contra ellos
todo el tiempo y a mi me gusta ganar. La realidad es que cuando voy por
las calles de Nueva York, la gente con la que me va mejor es con los
taxistas, los trabajadores.
-¿Por qué eres un republicano entonces?
-No lo sé, no tengo ni idea. Debe ser porque comparto algunos principios del Partido Republicano.
Pero antes, en 1987. En su programa televisivo, Oprah le dice:
-Sé que muchos ya te lo han preguntado pero, ¿te lanzarías a la carrera presidencial alguna vez?
-Probablemente no, pero sí me estoy cansando de a ver este país arruinado.
-¿Por qué no?
-Creo que no tengo la disposición para hacerlo. Yo amo lo que hago y me gusta muchísimo.
-Y no paga tan bien. (Risas)
-Pero si decido hacerlo, sé que tendría muchísimo chance de ganar.
Es evidente que la exposición mediática del ahora presidente electo no comenzó con el reality,
estas diversas entrevistas de famosos programas en los Estados Unidos,
donde insistentemente se le pregunta a Trump sobre sus aspiraciones
presidenciales, en años diferentes y en cadenas televisivas diferentes
la pregunta era la misma y sus respuestas, pendulaban entre marearlos y
decir o no la verdad.
¿Este
triunfo es acaso producto de un trabajo de "hormiguitas"? Algunos de
estos datos podrían sugerir que sí. Lo cierto es que cuando Hillary
ejercía la política siendo senadora o Secretaria de Estado, Trump usó
vías no convencionales al parecer bastante más efectivas.
Banalizarlo o infravalorarlo es hoy el caro error que paga una operadora política experimentada y sus financistas.
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