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Nayib Canaán
jueves 02 de octubre de 2014 10:07 AM
Maracaibo / Nayib Canaán
Maracaibo / Nayib Canaán
Ser la más bella no siempre es un don de la naturaleza. A veces, hay que invertir grandes cantidades de dinero para “pulir” las imperfecciones y ganarse una banda de miss. No todas, pero sí la mayoría de las participantes del Miss Venezuela tuvieron una cita en los quirófanos para obtener un pase a la final y desfilar en la llamada noche más linda del año, el próximo jueves 9 de octubre.
Muchas de las jóvenes llegan a los casting totalmente naturales, pero luego se someten a retoques con la intención de entrar en el canon que demanda el concurso. Se convierten en muñecas de carne y hueso que al final impactan por su perfección al compararlas con el común de las participantes en certámenes internacionales.
Las exigencias del concurso apuntan a “fabricar” una mujer con curvas, estilizadas y con atractivos artificiales como las extensiones de cabello, uñas acrílicas, lentes de contacto, blanqueamiento de dientes, ortodoncias y demás...
Pero... ¿cuánto costará mantener a una de esas figuras que más tarde se convierten en una marca comercial?: La cifra podría rondar los 300 mil bolívares, depende sea el caso de la chica.
Así como las intervenciones quirúrgicas, el perfeccionamiento de pasarela y una buena cabellera resulta fundamental para que las muchachas tengan ventaja a la hora de ser escogidas por Osmel Sousa.
“Por lo que he visto, la mayoría de las misses llevan extensiones de cabello y obviamente son naturales. Lo mínimo que deben gastar en el postizo son 18 mil bolívares, sin contar el mantenimiento semanal. Entre otras inversiones destacan la aplicación de uñas postizas y tratamientos para el acné”, puntualizó el estilista marabino Samuel Martínez.
¿Y quién cancela todo eso?: las mismas participantes y unas que gozan con más suerte y tienen el apoyo de los anunciantes que pagan para que sus publicidades sobresalgan en los eventos relacionados con el concurso. Por ejemplo, en la noche de la elección, los minutos en TV cuestan el triple de lo que suele cobrarse.
Quienes abandonan sus ciudades de origen para emprender el desafío que implica estar dentro de la competencia tienen que enfrentar otro reto: “sobrevivir” a situaciones no cotidianas.
Muchas alquilan habitaciones y se costean los boletos de viaje a la capital; por cumplir ese sueño, otras tienen que vender su automóvil para pagar una residencia en Caracas.
“Las que viven fuera de Caracas son las que gastan más por lo que implica radicarse en otra ciudad. En cuanto a las operaciones, pienso que son necesarias porque el Miss Venezuela es un concurso de belleza, no de naturalidad”, expuso Diego Montaldo, historiador de concursos de belleza.
Figurar o no en el cuadro final casi siempre da lo mismo. Quienes se van a casa sin ningún reconocimiento se llevan por lo menos un cuerpo más estilizado, un caminar de top model, algunos trajes de coctel, accesorios y un look que les abrirá las puertas en otros mercados que de seguro querrán experimentar una vez se vean sumergidas en el mundo del espectáculo.
En cuestión de gastos, la miss Venezuela Mundo 2013, Karen Soto, explicó a PANORAMA que, efectivamente, ser miss es una verdadera inversión: “En mi caso tuve que alquilar habitación con otras chicas, aunque después me mudé sola con el apoyo de mi familia. La organización Miss Venezuela colabora con algunos tratamientos y nos brinda oportunidades para que los gastos sean menores, pero igual nos toca a nosotras pagar el precio para ser la más bella”.
Muchas de las jóvenes llegan a los casting totalmente naturales, pero luego se someten a retoques con la intención de entrar en el canon que demanda el concurso. Se convierten en muñecas de carne y hueso que al final impactan por su perfección al compararlas con el común de las participantes en certámenes internacionales.
Las exigencias del concurso apuntan a “fabricar” una mujer con curvas, estilizadas y con atractivos artificiales como las extensiones de cabello, uñas acrílicas, lentes de contacto, blanqueamiento de dientes, ortodoncias y demás...
Pero... ¿cuánto costará mantener a una de esas figuras que más tarde se convierten en una marca comercial?: La cifra podría rondar los 300 mil bolívares, depende sea el caso de la chica.
Así como las intervenciones quirúrgicas, el perfeccionamiento de pasarela y una buena cabellera resulta fundamental para que las muchachas tengan ventaja a la hora de ser escogidas por Osmel Sousa.
“Por lo que he visto, la mayoría de las misses llevan extensiones de cabello y obviamente son naturales. Lo mínimo que deben gastar en el postizo son 18 mil bolívares, sin contar el mantenimiento semanal. Entre otras inversiones destacan la aplicación de uñas postizas y tratamientos para el acné”, puntualizó el estilista marabino Samuel Martínez.
¿Y quién cancela todo eso?: las mismas participantes y unas que gozan con más suerte y tienen el apoyo de los anunciantes que pagan para que sus publicidades sobresalgan en los eventos relacionados con el concurso. Por ejemplo, en la noche de la elección, los minutos en TV cuestan el triple de lo que suele cobrarse.
Quienes abandonan sus ciudades de origen para emprender el desafío que implica estar dentro de la competencia tienen que enfrentar otro reto: “sobrevivir” a situaciones no cotidianas.
Muchas alquilan habitaciones y se costean los boletos de viaje a la capital; por cumplir ese sueño, otras tienen que vender su automóvil para pagar una residencia en Caracas.
“Las que viven fuera de Caracas son las que gastan más por lo que implica radicarse en otra ciudad. En cuanto a las operaciones, pienso que son necesarias porque el Miss Venezuela es un concurso de belleza, no de naturalidad”, expuso Diego Montaldo, historiador de concursos de belleza.
Figurar o no en el cuadro final casi siempre da lo mismo. Quienes se van a casa sin ningún reconocimiento se llevan por lo menos un cuerpo más estilizado, un caminar de top model, algunos trajes de coctel, accesorios y un look que les abrirá las puertas en otros mercados que de seguro querrán experimentar una vez se vean sumergidas en el mundo del espectáculo.
En cuestión de gastos, la miss Venezuela Mundo 2013, Karen Soto, explicó a PANORAMA que, efectivamente, ser miss es una verdadera inversión: “En mi caso tuve que alquilar habitación con otras chicas, aunque después me mudé sola con el apoyo de mi familia. La organización Miss Venezuela colabora con algunos tratamientos y nos brinda oportunidades para que los gastos sean menores, pero igual nos toca a nosotras pagar el precio para ser la más bella”.
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