Ernesto Mayz Vallenilla nació en Maracaibo el 13 de septiembre de 1925. Estudió secundaria en los Liceos Aplicación, Fermín Toro y Andrés Bello de Caracas y se tituló como licenciado en Filosofía en la Universidad Central de Venezuela, como integrante de la Primera Promoción de la Facultad de Filosofía y Letras, en 1950. También en la UCV obtuvo su título de Doctor en Filosofía y Letras, Mención Filosofía, en 1954, y realizó estudios de postgrado en las Universidades alemanas de Göttingen, Freiburg y München.
Su obra, que incluye más de 40 títulos publicados entre 1949 y 1999, se inició con el estudio La idea de la estructura psíquica en Dilthey. En 1956 salió a la luz la Fenomenología del conocimiento, su tesis doctoral, que es una minuciosa y rigurosa investigación acerca del problema crucial de la constitución del objeto en el campo de la conciencia, a partir del estudio e interpretación de la Fenomenología de Husserl. En 1960, con La ontología del conocimiento, Mayz Vallenilla realizó el primer intento que a nivel mundial se hizo de una investigación ontológica-existenciaria del conocimiento, basada en el pensamiento de Martin Heidegger.
En Del hombre y su alienación, publicada en 1966, se confrontan las concepciones de Marx y Heidegger sobre la alienación. Con este libro inicia Mayz Vallenilla el tratamiento del tema de la ciencia y de la técnica que, a través de varias etapas críticas y autocríticas, culmina en su pensamiento actual. En ese camino se encuentra el opúsculo titulado Hacia un nuevo humanismo –publicado en 1970– que reúne la lección La Idea de Filosofía y el Discurso de Orden Eros y Técnica.
Mayz Vallenilla fue fundamental en los intentos de elaborar un pensamiento filosófico original de América Latina y así queda evidenciado con la obra El problema de América (1959). Como respuesta al problema de la falta de originalidad del pensamiento latinoamericano, Mayz Vallenilla sostiene que el único recurso al que pueden recurrir los latinoamericanos para ser originales y originarios en sus creaciones es entregarse a vivir lo más auténticamente posible su propio modo de ser… habitantes de un Nuevo Mundo. La actitud propugnada por Mayz Vallenilla se condensa en el enunciado: “por ser americanos, ya en nuestro ‘ser’ nos está dada la comprensión original de América’”.
El profesor de Filosofía de la Universidad Simón Bolívar, Gustavo Sarmiento, señaló en 2005, durante el homenaje por los 80 años de existencia de Mayz Vallenilla realizado en la USB, que “sus innegables dotes de pensador y escritor y su conciencia de sí mismo lo han llevado, cosa inusual en nuestro medio, más allá de la hermenéutica filosófica, hacia un pensamiento propio, el cual ya se advierte en trabajos como El problema de la nada en Kant de 1965 y encuentra su mayor realización en su obra capital, Los Fundamentos de la Metatécnica, cuya primera edición data de 1990. Su obra, influida por pensadores como Kant y Heidegger, ha intentado superar el marco determinado por el pensamiento de estos autores”.
Sobre Los fundamentos de la Metatécnica, obra traducida al inglés, alemán, francés, italiano y portugués, el profesor Jorge Machado indicó: “La propuesta filosófica de Ernesto Mayz Vallenilla es el intento latinoamericano más significativo y original de transformación de las categorías modernas, con la instauración de un logos meta-técnico, desde el que replantear todos los cimientos de la cultura occidental. Su empresa ha tenido una profunda acogida por parte de pensadores de todo el mundo”.
Otra vertiente hacia la cual Mayz Vallenilla dirigió su pensamiento es el problema de la educación y, de manera destacada, el de la Universidad y su vigencia como institución en el mundo contemporáneo. Algunas de sus obras sobre este tema son: La enseñanza de la Filosofía en Venezuela (1955); Universidad, Ciencia y Técnica (1956); La formación del profesorado universitario (1959); Diagnóstico de la Universidad (1968); La crisis universitaria y nuestro tiempo (1970); Examen de la Universidad (1973); Misión de la Universidad Latinoamericana (1976); El ocaso de las universidades (1984); Travesías del pensar (1999).
Entre todas sus obras que reflexionan acerca de la educación y la Universidad, El ocaso de las universidades es considerada su obra fundamental. Allí se propone una concepción radicalmente novedosa de la Universidad, que supera su noción tradicional y los fundamentos de la misma, como consecuencia de una meditación sobre los efectos de la ratio technica en el ordenamiento de las estructuras organizativas de la Universidad.
La Universidad, el jardín
Durante cinco décadas, Ernesto Mayz Vallenilla ejerció cargos académicos y administrativos en instituciones educativas y científicas del país, entre los cuales destacan los de Director de la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela, 1958-1968, Miembro Fundador y Miembro del Directorio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicit), 1969-1972 y 1972-1975, Director del Centro Interdisciplinario de Investigaciones Teóricas (Cenit) del Instituto de Estudios Avanzados (Idea), 1993-2000.
De 1969 a 1979 fue Rector – Fundador de la Universidad Simón Bolívar; según relata el cronista de la Universidad, Luis Loreto, Mayz Vallenilla asumió el rectorado el 15 de julio de 1969, y durante los nueve años y ocho meses que estuvo al frente de la USB, “le imprimió muchas de las características que ella tiene, tanto en lo físico como en lo académico y en lo administrativo”.
El 19 de enero de 1970, el Rector – Fundador y Jardinero junto con el entonces presidente de la república, Rafael Caldera, dictaron las primeras clases a los 508 alumnos que empezarían a egresar en julio de 1974, relata el cronista. “El elemento humano calificado, encabezado por un universitario de incuestionable trayectoria como Mayz Vallenilla, secundado por un grupo de trabajo que se había fogueado durante largos años en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela y que fue literalmente transplantado sin rechazo a Sartenejas, fue la clave del temprano éxito de la Institución”.
En los 25 años de la USB, en 1995, tras no aceptar doctorados honoríficos ni otras distinciones que se le ofrecieron, fue nombrado “Jardinero de la Universidad”.
El profesor Luis Loreto, cronista de la USB, describió en su texto En el jardín (2007), la historia de tan particular distinción: “Si bien las autoridades rectorales le habían dado el trato protocolar de Rector – Fundador, calificativo que el Dr. Mayz acogió con agrado por la generosidad implícita, él no deseaba recibir ninguna de las distinciones contempladas en la normativa institucional. No deseando ser Doctor Honoris Causa o Profesor Emérito, el Dr. Mayz sólo se había mostrado inclinado a aceptar, como expresión genuina del aprecio que le reiteran sus colegas, la distinción de jardinero honorario de la universidad, la cual por su significado define el extremo opuesto del calificativo de Rector-Fundador y confirma, en intención y de manera aleccionadora, el orgullo y a la vez la humildad en que debe fundamentarse la vocación académica”.
Por su parte, el profesor Iraset Páez Urdaneta, director de la División de Ciencias Sociales y Humanidades en 1995, expresó: “En el pensamiento universitario del Dr. Mayz Vallenilla, la idea de la Universidad como jardín, idea patrimonial del origen universitario, responde, en el criterio de nuestro colega, a la obligación de dar cada mañana al individuo que aprende y que trabaja en la Universidad el mensaje purificador, optimista y constante de la naturaleza, esa que durante décadas nos saluda y nos saludará cada vez que entremos al Valle de Sartenejas, porque el Dr. Mayz tomó la decisión de que así fuera”.
Para el jardín, Mayz Vallenilla escribió el himno de la USB: La Canción del Nuevo Mundo, cuya música fue obra del maestro Alberto Grau. En esta composición se expresa el sentir que debe animar al estudiante de nuestro siglo: encontrar nuevos caminos hacia el porvenir.
En la política
Ernesto Mayz Vallenilla fue miembro de la Comisión Presidencial Constituyente que se instaló en 1999 y que precedió a la Asamblea Nacional Constituyente que derivó en la Constitución que fundó la República Bolivariana de Venezuela.
En 2001, en una reseña de la agencia EFE divulgada por El Nuevo Herald, a propósito de un comunicado emitido por cinco de los doce miembros de aquella comisión, Mayz Vallenilla se mostró profundamente crítico con el rumbo de la denominada revolución bolivariana. “No es posible que quienes formamos la Constituyente no cumplamos con nuestro deber moral y advirtamos sobre la catástrofe, la debacle inminente”, señaló, y alertó sobre “la constante confrontación de Chávez con todos los sectores nacionales”, que “conduce al país hacia la anarquía”.
En aquel comunicado, Mayz Vallenilla, Ángela Zago, Jorge Olavarría, Oswaldo Álvarez Paz y Tulio Álvarez se desligaron del “proceso revolucionario” y aseguraron ya no tener relación con el presidente Hugo Chávez Frías; expresaron que no podrían ser acusados “por no exigirle un cambio radical en su estilo de gobernar, para evitar la defunción de la democracia venezolana”.
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