Extraña, por decir lo menos, la actitud y la posición adoptada por la contrarrevolución venezolana. Irrespeta y menosprecia incluso a compatriotas que comparten sus planteamientos desquiciados y obsesivos. Aunque hoy circunstancialmente los apoyan en sus perversos planes para esa mayoría circunstancial lograda en la Asamblea Nacional, cuyo único deseo es tomar el poder por cualquier vía y a cualquier costo, sólo hay que hacer memoria y un breve recordatorio para develar y poner en evidencia cuáles han sido siempre sus verdaderas intenciones.
Recordemos que a tan sólo horas de asumir la dirección de la Asamblea Nacional, los factores de la derecha parlamentaria informaron al país que desde ese mismo instante empezaba a correr el lapso para poner punto final al gobierno del presidente Nicolás Maduro y con ello acabar con la Revolución Bolivariana.
Es así como empezaron diciendo "le quedan sólo seis meses a este gobierno", pero luego al parecer el Departamento de Estado habló fuerte y fueron acortando esos plazos para decirle al mundo que acabarían y arrasarían con todo lo que configura o expresa el legado de Chávez, y así justificar ante sus jefes imperiales la cadena de eventos, violencia y desestabilización hasta llegar al golpe de Estado y la toma del poder por la fuerza, por la vía violenta. Lo hicieron el 11 de abril de 2002 y han expresado abiertamente que están dispuestos a hacerlo ahora a través de "La Salida" parte II.
Ya han transcurrido al menos cuatro meses de la fecha límite impuesta por la canalla, luego de intentar distintas opciones desestabilizadoras, que dentro de su lógica siniestra son todas justificables sin importar su carácter inconstitucional, injerencista, o que configuren acciones de traición a la patria, que van desde invocar una intervención militar "humanitaria" hasta la aplicación de la Carta Democrática de la OEA.
Sin embargo, como dice el refranero popular: "tanto nadar pa' morir en la orilla". Lo que traduce este decir del pueblo es que esa oposición apátrida ha tenido que decantarse y escoger la única opción constitucionalmente factible, la del referéndum revocatorio. Por eso no entendemos cuál es el motivo de tan exacerbada celebración, porque en realidad estamos ante una conquista de la democracia participativa, derivada de nuestra Constitución Bolivariana y del modelo prefigurado en la Constituyente, como se los recordó siempre nuestro Comandante Chávez: "dentro de la constitución todo, fuera de ella nada".
¿Cómo se puede explicar entonces tanta alharaca, bravuconadas, altanería y un lenguaje retador y de permanente confrontación como el que han utilizado durante estos meses? La respuesta es sencilla: una vez más tratan de desdibujar la realidad, se disfrazan con el engaño y la mentira para posicionar en el colectivo que la Asamblea Nacional es el poder más importante en nuestro país y que puede estar por encima de los demás poderes y del propio Ejecutivo nacional.
Se empeñan en hacer ver que esta victoria de la contrarrevolución en nuestro Parlamento los hace merecedores del gobierno, es decir, de tomar por la fuerza el poder legítimo que el pueblo le ha otorgado a nuestro presidente Nicolás Maduro, pero que también está dispuesto defender a sangre y fuego lo que tanto le ha costado construir y conquistar.
Hoy los vemos encarrilados nuevamente por nuestra Constitución, aunque sin dejar de hacer su show para complacer a sus copartidarios más disociados. Lo hicieron en el CNE con un pequeño grupo de diputados y diputadas que irrumpieron violentamente y se encadenaron en sus instalaciones, supuestamente para exigir las planillas y los formatos para activar el proceso revocatorio. En realidad su objetivo, después de tantos desaciertos y fracasos golpistas, era demostrar ante los medios internacionales que el CNE obstaculizaba ese derecho constitucional y que gracias a la presión se habría permitido la consulta refrendaria.
No olvidemos que más de 11 millones de patriotas firmamos contra el Decreto Obama
No pudo ser más patética esta actuación, cuando en este país todos saben que este mecanismo fue propuesto por el propio Comandante Chávez. Es por tanto paradójico e inexplicable el grado de excitación desproporcionado a niveles casi orgásmicos al mejor estilo hollywoodense, pregonar como una proeza haber alcanzado no sé cuántos millones de firmas en esta primera fase denominada de Promoción del Proceso. Es decir, toda una alharaca que es vendida al país y a sus más incautos seguidores como un nuevo fraude, pues recoger el 1% del padrón electoral no constituye una gran proeza, ya que ello significa menos de 200 mil firmas necesarias para tal objetivo.
Lo que sí queda nuevamente al descubierto es cómo la mayoría de los medios privados de comunicación una vez más juegan cuadro cerrado con el golpismo, con gran despliegue informativo tomando parte dentro de una campaña nacional e internacional sin precedentes, dando cuenta de hasta los más mínimos detalles de la recogida de firma convocándola y aupándola.
No olviden que, no hace mucho tiempo, el pueblo venezolano se unificó frente a la agresión de la patria, firmando un número que superó los 11 millones de personas contra el decreto infame de Obama. A pesar del silencio de los medios privados ante tal acontecimiento producido en todos los rincones del país, se movilizaron para lograr tan colosal número de firmas. Una importante lección que no debemos olvidar pues el pueblo, siempre sabio y paciente, no dejará pasar la injusticia ni ninguna acción oprobiosa contra nuestra patria.
Desde esta trinchera no pretendemos coartar su momento de euforia, cuyo mayor mérito es retomar la senda de la democracia. Sólo nos planteamos alertar que si no dosifican su embriaguez de triunfo, al final terminen generando más frustración en sus seguidores, quienes sintiéndose engañados y estafados por sus líderes arremetan con más violencia.
No celebren ni canten una victoria anticipada, no se exciten antes de tiempo, lograr la cima y el clímax tiene su proceso, y para ello hay que recorrer un largo camino debiendo cumplir con todo lo establecido para ir a la consulta. Allí nos encontrarán a todo un pueblo, de pie y con dignidad, a pesar de las condiciones coyunturales adversas y complejas, dispuestos a defender el legado de Chávez contra la amenaza imperial.
La Revolución Bolivariana cuenta con ese pueblo que se ha hecho visible, dispuesto a hacer todo lo que esté a su alcance en la defensa de la patria. Juntos debemos dar el debate en todos los escenarios posibles para explicar con toda transparencia, y arropados por la verdad, para que nadie se llame a engaño con esta posibilidad democrática que hoy enarbolan los que desde hace 17 años han transitado la ruta golpista.
No nos caigamos a engaños, estamos frente al mismo golpe continuado, que sólo cambia de rostro y de escenario, que ahora se pone la careta democrática, pero en cualquier momento sus actores buscarán nuevamente los atajos.
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