domingo, 18 de febrero de 2018

Manuel Malaver: El silencio aterrador de la MUD


Se sabe poco o nada de los líderes de la MUD después del histórico miércoles siete de febrero, cuando, valientemente, se negaron a firmar aquel “Acuerdo” con que Maduro, de manera taimada y rapaz, quiso hacerlos cómplices del establecimiento de la primera dictadura neototalitaria constitucional del país y del continente.
Y la ocasión, no era solo para celebrar regresando a Venezuela literalmente a recibir los laureles del triunfo, sino también para recorrerla de punta a punta, explicando en detalle las incidencias de un suceso que mantuvo en vilo la atención nacional e internacional por casi cuatro meses, pero sobre todo, para explicar, consultar y ganarse a los venezolanos para una estrategia alterna que debía concluir con el derrocamiento del dictador.
Sin embargo, después de desbaratar las trampas, añagazas y triquiñuelas del sucesor de Chávez y sus compinches los dos Rodriguez (Jorge Rodríguez y Rodríguez Zapatero), luego de hacer derramar lágrimas de sangre al negociador Roy Chaderton y a lobistas muy cercanos a Miraflores como el presidente de República Dominicana, Danilo Medina y a su socio el expresidente, Leonel Fernández, he aquí que los “héroes del 7-F” se esfumaron, se escabulleron, desaparecieron como por encanto y ha resultado una tarea de espías entrenados en la Rusia de Putin para saber si viven o mueren, si están en Venezuela o en el extranjero o si no aprovecharon el carnaval para pasarlo bien en Punta Cana, Cancún, Río o Baranquilla.
Pero perdón, creo que exagero, porque el jueves pasado, Julio Borges, apareció en un canal de la televisión alemana desmintiendo a quienes echaron a correr el rumor de que había solicitado asilo no me acuerdo si en Estados Unidos o España y ratificando un anuncio que hizo en el fragor de la última batalla de Republica Dominicana: que emprendería una gira por países de América y Europa arreciendo las presiones contra Maduro, pero habló y desapareció, como si de repente su mundo pasara de la tele y las redes, a la criptopolítica.
En cuanto a Henry Ramos (AD) y Manuel Rosales (UNT) (los otros partner de Borges en el diálogo) tampoco puede decirse que hayan desaparecido del todo, si por tal puede entenderse unas apariciones fugaces que hacen de vez en cuando en el tuiter, referiéndose a cualquier cosa, menos a lo que pasó en República Dominicana y la estrategía a seguir y muchisísimo menos a la más terrible crisis humanitaria que ha sacudido a Venezuela en toda su historia, cuando, en una semana, casi un millón de venezolanos tomaron trochas, caminos verdes, carreteras y vías fluviales para huir hacia Colombia y Brasil, acosados por el hambre, las enfermedades, el desabastecimiento, la hiperinflación y la inseguridad, que es en cuanto ha concluído el modelo socialista que Chávez fundó y Maduro ha continuado, con el colapso social y económico en que termina todo socialismo.
Hicieron falta los políticos opositores de la MUD en esos días, los mismos de República Dominicana, los del 7-F, hicieron falta mientras el Secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, recorrió Sudamérica para armar una coalición para ponerle fin al vandalaje de Maduro, y los presidentes de Argentina, Perú y Colombia a una voz, lo respaldaron y otra vez desconocieron a la ANC (la “prostituyente” de Henry Ramos), condenaron la convocatoria a elecciones presidenciales adelantadas, afirmaron que desconocerían sus resultados y tomaron medidas en lo que es una escalada que, no hay dudas, puede conducir a una invasión del país.
Pero sí hubo movilizaciones de tropas del Ejército Colombiano hacia la línea fronteriza Cúcuta-San Antonio, y del Ejército Brasileño hacia Boavista y de los presidentes Santos y Temer a enterarse personalmente de un fenómeno absolutamente nuevo en la historia de América Latina e historias, muchas historias personales y familiares, sobre esta catástrofe venezolana que, de repente, hizo pensar al mundo que el corredor Siria, Turkía, Grecia, Alemania, Italia y Francia -que trazó hace dos años el más grande desplazamiento migratorio interterritorial de la modernidad-, se había desplazado al eje Venezuela, Colombia y Brasil.
Sin embargo, otra vez vuelve uno a pensar, bueno, Borges, Ramos, Rosales, tal vez no es que están desaparecidos sino inmersos en los comandos que de Estados Unidos, a Centro y Sudamérica monitorean el terremoto, el tsanami, el huracán que está desgarrando a la integridad de Venezuela y, como el 7-F, preparándose para aparecer con una opinión, con una propuesta, un programa que involucre a la Venezuela democrática y no solo a nuestros aliados del continente y Europa y mucho menos a un canalla como Maduro que no tiene ninguna.
Pero no, nada de estar soñando con imposibles, porque la noche del miércoles pasado, el diputado Luís Florido, de “Voluntad Popular”, quien fue uno de los más entusiastas creyentes del diálogo y lo abominó cuando su partido fue inhabilitado por el CNE para participar en las presidenciales, pues ese mismo ciudadano, nos cuenta en un tuiter que los partidos de la MUD, no es que están silenciosos ni desaparecidos, sino que discuten “ardorosamente” su participación en las próximas elecciones de abril, en las presidenciales.
¿Cómo es la vaina, Florido? ¿Elecciones presidenciales? ¿Cuáles? ¿Las mismas que fueron rechazadas la noche del 7-F porque el gobierno no ofrecía las suficientes garantías de imparcialidad, confiabilidad y honestidad y no conducirían sino a otro gigantesco fraude como los de la ANC, las regionales y las municipales, por lo que debían ser rechazadas ante Dios y los hombres y por los siglos de los siglos y de los siglos amén?
¿Y cómo es eso de que ahora si se pueden aceptar, acaso porque Maduro y los Rodríguez (Jorge Rodríguez y Rodriguez Zapatero) se arrepintieron, ofrecen garantías y debemos olvidarnos del “Acuerdo” que rechazamos “por impreciso” y participar en las elecciones como si no hubiera pasado nada?
Pero nada de eso, nada de que Maduro se haya arrepentido y los Rodríguez hayan tomado la senda del bien, pues ahora es cuando Maduro y su pandilla están duros, como lo demuestra que sigue el mismo CNE, las mismas reglas, la misma fecha y hasta resucitó a la difunta Tibisay Lucena que, presuntamente, había muerto hacía tres meses y lo que estaba era en Cuba, repotenciándose, con unos babalaos para regresar más tramposa y cínica que nunca. En otras palabras que, la misma gente, el mismo escenario, la misma dictadura, el mismo fraude, pero ahora si hay condiciones para participar.
Y cuando de verdad nos detenemos a establecer si, como dijo Einstein, un mismo ensayo fracasado, repetido con los mismos ingredientes y el mismo laboratorio conduce al mismo resultado, al mismo fracaso, nos damos cuenta que hay un cambio y es el cambio que está estimulando a algunos líderes a ahorcarse en el mismo patíbulo y con la misma soga que se han ahorcado otras veces.
Y el cambio fue que, antes de dar inicio al proceso electoral, la ANC (“la prostituyente” de Henry Ramos) inventó revalidar los partidos porque algunos no habían participado en las regionales y las municipales y con un argumento sin asidero legal, se cargaron e inhabilitaron la tarjeta de la MUD, y después a “Primero Justicia” y “Voluntad Popular” porque no habían reunido las firmas y quedó un solo partido y un solo candidato para participar en las presidenciales: AD y Henry Ramos Allup.
Jugada que se hubiera acercado a la perfección si, Julio Borges, a nombre de “Primero Justicia” y “Voluntad Popular” firma el “Acuerdo” madurista de República Dominicana y así, toda la oposición se une a Maduro, los Rodríguez, Chaderton, Medina y Fernández para fraguar otras elecciones fraudulentas, de las cuales, salía la dictadura legitimada y consolidada por unos partidos democráticos cómplices del más grande crimen político cometido en la historia republicana del país: un dictador comunista elegido presidente y legitimado por quienes jamás debieron darse tregua en la lucha por su defenestramiento y liquidación.
Pero Julio Borges no cedió, rechazó la estafa electoral y la ilegitimó en todas sus razones, naturaleza y orígenes y ahora quien salga a decir que hay que participar porque hay que hacer algo políticamente, no solo será derrotado fraudulentamente por Maduro que no le permitirá sacar más que el 10 por ciento, sino legalmente por el pueblo que lo enterrará de una vez y para siempre.
Peligros que deben evitar Julio Borges y Leopoldo López, los líderes de los grandes partidos democráticos nacionales, sin oponerse a que partidos minoritarios los cometan y sean ellos los que paguen el error de traicionar la victoria de haberse opuesto a las elecciones de Maduro como una triquiñuela totalitaria apta para emboscar a politiqueros de ambición desmañada, desbocada y atolondrada, pero no a los hombres que han luchado y seguirán luchando para que Venezuela vuelva a ser próspera, libre y democrática

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