lunes, 20 de febrero de 2017

Especulación ataca el oficio de la repostería



> En las comunidades caraqueñas esta ocupación se va extinguiendo producto de los precios especulativos de ingredientes para preparar tortas
El noble oficio de la repostería, aquel arte gastronómico que endulza y hace feliz a cualquier comensal, cada día se ve más afectado producto de los altos costos que tienen los ingredientes en Caracas.
La guerra económica, a través de la usura, la especulación y el bachaquerismo, ha logrado ir extinguiendo esta labor que ha afectado a familias de sectores populares de la capital que lo utilizaban como el único ingreso para el sustento de su hogar.
En cada sector popular nunca faltaba aquella señora que era conocida en todo el barrio por sus deliciosas y bien resueltas tortas, sin embargo, de un tiempo para acá, esto ha disminuido.
Nulfa Salazar tiene 65 años, de los cuales 25 los ha dedicado a la repostería. Ella vive en San Agustín, parroquia homónima. Actualmente, posee un puesto ubicado entre las esquinas Salvador de León a Cují, en La Hoyada, donde expende sus muy conocidas tortas de chocolate, almendras, ponqué de frutas, entre otros sabores, a 3 mil 500 bolívares, precio que equivale al gran tamaño de cada porción y a su buen sabor.
Durante sus dos décadas dedicadas a la creación de estos postres, ha tenido que cerrar su negocio en tres oportunidades, ya que los altos precios de los ingredientes se volvían cada vez más inaccesibles.
“Ahorita hacemos un gran esfuerzo para conseguir la mercancía, ya que el azúcar, cada kilo, lo tengo que comprar bachaqueado en 4 mil bolívares, bien sea en Quinta Crespo, Catia o Petare, pero todo eso dependerá de donde uno lo encuentre. Cada día es un punto y precio distinto”, aseguró.
En esta ocupación participan sus seis hijos, quienes la ayudan en la tarea diaria de preparar los ponqués, la crema pastelera, el merengue o el chocolate. Nulfa asegura que juntos han logrado, en la medida de sus posibilidades, mantener el negocio familiar, pese a la guerra económica que atenta contra el pueblo trabajador y humilde de Caracas.
“Nosotros acostumbrábamos elaborar el quesillo, la tres leches, la torta con quesillo, y ahora eso es imposible, porque ya no se consigue leche a precios económicos. Vas por la calle y encuentras el kilo en polvo en 12 mil bolívares y la líquida en 3 mil 500, cuando eso antes se veía en todos lados y el precio no superaba los 800 bolívares”, aseguró.
Entre el azúcar, la leche, harina leudante, mantequilla, huevos, vainilla, chocolate, polvo para hornear, entre otros ingredientes extras que se puedan utilizar para la preparación del postre, cada repostera gasta un aproximado de 30 a 40 mil bolívares diarios.
A pesar de lo cuesta arriba que se ha vuelto la compra de la mercancía, Salazar se muestra optimista al continuar trabajando para el porvenir de su familia.
“Yo continúo aquí en pie de lucha, porque ya son tantos años en este oficio que es muy difícil tirar la toalla y dejarlo, además, es lo que me gusta hacer y es en lo que soy buena. Con esto come mi familia”, manifestó.
ANTES SE VENDÍAN SOLAS
Para Víctor Ugueto, residente del sector Las Casitas, parroquia La Vega, el cuento es distinto. En su comunidad vendía de bloque en bloque sus tortas, golfeados y quesillos.
Desde hace cuatro meses, para este repostero esta ocupación ha pasado a segundo plano, pues los azotes de la guerra económica le dieron con todo.
“Yo nunca dejaba de vender mis postres, gracias a Dios tenía muy buena clientela y adonde llegaba, mi mercancía se vendía sola. Ahora ya todo es distinto”, comentó.
Hoy en día, Ugueto se dedica a la plomería. Gracias a la buena clientela que consiguió con sus ventas de postres puede obtener unos ingresos arreglando una que otra tubería obstruida, pero, a pesar de ello, añora los días en que sus dulces le dibujaban una sonrisa a sus comensales.
“Cocinar siempre ha sido mi pasión. Lamentablemente, ahora solo debo hacerlo para mi consumo diario y el de mi familia. Antes cocinaba mis tortas con gusto, era algo que me apasionaba. En estos tiempos, con los altos precios en los que se consigue la comida, es imposible”, dijo.
Las tortas más elaboradas pueden costar más de 100 mil bolívares.
UN ARTE PARA EL SUSTENTO FAMILIAR
Entre tanto, Mary Torres, residente en la parroquia Candelaria, relató cómo la repostería, en su momento, la ayudó tanto a ella como a su familia a salir adelante.
“Mi esposo estuvo un tiempo desempleado, y a pesar de tener mi empleo, un solo ingreso no alcanzaba para los gastos diarios que genera una familia con un hijo. En ese momento comencé un curso de repostería y, al finalizarlo, inicié con ese pequeño negocio al vender tortas por encargo y porciones en mi trabajo”, relató.
Torres rememoró que cuando se inició en este mundo de la repostería, hace tres años, cada torta la vendía en 500 bolívares, ahora, pese a la coyuntura económica, los precios varían entre 30 y 40 mil bolívares, “dependiendo del tipo que se prepare”.
Indicó que, actualmente, luego de que en el mercado se implementaran las tortas más elaboradas con cubiertas de fondant, figuras, pastillaje, y todo tipo de accesorios decorativos, cada repostero se las ha tenido que ver “verdes” para elaborarlas, ya que los precios de este tipo de ingredientes son mucho más elevados.
“El kilo de Fondant (cubierta decorativa) no te baja de 7 mil bolívares en cualquier establecimiento dedicado a este oficio. Dígame el azúcar pulverizada, que el kilo está en 7 mil 500 o más. Es una locura ver cómo suben constantemente los precios, y eso, obviamente, termina incrementando el costo final de la torta que estés elaborando”, refirió.
Debido a esta situación, Torres expresó que, cuando le encargan un pedido, tiene que solicitarle a su clientela que consiga todos los ingredientes necesarios para la elaboración, ya que, sin estos requisitos, una torta podría rondar los 100 mil bolívares.
“En ocasiones, la gente hace todo lo que está a su alcance para conseguir los ingredientes porque, de verdad, necesita que se le haga su torta, a veces me dicen que les quedó azúcar, harina o mantequilla de otras preparaciones y te los dan. Es díficil”, dijo.
YULIANY CEDEÑO/CIUDAD CCS
FOTOS MOISÉS SAYET 

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