Esta es la realidad de los comedores escolares en Japón. Una realidad muy alejada de la española donde los niños hablan a sus padres de los almuerzos escolares, pero, por lo general, de una manera bien distinta.
En Japón, almuerzo escolar es sinónimo de comida regular, es decir, menú sano y equilibrado. La comida que se sirve en los colegios japoneses se elabora con productos frescos de cultivo local y huye del uso de alimentos congelados, que se utilizan en contadas ocasiones. Las carnes son carnes y las aves son aves. no productos ultra-procesados que vete-tu-a-saber qué llevan además de algo-de-carne y algo-de-ave.
Los niños hablan bien de las comidas del colegio y piden a sus padres que las recreen en sus casas. Los padres llaman a los centros pidiendo las recetas. Esta es la realidad de los comedores escolares en Japón. Una realidad muy alejada de la española donde los niños hablan a sus padres de los almuerzos escolares, pero, por lo general, de una manera bien distinta.
¿Cómo son los almuerzos escolares en Japón y qué los hace tan buenos?
Una alimentación en condiciones es fuente de buena salud. Japón toma muy en serio este asunto y lo traslada a los colegios, donde los almuerzos escolares son saludables y equilibrados y constituyen un motivo de orgullo, que no de consternación. Mientras otros se esfuerzan por diseñar menús escolares “cuestionablemente” sanos, Japón resuelve la papeleta utilizando un sistema basado en el sentido común.
En España, por ejemplo, cada vez son más los colegios que recurren a la contratación empresas de restauración externas cuyo principal objetivo es obtener beneficios en detrimento de la calidad del producto. Los menús escolares se elaboran en grandes cocinas centrales y se congelan. Entonces se distribuyen a los centros escolares donde son recalentadas y servidas. El proceso afecta a las características organolépticas del producto, que nada tiene que ver con las de una comida recién hecha.
Por el contrario, las escuelas de Japón ofrecen a los niños el mismo tipo de comida que comen en sus casas. En la mayoría de casos, las comidas son elaboradas desde cero en los propios centros educativos. Se sirven cantidades abundantes de arroz, pescado, verduras y sopas. Estos son los alimentos recurrentes y protagonistas de los menús escolares y los responsables de que sean equilibrados y nutritivos.
Este sistema tiene una recompensa que nos da mucha envidia (de la buena) y es que, por lo general, los niños japoneses gozan de buena salud y la tasa de obesidad infantil se encuentra entre las más bajas del mundo. A los niños se les enseña a comer lo que se les sirve. La mayoría de las escuelas emplean a nutricionistas que trabajan con niños que son quisquillosos para inculcarles esta mentalidad.
Los colegios educan en valores y fomentan la autosuficiencia a través del almuerzo
Pero quizás lo que más llame la atención es el enfoque educativo, de desarrollo personal y social que se da a los almuerzos escolares en Japón. La hora de la comida es una escena del deber comunal en la que se aprende a asumir responsabilidades. En los centros de educación primaria, los estudiantes son los encargados de servir la comida a sus compañeros de clase.
Enfundados en chaquetillas blancas, gorras y protegidos con mascarillas asumen el papel de lo que, en España, son los asistentes de comedor (figura que brilla por su ausencia). A todos se les sirve la misma comida y en las mismas cantidades. Si no les gusta, como no hay alternativa en forma de máquina expendedora a la que poder recurrir para saciar el hambre, la comen igualmente.
Los niños comen en sus aulas y, al finalizar, se encargan de dejarlo todo recogido y limpio. El momento del almuerzo es una parte de la educación y forma parte del programa formativo igual que lo hacen las matemáticas, el inglés o la plástica. Con este sistema educativo, los centros persiguen reforzar una cultura de autosuficiencia.
Esta filosofía convierte a Japón en uno de los líderes mundiales en lo que a almuerzos escolares se refiere. La hora del almuerzo sirve para educar a los niños en materia de nutrición y alimentación, enseñarles valores como el trabajo en equipo o el servicio a la sociedad y desarrollarlos como personas fomentando su autonomía. En resumen, un ejemplo a seguir.
Fuente: Directo al paladar
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