SE NOS DICE MUCHO: VENEZUELA ES UN PAÍS SÍSMICO Y QUE ALGO VIENE GESTÁNDOSE, DESDE HACE TIEMPO, EN LAS ZONAS PROFUNDAS DE LA TIERRA. PARA RESPONDERLO NOS FUIMOS A LA SEDE DE FUNVISIS Y HABLAMOS CON AURA FERNÁNDEZ, SU PRESIDENTA, PARA QUE NOS ACLARARA LAS DUDAS EN TORNO A LA AMENAZA
POR ANDER DE TEJADA • @EPALECCS / FOTOGRAFÍAS MICHAEL MATA • @REALMONTO
VENEZUELA
“Caracas es una ciudad sísmica’’. Ese enunciado, por su parte, es algo que alarma a cualquiera. Nos lo dijo la presidenta de la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis), Aura Fernández, cuando le preguntamos sobre nuestra ciudad. No fue lo único, claramente. La geología es complicada y tiene muchísimos elementos de importancia que no hubieran podido ser entendidos por este humilde servidor sin la ayuda de alguien como ella, quien incluso, en una ocasión, tuvo que emplear papel y lápiz para hacer un dibujo y ejemplificarme aquello de los suelos, los sedimentos y el inframundo.
Antes de todo, claro, como si fuera la forma de liberar el flujo discursivo, dejó clara las características principales de la institución: “Funvisis es un ente adscrito al Ministerio de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología y está encargado de realizar investigaciones pertinentes al área de la amenaza sísmica en el país entre otras geoamenazas, como deslizamientos en masa o por actividad de lluvia’’.
Nuestra primera curiosidad fue eso de la amenaza sísmica. Sin embargo, me pareció importante entender cómo se desencadena eso de los terremotos. Aura misma nos explicó este proceso: la litósfera, una de las capas interiores de la Tierra, está conformada por fragmentos de placas. La interacción entre dichas placas es lo que causa los sismos. Estas interacciones pueden darse de dos maneras: cuando cada una se mueve hacia direcciones distintas y cuando una se está metiendo dentro de la otra. El caso de Venezuela es el primero; el de Chile, por ejemplo, donde se desencadenan terremotos constantes y fortísimos, es el segundo.
Las dos placas que se unen en nuestro territorio son la Placa del Caribe y la Placa de Suramérica. La unión, el beso de ambas, es en todo el norte del territorio, en la zona más poblada de Venezuela. Contamos con tres sistemas de fallas principales. El de Boconó, en los Andes; el sistema de fallas de San Sebastián, al centro-norte del país; y el sistema de fallas de El Pilar, al nororiente. Además de estas, existen sistemas de fallas secundarias, como la de Ocán-Ancón, entre Falcón y el Zulia.
“Como ves, hay muchas pequeñas fallas: la de La Victoria, que cruza el lago de Valencia y que siempre está generando sismos, y la falla de Urica. Ellas se encuentran en constante movimiento. Cuando la fuerza de roce es superada, se causa una ruptura y, posteriormente, un sismo. Mientras se reacomodan las placas, se generan las réplicas. Puede ocurrir que comienzan pequeños sismos y luego se desencadena uno más grande. Eso es algo impredecible para nosotros. En Funvisis no sabemos si muchos pequeños sismos pueden ser predecesores de un gran sismo”.
Lo único sabido a ciencia cierta es la mayor magnitud posible del sismo según la falla; sobre el lugar, solo hay estimaciones. Como nos explicó Aura, las fallas se van segmentando según sus rupturas. Esto quiere decir que, tras una liberación segmentada de la energía, se podría esperar que la próxima ruptura, la próxima liberación, sea en uno de los segmentos que no se ha roto.
“¿Qué haces? Igual preparas una normativa, preparas las edificaciones que vas a construir en el país. Tenemos una norma de edificaciones sismorresistentes. Cuando ocurrió el sismo de 1967, en el Ministerio de Obras Públicas había una sola página dedicada a las predicciones en casos de sismos. Hoy en día, esto ha evolucionado junto a la investigación y el aprendizaje con cada uno de los sismos. Ahora tenemos una normativa completa para las edificaciones sismorresistentes, bajo la cual se diseñan las edificaciones.
CUANDO EL PISO SE MUEVE
“¿Qué harías tú si hay un sismo ahorita?’’, le pregunté.
“Me meto debajo del escritorio. Si ustedes, por ejemplo, no tienen un sitio donde meterse simplemente se ponen en posición fetal, lejos de objetos que te puedan caer encima’’.
Cuando dio las instrucciones recordé los planes educacionales del colegio y la continua mención del famoso “triángulo de la vida’’. Obtener la protección de dicha figura supone la colocación del individuo en posición fetal, pero no del todo debajo de la mesa o del pupitre sino entre este y el techo, dejando la mitad del cuerpo desprotegido. Esto brindaría, supuestamente, un espacio similar a un triángulo generado entre un techo colapsado y el pupitre aplastado.
Sin embargo, Aura aclaró las cosas en esos terrenos: “Es una teoría que no está del todo demostrada”.
Michael, desde su posición, preguntó: “¿Esa otra teoría sobre los marcos de las puertas es cierta?”.
“Tenemos que recordar cómo eran nuestras casas hace 60 años. Eran de ladrillo, con un grueso de pared bastante importante. El marco, entonces, era relativamente seguro. Hoy en día no lo es. Si colapsa la pared, el marco mismo nos ocasionaría daños. Al menos que vivas en una casa antigua’’.
Sobre los baños también habló. Dado el esqueleto de tuberías que posee, se suele decir que brindan una especie de campo de protección ante colapsos. Aura lo secunda por la ausencia de objetos colgantes y de excesos de vidrios y bibliotecas. Pero, por sobre todo lo demás, la recomendación sigue siendo meterse debajo de la mesa.
Para ejemplificar esto trae a colación una foto del sismo de Cariaco, en julio de 1997. Aquella vez, las tierras orientales se vieron azotadas por un terremoto de magnitud 6.9. En una de las muchas escuelas afectadas colapsó un techo. Este quedó sostenido por una hilera de pupitres que se alineaban en un salón. Debajo de este extraño devenir estructural, quedó un colchón, un espacio sin perjuicio alguno entre el piso y la losa del techo. Por esto mismo, Aura recalcó la importancia de no correr ante la aparición de un sismo. Después nos mostró la foto y pudimos comprobarlo.
CARACAS
En Caracas se han registrado cinco sismos de importancia: en 1641, en 1766, en 1812, en 1900 y en 1967. Para predecir esto se puede hacer la suma: hay un patrón de tiempo más o menos similar en la sucesión de los sismos. A pesar de que no es exacta, de que los tiempos cambian, de que no siempre son 50 años de diferencia, como se suele decir, se mantiene la espera traducida en alerta.
Aura dijo, y cuando lo dijo nos recorrió un escalofrío, que el terremoto “va a ocurrir’’.
Tras el último sismo en Caracas se realizaron estudios en torno al porqué unas zonas sufrieron más daños que otras. En ese año 1967, en ese último sismo, colapsaron cuatro edificaciones en la urbanización Los Palos Grandes. Dicho estudio se continuó hasta 2009, para perfeccionar el conocimiento sobre la amenaza sísmica en Caracas. El momento de esta explicación fue el que hizo a Aura tomar papel y lápiz. Todo arrojó que la naturaleza vulnerable de zonas particulares como Los Palos Grandes y San Bernardino se debe a la condición geológica de la ciudad de Caracas, ocasionada, en buena parte, por el levantamiento de la gran urbe. Al tratarse de un valle, sucede que las montañas circundantes generaron una gran cantidad de sedimentos que se dirigieron, posteriormente, a la olla principal. Entre la roca fuerte y la superficie en donde se erige la ciudad hay un espacio en el que se deposita dicho sedimento. En Los Palos Grandes y en San Bernardino no hay un pequeño espacio lleno de este suelo suave sino un par de cuencas profundas que hacen peligrar a las dos zonas. El sismo, a su vez, produce una onda que se va esparciendo por el suelo. Cuando este es de roca, o cuando el espacio sedimentario es pequeño, la onda del terremoto se va esparciendo rápidamente y sin abarcar mucha profundidad; en cambio, cuando hay una cuenca como esta que mencionamos, dicha onda se expande “como en un bol de gelatina’’. Así, con esa misma referencia, lo describió Aura.
De ahí, indicó, está la importancia de preparar las edificaciones ante esos efectos:
“Eso no lo consideraban las antiguas normas. Ahora se hacen estudios de microzonificación sísmica en las ciudades para localizar de mejor manera la amenaza, y para que las edificaciones que se construyan en esas zonas tomen en cuenta estos factores. Dichos estudios van a ser agregados a la Norma de Edificaciones Sismorresistentes a nivel nacional.Todas las edificaciones que se construyeron después de 1967 son más óptimas. Se mejoró la normativa y se está incluyendo para las nuevas edificaciones. Para las que ya existen se trata de tener un plan para su mejoramiento, comenzando por las escolares’’.
FUNVISIS
Funvisis es una institución que realmente se presenta en todos los lugares en donde se les solicita. Valery Sánchez, miembro del equipo de prensa, nos indica que asisten a 100% de las solicitudes que les hacen.
Madeleilis Guzmán fue una profesora que murió aplastada en el sismo de Cariaco. No murió de cualquier forma. No murió por la desesperación o por el miedo. Murió por salvar a dos estudiantes que se encontraban dentro de la edificación escolar. Ahora, en su honor, Funvisis imparte talleres de predicción en un espacio que lleva su nombre.
“Ahí nace el programa, ya con maestros, profesores dedicados a ello, que sintetizan la información de los investigadores, que se genera acá en Funvisis, para hacerla más digerible a la población en general. Comenzamos yendo a las escuelas (obviamente, nos dimos cuenta de que no íbamos a poder llegar a todos los alumnos). De allí pasamos a hacer a los maestros multiplicadores de esta información y también a los voluntarios de Protección Civil y a los bomberos en general’’.
Valery Sánchez, quien previamente nos había indicado el porcentaje de respuesta de Funvisis (100%, sin errores), mencionó algo que, según ella, poca gente conoce: que la institución tiene proyectos de formación, que pueden ser llevados por quien sea que los solicite a cualquier comunidad o empresa que necesite de la ayuda, y que esto se logra con la sola presentación de una carta de la entidad que organiza. Si se trata de una comunidad, el consejo comunal; si se trata de una residencia, la junta de condominio. Entre esas medidas de formación y prevención sísmica ofrecen servicios como la evaluación de las infraestructuras y la elaboración de planes de desalojo.
“A veces nos gustaría abarcar más espacios, incluso en medios de difusión masivos, pero sigue siendo un tema tabú. A nosotros, la generación de autoridades que ahora está a cargo de la administración pública, no se nos dio un taller de prevención sísmica en la escuela. No nos hablaron de la gestión de riesgo. De por qué se debe hacer gestión pública en esa materia. De por qué debemos hablar de estos temas todos los días. Aquí llueve todos los años, por ejemplo. De hecho, las lluvias generan más pérdidas materiales y humanas que las que podría ocasionar un sismo en 50 años. Sin embargo, tenemos que estar preparados porque un sismo supone un golpe muy fuerte en un solo instante. Las lluvias van acumulando el daño, entonces el presupuesto público va paliando esto. Es difícil recuperarse tanto moral como económicamente de un sismo. Es algo que hay que estar recordando constantemente’’.
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